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Iba contigo y no lo compartí - Poemas de David Perez Pol



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Iba contigo y no lo compartí
Poema publicado el 17 de Noviembre de 2015

Iba contigo y no lo compartí.
Ver y no ver como desaparece Santa María della Salute.
La línea 4 del vaporetto cruza la noche
rasgando los valles de agua, el mercurio negro,
atizando, cortando como un cuchillo romo
lo pantanoso y lo sucio,
cargado de personas accidentales y de insectos voladores
que, más ó menos instantáneamente, morirán carbonizados.
Zozobrados, tu y yo, cada uno
a su manera locamente siniestra,
por el empecinamiento de los Palazzos
arrebujados en todas las orillas
bandonea sin recapacitar su navegación instintiva
y un asmático bronquido surge de sus motores aguardentosos.
Malamente alumbrados emergen como fantasmas necrófilos,
sombríos, cenicientamente principescos el Palazzo Balbi,
el Grimaldi, Cà Pesaro, Vendramin-Calergi
y Wagner inmortal y muerto, el mármol blanco,
pórticos y pináculos se abalanzan y me hieren
mientras en tu pecho
se alberga la esperanza
por eso recuestas tu cuerpo moreno y dulce
en mi espalda, por eso y para preservarte
del viento caliente y húmedo,
de los mosquitos y de los turistas.
El Canal Grande. Estoy impresionado y tú también lo estás
pero lejos el uno del otro. Hemos cruzado el Ponte Rialto.
Se lo debemos a la marquesa de Ferrara
que mató con su famosa prestancia, prestancia, prestancia.
Se lo debemos
por eso nos cogeremos del brazo
rescatándonos de los escombros
en un ritual que recitamos como el colegial en apuros
esconde la mirada.
En esta ciudad de lagunas muertas, de corruptos canales,
hay la obligación y tú me la impones
de amarse, de aprehenderse, de ser feliz,
de rescatar pasión y fuego, porque las crónicas atestiguan
que la belleza alumbra belleza.
Yo sólo veo la muerte portando un quinqué.
Gatos mestizos funámbulos,
perdida la cuenta de las vidas perdidas,
bostezando en las cúpulas barrocas,
en el pórtico oriental del Cà de Oro,
en los contrafuertes renacentistas de Corner-Spinelli.
Todos los azules,
casi, casi todos los carmines y el Ponte de los Suspiros
separando el cielo del infierno, lo terrenal de lo muy terrenal.
Debería susurrarte disparates al oído
depositar los dedos precisos en tu nuca donde hallarían
el cobijo sereno de los cabellos negros
y lacios y en lugar de eso
obsesiono la mirada en luces deformes y fantasmales
que bailan y gimen
reflejadas sus almas en el agua sólida y arrugada de los canales.
Esperas. Estamos en San Marcos.
Esperas tomando un café al son de violines y bostezos.
Esperas el beso amoroso, la caricia templada...
y yo no puedo darte nada que se le parezca.
Gentlemanes de sombrero y bufanda blanca
salen torcidos de casinos secretos.
Se huele la muerte.
La ciudad se hunde y todos nosotros con ella.


del libro "El libro de las tentativas"


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