Juntos otra vez
Poema publicado el 29 de Mayo de 2012
Salir a las calles no me haría tanto bien,
todos iban en pareja y yo caminaba solo,
quedarme en sombras no va a doler,
prometo, olvidaré mis penas de algún modo.
Tengo la mala costumbre de dañarme con tu recuerdo,
y al salir la luna comienza mi calamidad,
sé muy bien que tú ya estás muy lejos,
aunque te llore jamás regresarás.
Aquella noche la nombré tantas veces,
grité a los vientos que la haría feliz,
dándole mas de lo que merece,
si se quedaba ella junto a mi.
Nunca creí volver a mirarla,
hasta que mis ojos vieron lo contrario,
yo me quedé sin palabras,
con el corazón palpitando.
Ella regresó de la muerte,
cuando me escuchó suplicar,
tan bella como siempre,
su vestido blanco no dejó de brillar.
Me miró dulcemente a los ojos,
y susurrante empezó a decir,
"si en verdad soy tu todo,
irás conmigo lejos de aquí."
Era imposible negarme a su mandato,
pues a nadie más yo adoraba,
su ausencia durante los últimos años,
hicieron que en papel la inmortalizara.
Le mostré poemas que compuse,
y varios escritos de dolor,
hoy no veremos luces,
pero haremos que arda el sol.
La esperanza de aquel hombre pudo renacer,
aún muerta de su novia se enamoró,
prometió acompañarla donde quiera que esté,
dijo que daría todo, incluso el corazón.
Te seguiré donde sea que me lleves,
a un paraíso o la perdición,
yo siempre podré mantenerme,
si me dejas escuchar tu voz.
Entre sombras extendió sus labios,
resbalaron lágrimas de las mejillas,
mi querida estuvo a punto del llanto,
había esperado tanto ese día.
Me dio la mano mientras sonreía,
sería el principio de nuestra eternidad,
su caricia fue helada y fría,
sus ojos esferas de cristal.
Preguntó si estaba yo seguro,
le dije que mi alma fue sincera,
me pidió entonces que caminara a su lado,
y a pesar de todo, jamás me detuviera.
Así se fueron alejando poco a poco,
entre pasos lograron desaparecer,
ambos desvanecieron en polvo,
en tinieblas dejaron su merced.
Ella había vuelto de la muerte,
para llevarse a su eterno amante,
se han condenado por siempre,
ya no hay nada que los separe.
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Poema publicado el 29 de Mayo de 2012
Salir a las calles no me haría tanto bien,
todos iban en pareja y yo caminaba solo,
quedarme en sombras no va a doler,
prometo, olvidaré mis penas de algún modo.
Tengo la mala costumbre de dañarme con tu recuerdo,
y al salir la luna comienza mi calamidad,
sé muy bien que tú ya estás muy lejos,
aunque te llore jamás regresarás.
Aquella noche la nombré tantas veces,
grité a los vientos que la haría feliz,
dándole mas de lo que merece,
si se quedaba ella junto a mi.
Nunca creí volver a mirarla,
hasta que mis ojos vieron lo contrario,
yo me quedé sin palabras,
con el corazón palpitando.
Ella regresó de la muerte,
cuando me escuchó suplicar,
tan bella como siempre,
su vestido blanco no dejó de brillar.
Me miró dulcemente a los ojos,
y susurrante empezó a decir,
"si en verdad soy tu todo,
irás conmigo lejos de aquí."
Era imposible negarme a su mandato,
pues a nadie más yo adoraba,
su ausencia durante los últimos años,
hicieron que en papel la inmortalizara.
Le mostré poemas que compuse,
y varios escritos de dolor,
hoy no veremos luces,
pero haremos que arda el sol.
La esperanza de aquel hombre pudo renacer,
aún muerta de su novia se enamoró,
prometió acompañarla donde quiera que esté,
dijo que daría todo, incluso el corazón.
Te seguiré donde sea que me lleves,
a un paraíso o la perdición,
yo siempre podré mantenerme,
si me dejas escuchar tu voz.
Entre sombras extendió sus labios,
resbalaron lágrimas de las mejillas,
mi querida estuvo a punto del llanto,
había esperado tanto ese día.
Me dio la mano mientras sonreía,
sería el principio de nuestra eternidad,
su caricia fue helada y fría,
sus ojos esferas de cristal.
Preguntó si estaba yo seguro,
le dije que mi alma fue sincera,
me pidió entonces que caminara a su lado,
y a pesar de todo, jamás me detuviera.
Así se fueron alejando poco a poco,
entre pasos lograron desaparecer,
ambos desvanecieron en polvo,
en tinieblas dejaron su merced.
Ella había vuelto de la muerte,
para llevarse a su eterno amante,
se han condenado por siempre,
ya no hay nada que los separe.
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