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Huésped de ultratumba - Poemas de Carlos Ignacio



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Huésped de ultratumba
Poema publicado el 29 de Mayo de 2012

Deja primero presentarme,
para empezar decentemente,
soy un espectro amable,
sin un corazón latiente.

Todos ellos son familiares míos,
de color insípido usamos trajes,
no bebemos agua de ríos,
somos muertos sin nadie que nos ampare.

Permíteme darte la bienvenida,
nuestro hogar también será el tuyo,
si llega a correr riesgo tu vida,
nos volveremos a ver en el otro mundo.

Te pido no espantarte por favor,
cuando mires que estamos volando,
será extraño vivir en nuestra mansión,
pero tus miedos podrás controlarlos.

Mucho cuidado cuando vayas a dormir,
que aquí todos tienen hambre de raptar,
a tu alma mientras vaga por ahí,
y así ellos podrán resucitar.

Haz abierto el más grande portal,
que va más allá de la imaginación,
lo hacemos llamar confusa realidad,
que para tí es llamado otra dimensión.

Aquí tenemos velas y fogatas,
seis ángeles pintados en la pared,
un jardín repleto de hadas,
cosas que en tu otra vida no podrás ver.

Aquí está prohibido el sufrimiento,
pero tampoco podrás reír,
nunca volverás a tener tormento,
y dejarás de ser feliz.

Ya no pondrás tus ojos al Sol,
para que las lágrimas puedan secar,
las llagas que el pasado te causó,
en sólo un instante cerrarán.

Hay un espíritu tocando el arpa,
evita ponerle toda tu atención,
pues se dice que si lo escuchas te atrapa,
su música es carnada de tentación.

Serás nuestro eterno invitado,
viniste aquí para ya nunca volver,
dile adiós al mundo humano,
te trasformaremos en un nuevo ser.

Tenemos un estilo de vida muy diferente,
aquí no hay milagros ni casualidad,
las consecuencias son lo único existente,
es la perfecta regla de la equidad.

Este es un mundo con más elegancia,
aquí los seres tienen modales,
todos los entes que habitan la casa,
son espectros sobrenaturales.

Los días que no veas llover,
el cielo naranja se pondrá,
cuando no llegue el atardecer,
la noche te acompañará.

Nuestros cuerpos carecen de vida,
y de los espíritus fuimos despojados,
no hay con qué disfrazar las heridas,
de lo más profundo nos han desterrado.

Tenemos identidades desconocidas,
sin alas somos capaces de volar,
no volveremos ya nunca a la vida,
el castigo será la eternidad.

Pareces algo cansado,
toma mi tumba para que reposes bien,
yo te estaré susurrando,
cuando llegue la hora de ver.

Mientras esperaremos más gente como tú,
veré quién será el siguiente en marchar,
alguien que también quiera la plenitud,
y confundió creyendo que aquí la iba a encontrar.


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