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Una última voluntad. - Poemas de Carlos Ignacio



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Una última voluntad.
Poema publicado el 04 de Septiembre de 2012

Llanto I: Al cerrar los ojos

Estoy en esta delgada brecha,
Donde ya no será mi decisión,
Quedarme o tocar la puerta,
Seguir, o darle punto a este guión.

Si el cielo llora es por mi ausencia,
Si ustedes lo hacen será de dolor,
Lo peor apenas comienza,
Tengan listo el llanto y decepción.

No sabré cómo ni cuándo,
Pero la hora está muy pronta a llegar,
Un coro de ángeles me llamará con su canto,
Y entonces dormiré una eternidad.

Tantos días que se han vivido en el pasado,
Mis risas quedarán impregnadas en sus mentes,
Si logran escucharme al haber soñado,
Más fuerte se convertirá su presente.

No es mi intención robarles la dicha,
Conmigo sólo llevo toda su calamidad,
Varias voces me avisan,
Que mis ojos muy pronto se cerrarán.

El frío empieza a abrazar mi piel lentamente,
Me acaricia y me quiere adormecer,
Pues ya sabe perfectamente,
Que si cedo a su brazo moriré.

Llanto II: La cama de madera

Puedo ver sus rostros llenos de tristeza,
Se acercan y comienzan a llorar,
En sus cuerpos ya vive la pena,
Pasará algún tiempo para poderla olvidar.

Un cuarteto de velas cubren mi cama,
Y queman al compás de su arrepentir,
El sudor es la cera que derraman,
Ellas cantan con calor a nuestro fin.

Ni el fuego de la mecha logra poner mi alma cálida,
La intensidad de sus dolores me entumecieron,
El cuerpo se queda, lo demás es un ánima,
Y por debajo de ustedes yo a todos veo.

Han traído flores a hacerme compañía,
Un par de súplicas mandan al cielo azul,
No desesperen que no es tanta mi lejanía,
Pues aún sigo durmiendo en éste ataúd.

Ahora sólo les quedará mi nombre,
Quisiera, mas no puedo volver,
Aunque los gritos aquí sobren,
Será imposible intentar otra vez.

No deseo ser la espina que los haga sangrar,
Sonrían y yo estaré en paz,
Descansen sus ojos ahogados en pena,
Y así descanso a mi me darán.

Llanto III: De Despedida

Y qué si sepultan mi piel?,
Yo siempre viviré dentro de ustedes,
No quiero verlos estremecer,
No estando en estas frías paredes.

Lloren por sus almas,
Que la mía a salvo está,
Lloren por lo que claman,
Que todos se condenarán.

Ya hemos llegado a mi nuevo hogar,
Donde la palidez pinta las flores,
El sendero que varios nunca verán,
Es hoy donde dormirán mis dolores.

Me hundiré con mi cama en lo más profundo,
Ahí yo jamás los voy a olvidar,
Seré el recuerdo de muchos,
Y un amargo para los que siempre me querrán.

Es hora y ya no habrá marcha atrás,
Es hora y tendrán que dejarme reposar,
El reloj nunca les miente,
Las manecillas anuncian el final.

De un momento vivido a otro fatal,
De sueños por la noche a una pesadilla,
Aquí nos volveremos todos a encontrar,
Mientras tanto traigan flores amarillas.


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