Racimo de flores frescas
Poema publicado el 14 de Abril de 2012
Todo lo que creo ahora,
viene de tu albatro errante,
viene de tus agujeros negros,
y de tus horas silentes,
de tus aventuradas creencias
y de tus noches sahumadas con nardos
y fragantes pétalos de violetas tersas.
Todo viene de tu ayer,
y de hoy nada, de esa nada como brisa
que sopla, que deambula y que ahora es nada...
todo viene de un murmullo
y de unos pálidos arrullos
de marioneta y niña,
en tus brazos de nodriza
y miel de ulmo.
Hasta ahora viene conmigo
todo el saber idílico,
y todo el gallardo pasado
de mis días contigo,
y todas tus noches en vela
las llevo surcadas en mi ombligo,
que en tu regazo de felpa, me dabas abrigo;
fuimos valientes entonces,
audaces y acertivos.
Y aquí estás ahora
dentro de mí como un libro,
que cada vez que entristezco,
y desfallezco ante el perverso silencio,
me voy en busca de tus ojitos que
me daban cariño, a las páginas de hechizo,
para recordar tus consejos,
tus abrazos y acertijos.
Te amé entonces demasiado,
sin saberlo siquiera,
porque a mi manera,
te adoraba y te adoraba, mientras
crecía mi esencia,
y veía mi cuerpo alargarse dentro
de tus quimeras,
como vástago y como racimos
de flores frescas.
Y ahora vuelo por los valles,
por rincones y praderas,
por las lunas y las tierras
donde sembraste la semilla buena,
por donde fue quedando todo tu estampa
y tu ciencia,
toda tu voz de agasajo y tus ácidas grescas,
toda tu bullada estela que con dulzura
y sigilo no merma, porque es eterna...
(BennyOnisso_20111202)
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 14 de Abril de 2012
Todo lo que creo ahora,
viene de tu albatro errante,
viene de tus agujeros negros,
y de tus horas silentes,
de tus aventuradas creencias
y de tus noches sahumadas con nardos
y fragantes pétalos de violetas tersas.
Todo viene de tu ayer,
y de hoy nada, de esa nada como brisa
que sopla, que deambula y que ahora es nada...
todo viene de un murmullo
y de unos pálidos arrullos
de marioneta y niña,
en tus brazos de nodriza
y miel de ulmo.
Hasta ahora viene conmigo
todo el saber idílico,
y todo el gallardo pasado
de mis días contigo,
y todas tus noches en vela
las llevo surcadas en mi ombligo,
que en tu regazo de felpa, me dabas abrigo;
fuimos valientes entonces,
audaces y acertivos.
Y aquí estás ahora
dentro de mí como un libro,
que cada vez que entristezco,
y desfallezco ante el perverso silencio,
me voy en busca de tus ojitos que
me daban cariño, a las páginas de hechizo,
para recordar tus consejos,
tus abrazos y acertijos.
Te amé entonces demasiado,
sin saberlo siquiera,
porque a mi manera,
te adoraba y te adoraba, mientras
crecía mi esencia,
y veía mi cuerpo alargarse dentro
de tus quimeras,
como vástago y como racimos
de flores frescas.
Y ahora vuelo por los valles,
por rincones y praderas,
por las lunas y las tierras
donde sembraste la semilla buena,
por donde fue quedando todo tu estampa
y tu ciencia,
toda tu voz de agasajo y tus ácidas grescas,
toda tu bullada estela que con dulzura
y sigilo no merma, porque es eterna...
(BennyOnisso_20111202)
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.