Carlitos (cuento)
Poema publicado el 18 de Abril de 2015
Carlitos (una historia real)
Por circunstancias de la vida, Carlitos quedó solo cuando corría el año 2014. Sin tener a dónde ir, el lugar donde se sintió más acompañado fue la escuela. Allí nadie lo conocía y pasaba desapercibido. Estaba en alguna clase y salía al patio. Poco a poco se hizo tomar cariño y los niños lo llamaron Carlitos.
Él es conocido en toda la ciudad. Va todos los días a clase; llega temprano a desayunar y cuando toca la campana entra al salón. Todos lo respetan y él se comporta excelentemente. Cuando llega la hora del recreo le pide comida a los compañeros y juega con ellos. Luego forma fila y va al salón nuevamente.
Cuando toca la campana a la hora de salir, va a la puerta del comedor. Si bien no entra, forma con los demás compañeros. Come algo que le den y espera al otro turno. Si hay un acto, un festival o actividades especiales, siempre está ahí formando con los demás.
Lo han querido sacar y llevarlo a otro lugar pero él vuelve. Hace vida social; va a la cancha, al parque, al gimnasio, a la iglesia, a actos públicos y a clases de inglés particular. Recuerdo verlo en la iglesia sentado cerca del obispo, o corriendo detrás de una pelota. En todos lados está.
Si quieres conocerlo ven a Sauce, en el departamento de Canelones, Uruguay. ¡Pero ojo! no busques a un niño, porque Carlitos aunque no lo creas, es un perro.
Mtro. Darío Cirigliano Zitto
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Poema publicado el 18 de Abril de 2015
Carlitos (una historia real)
Por circunstancias de la vida, Carlitos quedó solo cuando corría el año 2014. Sin tener a dónde ir, el lugar donde se sintió más acompañado fue la escuela. Allí nadie lo conocía y pasaba desapercibido. Estaba en alguna clase y salía al patio. Poco a poco se hizo tomar cariño y los niños lo llamaron Carlitos.
Él es conocido en toda la ciudad. Va todos los días a clase; llega temprano a desayunar y cuando toca la campana entra al salón. Todos lo respetan y él se comporta excelentemente. Cuando llega la hora del recreo le pide comida a los compañeros y juega con ellos. Luego forma fila y va al salón nuevamente.
Cuando toca la campana a la hora de salir, va a la puerta del comedor. Si bien no entra, forma con los demás compañeros. Come algo que le den y espera al otro turno. Si hay un acto, un festival o actividades especiales, siempre está ahí formando con los demás.
Lo han querido sacar y llevarlo a otro lugar pero él vuelve. Hace vida social; va a la cancha, al parque, al gimnasio, a la iglesia, a actos públicos y a clases de inglés particular. Recuerdo verlo en la iglesia sentado cerca del obispo, o corriendo detrás de una pelota. En todos lados está.
Si quieres conocerlo ven a Sauce, en el departamento de Canelones, Uruguay. ¡Pero ojo! no busques a un niño, porque Carlitos aunque no lo creas, es un perro.
Mtro. Darío Cirigliano Zitto
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