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Papá pato - Poemas de Alejandrino Calvo



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Papá pato
Poema publicado el 16 de Septiembre de 2010

Cerquita de la laguna,
Oculto en un matorral,
Allí tenía su nidal,
Una familia patuna.
Y en una noche de luna,
Bajo un cielo despejado,
De un huevecito quebrado,
Anhelante de vivir,
De pronto empezó a salir,
Un patito remojado.

Pronto llegó la mañana,
El sol comenzó a alumbrar.
Pájaros se oían cantar,
Alegrando la sabana.
Se sentía la soberana,
Palpitación de la vida.
Una lombriz escondida,
Debajo de un limonero,
Asomó de su agujero,
Pero se escondió enseguida.

Pero volvamos al nido.
Donde el patito nació.
Ya su ropa se secó,
Y se ve muy bien vestido.
Sus plumas han adquirido,
Un amarillo brillante.
Y de manera elegante,
Le adornan negras manchitas,
Tiene alas pequeñitas,
Y un pico color diamante.

En el transcurso del día,
Se vieron patitos nuevos.
Al eclosionar mas huevos,
Que mamá pata tenía.
Y cada uno Salía
Parecido al anterior.
Plumas del mismo color,
Y a cómo iban naciendo,
Todos se iban reuniendo,
Con su hermanito mayor.

A la hora de la cena,
Apareció papá pato.
Traía un suculento plato
De delfín y de ballena.
Una canasta bien llena,
De langostas y cangrejos,
Y una lista de consejos,
Máximas, y reflexiones,
A fin de que sus pichones,
Lograran llegar a viejos.

Así que antes de cenar,
Abrazando a cada hijo,
Muy dulcemente le dijo,
Que se sentara a escuchar.
Y les comenzó a explicar,
Cosas que debían saber.
Mis hijos para comer?
Antes hay que trabajar.
Y si alguien quiere enseñar?
Primero debe aprender.


Hay que vivir muy conscientes
Del mundo que nos rodea.
Porque aunque nadie lo crea,
La mayoría de accidentes,
Si fuéramos Más prudentes,
No llegarían a ocurrir.
Bien podríamos prevenir,
Tropezones y caídas,
Y acciones mal dirigidas,
Que hacen llorar y sufrir.


Cuando salgan a jugar,
En compañía de otros patos?
Cuiden que esos dulces  ratos,
No se vayan a amargar.
A veces suele pasar ,
Que si perdemos un juego,
Al sentir herido el ego,
Y el orgullo de nosotros,
Ofendemos a los otros,
Para arrepentirnos luego.

Cuando vayan a lavar?
Alisten agua y jabón.
O para cualquier acción
Que vayan a realizar.
Es conveniente contar,
Con todo lo necesario.
El elemento primario
Para escribir? es la pluma.
Para hacer pompas? la espuma:
Para hablar? el diccionario.

Procuren ser cautelosos.
Sin pecar de prevenidos.,
Pues aunque existen bandidos?
Hay seres maravillosos.
Eviten andar ociosos,
Para arriba y para abajo.
Jamás tomen un atajo,
Queriendo cortar camino.
Forjen su propio destino,
Con entereza y trabajo.

Cultiven el buen humor.
Aprendan a contar chistes.
Jamás ni nunca estén tristes.
No den cabida al dolor.
Con un beso o una flor,
Expresen sus sentimientos.
Y si a veces hay momentos,
En que tengan que llorar?
No olviden que hay que olvidar,
Y volver a estar contentos.

Cuando haya una discusión,
Si alguien quiere ganar?
Entonces debe callar:
Y no hay más complicación.
La correcta aplicación,
De esta simple formulita,
Muchos problemas evita.
Pues  con la razón conviene,
Dársela a quien no la tiene,
Que es quien más la necesita.




Al hablar? no se deslicen.
No discurran a la loca.
Cada vez que abran la boca,
Midan muy bien lo que dicen.
Calculen y analicen,
Si lo que se va a enunciar,
Es útil para enseñar,
O posee alguna sustancia.
Y si no tiene importancia,
Es preferible callar.

Cepillen muy bien sus dientes.
No descuiden el aseo.
Porque no hay nada más feo?
Que los cuerpos mal olientes.
Sean afables y decentes.
Eviten ser pendencieros.
Cuiden de sus compañeros.
Brinden siempre una sonrisa.
Actúen sin pausa ni prisa.
Y sean siempre caballeros.

En las cosas del amor?
Hay que ser franco y sincero.
Porque el falso y traicionero?
Sale siempre perdedor.
Lo más justo y lo mejor,
Es ser honrado y cabal.
Y por regla general,
Nunca fingir el afecto.
La hipocresía es un defecto,
Que riñe con la moral.

Dice un cantor popular,
Que no hay que llegar primero.
Que a él le dijo un arriero,
Que había que saber llegar.
Nunca deben aplazar,
Lo que tengan por hacer.
Si es que quieren aprender?
Deben hacer las tareas.
Y explorar nuevas ideas,
En los campos del saber.

Como en toda reunión?
Nunca falta el distraído,
Alguien se quedó dormido,
Sin prestar gran atención.
Por aquella distracción?
Muy caro habría de pagar.
Porque claro, al no escuchar,
La conferencia completa,
No copió bien la receta,
Para aprender a nadar.

La comida se sirvió.
Y sentados a la mesa,
Con calma y delicadeza,
Cada patito cenó.
Después que todo acabó,
Mientras lavaban los platos,
Contaron breves relatos,
Que les hicieron reír.
Y feliz se fue a dormir,
Nuestra familia de patos.



Con el nuevo amanecer,
Despidiéndose muy bajo,
Papá se fue a su trabajo,
Como siempre solía hacer.
Pero aquel atardecer,
Algo raro sucedió.
Cuando el sol ya se ocultó,
Lejos en el occidente?
Comprobaron tristemente,
Que el pato no regresó.

Hubo tristeza en el nido.
Duelo llanto y conmoción.
Por la desaparición,
De alguien que era tan querido.
Pero ante un hecho cumplido,
Como el mismo lo dijera,
Hay que buscar la manera,
De olvidar lo que pasó,
La pata se preparó,
Para ser madre soltera.

Y asumió su deber,
Con alma vida y sombrero.
Al no estar su compañero?
Ella supo responder.
Barría si había que barrer.
Si había que planchar? planchaba.
Sus ganancias las gastaba,
En forma justa y cabal,
Y en una escuela formal,
Sus pichones educaba.

De sus hijos el mayor,
Era noble y obediente.
Siempre traia un, excelente.
O una mención de honor.
Cada gota de sudor,
Por su  mamá derramada,
Se veía bien compensada,
Con las notas que traía,
Y la pata se sentía?
Como madre realizada.

El patito distraído?
Aquel falto de consciencia,
El que en plena conferencia,
Un día se quedó dormido?
Su imperdonable descuido,
Lo condenó a fracasar.
Como no aprendió a nadar,
Ni a manejar la piragua?
Se ahogó en un vasito de agua,
Sin poderlo remediar.

No hay nada que mas taladre,
O cause mas desconsuelo?
Que ver rodar por el suelo,
Las lagrimas de una madre.
Un día que hablaban del padre,
La pata gimió y lloró.
Y aunque alguien la consoló
Sobándole la cabeza?
De un ataque de tristeza,
Mamá Pata se enfermó.


Cataplasmas de ternura.
Bebedizos de cariño.
La trataban como a un niño,
Para endulzar su amargura.
Pero no hallaban la cura,
Cada día estaba peor,
Y al fin un cisne doctor,
Desenredó el enredijo,
Y en su diagnostico dijo,
Que estaba enferma de amor



De su extraña enfermedad?
Nada podían entender.
Hasta que un atardecer,
Contó su triste verdad.
Dijo que la soledad,
La consumía lentamente.
Que aunque reía ante la gente?
Por dentro su alma lloraba.
Su corazón no olvidaba,
El pato que estaba ausente.

En busca de un curandero,
El hijo mayor salió.
Y vean lo que sucedió,
Mientras recorría el sendero.
Debajo del limonero,
Vio un granito de maíz,
Y se apresuró feliz ,
A tomar aquel bocado.
Pero  ¡sorpresa!, A su lado?
Allí estaba la lombriz.

El pato la iba a engullir,
Como era natural.
Pero el astuto animal?
Se le supo escabullir.
Lográndose introducir,
Adentro del agujero.
Y le dijo, caballero.
Si es que me quiere comer?
Más tarde lo puede hacer,
Pero escúcheme primero.

Este túnel que he cavado?
Atraviesa la montaña.
Y si el ojo no me engaña,
He visto allá al otro lado,
En casa de un hacendado,
Que es un hábil cazador,
Al lado del corredor,
Custodiada por un perro,
Una gran jaula de hierro?
Con un pato en su interior.

El joven se estremeció,
Al oír aquel relato.
Pues pensó en su “papá pato”,
Que un día desapareció.
Y en ese instante tomó,
Una determinación.
Y a su férrea decisión,
Puso voluntad de acero.
Ayudaría al prisionero?
A salir de su prisión.

A casa del hacendado,
De una vez se encaminó.
Pero nada resultó,
Conforme a lo planeado.
Según había calculado,
Seria jornada de un día.
Pero el pobre  no sabía,
Que escalar esa montaña,
Más que una increíble hazaña?
Era casi una utopía. 

Con cuerdas y con arneses,
Intentó ganar la cima.
Un árbol le cayó encima, 
Sufrió múltiples reveces.
Y naturalmente a veces,
Hasta se quiso rendir. 
Pero saco a relucir,
Una voluntad de hierro,
Y a lo más alto del cerro,
Exhausto logró subir.


Repuesto ya del sofoco,
Y conquistáda la cumbre?
Tal como era su costumbre,
Quiso acicalarse un poco.
Se bañó en agua de coco.
Usó hierbas bienolientes.
Y entre ideas recurrentes,
Unas buenas y otras malas?
De pronto vio que sus alas,
Ya eran grandes y potentes. 

Desde aquella gran altura,
Se podía ver todo el valle.
Y con lujo de detalle,
Su majestuosa hermosura.
Corriendo por la llanura,
Ríos se veían pasar.
Y allá a lo lejos el mar,
Como un mágico espejo,
En donde otrora su viejo,
Solía salir a pescar.

Después del breve recreo,
Contemplando aquel paisaje,
Debía continuar el viaje,
Pues no andaba de paseo.
Formando un fuerte aleteo,
Se quiso desperezar.
Y fue tal su aletear,
Con las dos alas al viento?
Que tuvo por un momento,
La sensación de flotar.


De esa intrincada montaña,
Sin pecar de exagerado,
Se podría haber despeñado?
El mismísimo hombre araña.
El pato dándose maña,
Quiso empezar  a bajar.
Y como era de esperar,
A punto se resbaló,
Y en el vacio comprobó,
Que ahora podía volar.

La experiencia de volar,
Y desafiar las alturas?
Fue de sus mil aventuras,
La más espectacular.
Se  dedicó a planear,
Por aquel límpido cielo.
Pero interrumpió su vuelo,
De repente al entender,
Que era tiempo de poner,
Sus patitas en el suelo.


Su verdadera misión?
Era liberar al preso.
Y justo pensando en eso,
Puso en marcha un plan de acción.
Y voló con precaución,
A las copas de un yarumo.
Desde allí se veía el humo,
Y a las viejas cocineras,
Preparando en sus hogueras,
Las viandas para el consumo.

Y entonces pudo escuchar,
Que las mujeres hablaban.
Que decían y comentaban,
Que un señor vendría a almorzar.
Y que había que preparar,
El más delicioso plato,
Lo discutieron un rato,
Y por fin quedó acordado?
Que el menú del invitado,
Llevaría carne de pato.

Procurando el aderezo,
La más vieja de las viejas,
Fue hasta la jaula de rejas,
Donde se encontraba el preso.
Pronto estuvo de regreso,
Con el condenado a muerte.
Ya estaba echada la suerte.
Papá pato? moriría.
Su pechuga adornaría,
En la mesa el plato fuerte.


Casi al instante fatal,
De rebanarle el pescuezo,
Ocurrió un raro suceso,
Y hubo confusión total.
Apareció un pato igual
Repartiendo picotazos.
Pellizcó piernas y brazos,
Y en la bronca que se armó,
El prisionero escapó,
Dando grandes aletazos.

Papá pato no sabía
Quien era aquel personaje?
Que con valor y coraje,
Con arrojo y gallardía,
Nuevamente lo ponía,
A vivir en libertad.
Y admirando su bondad,
Pensó que debía encontrarlo,
Y más que recompensarlo,
Ofrecerle su amistad.

El encuentro no tardó,
Pues ya a distancia segura,
Volando a su misma altura,
Su héroe apareció.
Con sus alas lo abrazó.
Mejor dicho se abrazaron.
De alegría  juntos lloraron,
Sin angustia ni  dolor,
Y para verse mejor,
En un árbol se posaron.

Se miraron fijamente,
Y en el alma sintió el viejo,
Como si fuera un espejo,
La imagen que tenía en frente.
Recordó sus años veinte,
Travesuras infantiles,
Y en añoranzas sutiles,
A su memoria llegaron,
Amores que iluminaron,
Sus auroras juveniles.

Después de lo sucedido,
Y  ya repuestos del susto,
Convinieron que era justo,
Volar de regreso al nido.
Mamá pata había sufrido,
Demasiado por su ausencia.
Su ya maltrecha existencia,
Poco a poco se extinguía,
Y que bien le sentaría,
Su gratísima presencia.



Fue así como acto seguido,
Remontaron las alturas.
Dos magnificas figuras,
Con enorme parecido.
Rato después en el nido,
Esposa, madre y hermanos,
Vieron dos puntos lejanos,
Que se movían en el cielo.
Y hubo entonces gran revuelo,
Cuando estuvieron cercanos.

Es el, gritó la mamá
Al  reconocer al hijo.
Y otra patita dijo,
Y  viene con mi papá.
De ahí en adelante ya.
Todo fue rumba y festejo,
Tanto el joven como el viejo,
Fueron homenajeados,
Cómodamente sentados,
Brindaron con vino añejo.

Mamá pata revivió.
Volvió a ser la misma de antes.
Con taconeos elegantes,
Fue quien mas lo  celebró.
Papá pato le entregó,
Una rosa y un jazmín.
Y así en medio del festín,
Todo el mundo divertido,
Yo les digo complacido,
Que el cuento llegó a su fin. 

ALEJANDRINO CALVO SANGUINO.
COLOMBIA. 2009.


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