Infancia medular
Poema publicado el 30 de Noviembre de 2011
amamántame luna con tus dos pezones menguantes
como se angosta la arena al atravesar tu sombra
mira como se escapan los ríos al abrir mis manos
algo debe pasar para que esto ocurra así, de pronto
como si lo transparente de tu caminar se caiga
ponme un enjambre de luciérnagas para verte
de perfil, así de simple la hosca caricia del rayo
que lenta traza tus facciones como si te dibujara
méceme niebla corpórea, red infinita tejida con las alas
de las mariposas que mueren volando en libertad
aproxímate lentamente, muerde mis carrillos yertos
de frío, traza en tu sombra translúcida algunos cauces
que me sirvan de sendero impoluto y nubes lechosas
que de tanto ser lágrimas recurrieron al tacto animal
estacionado en rasgados pulsos húmedos y frescos
captura aquel parto donde nos vimos frente a frente
espejos líquidos que me devuelven aquello que no fui
una isla desierta, un árbol sin raíces, una madeja sin hilos
pero, que misterio se esconde en estas tus manos frías
que me ligan a todos los amaneceres seguidos de noches
a este absurdo vagar por la piel palpando tus latidos
ya no hay campanas de vidrio sobre el azul sereno y cruel
de cada sueño inesperado y frágil flotando en pulsos
imaginarios, infancia ¿cuándo comencé a habitarte?
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Poema publicado el 30 de Noviembre de 2011
amamántame luna con tus dos pezones menguantes
como se angosta la arena al atravesar tu sombra
mira como se escapan los ríos al abrir mis manos
algo debe pasar para que esto ocurra así, de pronto
como si lo transparente de tu caminar se caiga
ponme un enjambre de luciérnagas para verte
de perfil, así de simple la hosca caricia del rayo
que lenta traza tus facciones como si te dibujara
méceme niebla corpórea, red infinita tejida con las alas
de las mariposas que mueren volando en libertad
aproxímate lentamente, muerde mis carrillos yertos
de frío, traza en tu sombra translúcida algunos cauces
que me sirvan de sendero impoluto y nubes lechosas
que de tanto ser lágrimas recurrieron al tacto animal
estacionado en rasgados pulsos húmedos y frescos
captura aquel parto donde nos vimos frente a frente
espejos líquidos que me devuelven aquello que no fui
una isla desierta, un árbol sin raíces, una madeja sin hilos
pero, que misterio se esconde en estas tus manos frías
que me ligan a todos los amaneceres seguidos de noches
a este absurdo vagar por la piel palpando tus latidos
ya no hay campanas de vidrio sobre el azul sereno y cruel
de cada sueño inesperado y frágil flotando en pulsos
imaginarios, infancia ¿cuándo comencé a habitarte?
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