Nunca lo vi, ni escuché ni sentí
Poema publicado el 03 de Octubre de 2010
Durante ese misterioso septiembre
lo empecé a sentir.
Una guerra comenzó dentro de mi.
Pocos tolerarían un comienzo así.
Pero algo me decía que él era para mi.
Nunca lo vi.
Nunca lo escuché.
Nunca lo sentí.
Los vientos de octubre fueron ilusión.
El príncipe ante mi rostro
con su beso me hechizó.
Lo vi.
Lo escuché.
Lo sentí.
Sus manos me invadieron
como si estuviera en prisión.
No podía salir.
No podía razonar.
No podía llorar.
El frío noviembre fue traición.
El caballero tenía su dama.
Y yo era su esclava.
Esclava de su amor,
pesadilla con horror.
Lo vi.
Lo escuché.
Lo sentí.
Noche tras noche quería soñar
que toda mi vida la comenzaba a soltar.
De mi peor pesadilla no podía escapar.
Aun seguían los cuchillos clavados en mi.
Cuando diciembre llegó
en los brazos del príncipe no quise estar.
Yo era un pedazo de carne
listo para deshechar.
Mi conciencia no podía reaccionar.
Las alas que me dió
no me dejaban volar.
Ni mi conciencia ni el príncipe
me supieron valorar.
Yo perdí y él también.
Mis alas quedaron deshechas.
Pánico y miedo me invadió.
El príncipe de mi mente se perdió.
No lo vi.
No lo escuché.
No lo sentí.
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 03 de Octubre de 2010
Durante ese misterioso septiembre
lo empecé a sentir.
Una guerra comenzó dentro de mi.
Pocos tolerarían un comienzo así.
Pero algo me decía que él era para mi.
Nunca lo vi.
Nunca lo escuché.
Nunca lo sentí.
Los vientos de octubre fueron ilusión.
El príncipe ante mi rostro
con su beso me hechizó.
Lo vi.
Lo escuché.
Lo sentí.
Sus manos me invadieron
como si estuviera en prisión.
No podía salir.
No podía razonar.
No podía llorar.
El frío noviembre fue traición.
El caballero tenía su dama.
Y yo era su esclava.
Esclava de su amor,
pesadilla con horror.
Lo vi.
Lo escuché.
Lo sentí.
Noche tras noche quería soñar
que toda mi vida la comenzaba a soltar.
De mi peor pesadilla no podía escapar.
Aun seguían los cuchillos clavados en mi.
Cuando diciembre llegó
en los brazos del príncipe no quise estar.
Yo era un pedazo de carne
listo para deshechar.
Mi conciencia no podía reaccionar.
Las alas que me dió
no me dejaban volar.
Ni mi conciencia ni el príncipe
me supieron valorar.
Yo perdí y él también.
Mis alas quedaron deshechas.
Pánico y miedo me invadió.
El príncipe de mi mente se perdió.
No lo vi.
No lo escuché.
No lo sentí.
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.