La chica con quien bailé
Poema publicado el 09 de Septiembre de 2013
A pocas horas del regreso bailaba en la noche en aquél país
con la chica que conociera poco antes, se había apartado
del grupo de amigas y amigos, hubo desde un comienzo
intercambio de sutiles ondas que podían sentirse y casi verse
si existe el amor a primera vista, ese lo habrá sido, se puede asegurar
hasta en el baile congeniábamos, el ritmo estaba en nuestra sangre
tengo que decirte adiós, le dije al fin, no debo perder el avión,
compromisos importantes me aguardan, nos comunicaremos
pero cómo, si no me acordé de pedirle sus datos, ni tan siquiera
su nombre, ella me sujetaba fuertemente del brazo, pierde lo que sea,
agregó algo acerca de lo que entendía por vida, vibraciones recorrían
nuestros cuerpos, era como si nos conociéramos de mucho tiempo,
como si hubiésemos pasado juntos por calles desoladas en noches tristes
los músculos de mi rostro denunciaban mis sentimientos, nudo en la garganta,
adiós, el batir de las olas contra las rocas parecía agregar dramatismo,
vivo en la alameda, sus brazos me soltaron, un beso rozó nuestros labios,
lágrimas brillaban, pasando el boulevar, no hay forma de equivocarte,
lo siento, perdóname, ya en el avión seguía el nudo en la garganta, debo
bajarme, dije levantándome del asiento, pero ya comenzaba el carreteo; ¡adiós,
muchacha de bellos ojos! ¡adiós ritmo alegre de aquel país!
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Poema publicado el 09 de Septiembre de 2013
A pocas horas del regreso bailaba en la noche en aquél país
con la chica que conociera poco antes, se había apartado
del grupo de amigas y amigos, hubo desde un comienzo
intercambio de sutiles ondas que podían sentirse y casi verse
si existe el amor a primera vista, ese lo habrá sido, se puede asegurar
hasta en el baile congeniábamos, el ritmo estaba en nuestra sangre
tengo que decirte adiós, le dije al fin, no debo perder el avión,
compromisos importantes me aguardan, nos comunicaremos
pero cómo, si no me acordé de pedirle sus datos, ni tan siquiera
su nombre, ella me sujetaba fuertemente del brazo, pierde lo que sea,
agregó algo acerca de lo que entendía por vida, vibraciones recorrían
nuestros cuerpos, era como si nos conociéramos de mucho tiempo,
como si hubiésemos pasado juntos por calles desoladas en noches tristes
los músculos de mi rostro denunciaban mis sentimientos, nudo en la garganta,
adiós, el batir de las olas contra las rocas parecía agregar dramatismo,
vivo en la alameda, sus brazos me soltaron, un beso rozó nuestros labios,
lágrimas brillaban, pasando el boulevar, no hay forma de equivocarte,
lo siento, perdóname, ya en el avión seguía el nudo en la garganta, debo
bajarme, dije levantándome del asiento, pero ya comenzaba el carreteo; ¡adiós,
muchacha de bellos ojos! ¡adiós ritmo alegre de aquel país!
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