El triste vuelo de una paloma
Poema publicado el 20 de Noviembre de 2013
(Rima)
Un día alzó su vuelo una triste palomita,
Asaeteada y herida en sus hermosas alas,
De los crueles cazadores con influencias malas,
Voló hacia una tierna y dulce lomita.
Logró escapar de los crueles cazadores,
Se paró en su loma en un radiante pinar,
Cantaba en su melodía su triste trinar,
Desangrada y adolorida en sus dolores.
Pero continuó su vuelo, aquel no era su hogar,
Voló por un despeñadero en su triste sendero,
Sin imaginarse, entró en un triste lindero,
Buscando la cura, ¿quién se la podría dar?
Salió a hallar descanso en un hermoso jardín,
Alguien oyó el trinar de una terrible tristeza,
Era una anciana que con toda su destreza,
Salía a regar su hermoso jazmín.
La triste paloma cayó moribunda al suelo,
Aquella vieja mujer se compadeció de ella,
La miró como una estrella,
Prefirió darle consuelo.
La tomó en sus manos y le echó aceite,
Le dio de su medicina,
La sustentó con vitaminas,
Y le dio su amor ferviente.
Al pasar el tiempo; la paloma fortalecida,
Cantaba pero no con su triste trinar,
Voló pero no con el vuelo de su peregrinar,
Pues su herida fue vencida.
Pero un día menos esperado,
La anciana la tomó en sus brazos,
Muy fuerte la tomó en su regazo,
Y la dejó volar en libertad,
¡Qué triste despedida! ¿Verdad?
Pero la paloma no se quiso marchar,
Sino que aquel viejo jardín fue su hogar,
Donde no habían saetas de ferocidad.
Aquí se acabó el triste vuelo de una paloma,
Ahora canta de felicidad,
En una humilde vecindad,
De pájaros en sus flores de aroma.
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Poema publicado el 20 de Noviembre de 2013
(Rima)
Un día alzó su vuelo una triste palomita,
Asaeteada y herida en sus hermosas alas,
De los crueles cazadores con influencias malas,
Voló hacia una tierna y dulce lomita.
Logró escapar de los crueles cazadores,
Se paró en su loma en un radiante pinar,
Cantaba en su melodía su triste trinar,
Desangrada y adolorida en sus dolores.
Pero continuó su vuelo, aquel no era su hogar,
Voló por un despeñadero en su triste sendero,
Sin imaginarse, entró en un triste lindero,
Buscando la cura, ¿quién se la podría dar?
Salió a hallar descanso en un hermoso jardín,
Alguien oyó el trinar de una terrible tristeza,
Era una anciana que con toda su destreza,
Salía a regar su hermoso jazmín.
La triste paloma cayó moribunda al suelo,
Aquella vieja mujer se compadeció de ella,
La miró como una estrella,
Prefirió darle consuelo.
La tomó en sus manos y le echó aceite,
Le dio de su medicina,
La sustentó con vitaminas,
Y le dio su amor ferviente.
Al pasar el tiempo; la paloma fortalecida,
Cantaba pero no con su triste trinar,
Voló pero no con el vuelo de su peregrinar,
Pues su herida fue vencida.
Pero un día menos esperado,
La anciana la tomó en sus brazos,
Muy fuerte la tomó en su regazo,
Y la dejó volar en libertad,
¡Qué triste despedida! ¿Verdad?
Pero la paloma no se quiso marchar,
Sino que aquel viejo jardín fue su hogar,
Donde no habían saetas de ferocidad.
Aquí se acabó el triste vuelo de una paloma,
Ahora canta de felicidad,
En una humilde vecindad,
De pájaros en sus flores de aroma.
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