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Chulucanas en mi recuerdo - Poemas de Carlos Guaylupo Seminario



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Categoría: Poemas de Amistad
Chulucanas en mi recuerdo
Poema publicado el 25 de Noviembre de 2014

Chulucanas en mi recuerdo

Ahora que ya he caminado
Tres de las cuatro partes,
(¡qué vanidad la mía!)
De mi azarosa vida.
Ahora que me falta un paso,
Tal vez dos, nadie lo sabe,
Para voltear la esquina final,
Miro, con recelo, para atrás,
Hasta con miedo, diría yo,
Y se agolpan golpeando
Sin piedad mi cerebro
Mil y más esquinas,
Rectas, torcidas,
Alegres, tristes,
Grandes y desvencijadas,
Pequeñas y jacarandosas,
Acariciadas y bien amadas
En mi caminar feliz de vida.
Esquinas, al fin,

Recurro a las notas amarillas
De mi memoria gris, que
Alegre me trae recuerdos
De variado color y sabor,
De la Plaza de Armas,
De la chacra del tío Nico,
Del camión “Galgo” de Sigi,
De la canchita en falda de cerro,
Con los Cordovitas al centro
En el arco y adelante también.
Qué tiempos aquellos, ¿verdad?
Claveteando cabeceras y
Robando ciruelas, rojas o verdes,
Lo que importaba era la emoción
De burlar al sargento guardián.

Recuerdo la mesa para planchar
De la tía Elsita, inmóvil y paciente
Al centro del amplio patio,
De la casa grande de la Ica.
Que para no tener arruga
Ni en la mica ni en el lompa
Soportaba el trajinar y presión
De la plancha roja a carbón.
Para luego, apurados y con hambre
Mi primo Oswaldo y yo
A la Plaza con disimulado trote
Prontito queríamos llegar.

Las tertulias pueblerinas
Y sin trascendencia con Nacho,
Con Yul, que luego de 40 y más años
supe que de pila se llamó Víctor Raúl,
Sus hermanos y hermanas,
Entre menores y mayores
Con piel de mil colores,
Donde había muñecas
Espigadas, anchas, chatas y altas.
Pelirrojos, gringos y pelo negro también.
Una gran familia con Mosas, Hadas,
Camuchas, Pelas y Cecilias.
Todos al fin, conocían el entrevero,
Rubios puros y mezclados también.

Recuerdo la Arequipa de la tía Reyde,
Con los once de Heráclito Calle.
La Lambayeque de la tía Ela,
Y la guitarra romántica del tío Lucho,
La de Miguelina y su diminuto snack,
La Ayacucho de la tía Aurora,
Donde china de risa jamás asomaba
Aunque sin perder la esperanza
Miraba la esquina para verla llegar,
y siempre de siempre ¡nada!,
Sólo Fernando asomaba.
Disimulando y angustiado
Veía la medianoche llegar
Sin poderla ver jamás,
Guardada en celo y por celos.

Recuerdo las caminatas mañaneras
A las chacras de amistades buenas,
Que sin trago ni droga visitamos
Para en la tarde como fugitivos,
A casa volver con fruta por demás.
La una y la otra y ¿quién más?
Aprieto y esfuerzo mi memoria
Comprendiendo una vez más
Que el tiempo no perdona jamás.

Recuerdo a Hugo y su moto 125,
Al Negro Arévalo y a Julio Sosa,
A Coqui, Ite, Pelao y al otro Pelao,
Margarita de la calle Lima
Con apellido de origen español,
Que por esas cosas de la vida
Tampoco la dejaban salir.
¡Que ventura o desventura la mía!,
Me hubiera quedado en la tierra
Del limón, del mango,
Y de las buenas mujeres buenas.
¿Qué sería de mí y de mis genes?
Pero Dios sabe hacer las cosas
Y lo que hace lo hace bien.
No hay arrepentimiento,
Aunque, cada que me solazo
Cierro mis ojos y esbozo
Una sonrisa cuidadoso y,
Mi memoria cómplice y feliz
Me regresa alegre a la Plaza,
A las chacras, a las Bajadas de Reyes,
A las fiestas de los “blancos”
A las mejores de las “no blancas”,
A los chistes interminables de Pablito,
Al cintura de “catre” de Ramón Calle,
O a la “potra” León y tantos otros
Que hoy y ahora aunque quiera
No aparecen en mi memoria.
Y será, es de suponer, que
Cada vez estoy más cerca,
Al igual que tú, de la esquina final.
La que doblas sin querer
Y no podrás volver jamás.


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