Gesticulaciones
Poema publicado el 02 de Mayo de 2017
El decreto fue firmado;
cuatro individuos entrados en años
de ganchudas narices sellaron el papel
a la luz de velas, con lacre derretido,
en el semiderruido galpón que fuera fábrica.
Luego las cuatro figuras salieron,
cumplida su misión,
agazapadas en la oscuridad,
y se perdieron en la noche.
Visité sin problemas, ya con luz de sol,
el local del kindergarten,
pero cuando quise ver a algún ex compañero,
el decreto me cerró el paso.
El susodicho me explicó la situación
desde la penumbra del interior de su casa,
a través de la ventana,
con enérgicas gesticulaciones de brazos y manos,
sin emisión de voz, no debiste afirmar
lo de la parte de forma y la parte de fondo.
Nadie me dificultó en las semanas siguientes
el acceso a los demás antiguos locales
que jalonaron mi poca ciencia;
siempre encontré a algún ex compañero
parado en las cercanías con elevadas estaturas;
les hablé, me contestaron
con las mismas gesticulaciones de aquel primero.
Pero, ¿dónde quedan las aventuras que pasamos?;
agitaron el papel por única respuesta,
¿dónde quedan los recuerdos?
Ví a uno de los viejos de narices ganchudas;
había estado escuchando, me miró de reojo
y se retiró con su estilo agazapado.
Lo encontré a la vuelta de la esquina;
había empequeñecido; temblaba mucho;
me tomó del brazo izquierdo; me miró a los ojos;
debo decir que comprendí su lenguaje
con toda perfección.
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Poema publicado el 02 de Mayo de 2017
El decreto fue firmado;
cuatro individuos entrados en años
de ganchudas narices sellaron el papel
a la luz de velas, con lacre derretido,
en el semiderruido galpón que fuera fábrica.
Luego las cuatro figuras salieron,
cumplida su misión,
agazapadas en la oscuridad,
y se perdieron en la noche.
Visité sin problemas, ya con luz de sol,
el local del kindergarten,
pero cuando quise ver a algún ex compañero,
el decreto me cerró el paso.
El susodicho me explicó la situación
desde la penumbra del interior de su casa,
a través de la ventana,
con enérgicas gesticulaciones de brazos y manos,
sin emisión de voz, no debiste afirmar
lo de la parte de forma y la parte de fondo.
Nadie me dificultó en las semanas siguientes
el acceso a los demás antiguos locales
que jalonaron mi poca ciencia;
siempre encontré a algún ex compañero
parado en las cercanías con elevadas estaturas;
les hablé, me contestaron
con las mismas gesticulaciones de aquel primero.
Pero, ¿dónde quedan las aventuras que pasamos?;
agitaron el papel por única respuesta,
¿dónde quedan los recuerdos?
Ví a uno de los viejos de narices ganchudas;
había estado escuchando, me miró de reojo
y se retiró con su estilo agazapado.
Lo encontré a la vuelta de la esquina;
había empequeñecido; temblaba mucho;
me tomó del brazo izquierdo; me miró a los ojos;
debo decir que comprendí su lenguaje
con toda perfección.
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