Solitario como el mar!
Poema publicado el 11 de Agosto de 2014
Camino en la inmensidad de la nada, el recuerdo lejano de un sol abrazador y sofocante de horas atrás se ha esfumado, todavía se sienten las huellas en la piel de su calor, pero se disipa en mis pensamientos; encuentro la paz en la soledad relativa, en esa presencia inconsciente de mi mismo, de la arena en mis pies, de las estrellas que se ven lejanas pero se sienten próximas, haciéndote compañía; me recuesto, hundo mi cabeza en la arena, mi mirada deja de ser panorámica y encuentra un foco de atención: la luna... prendo un cigarrillo, me relajo, el humo sale de mis labios y mi mente comienza a imaginar... siempre me ha cautivado el esplendor de la luna, tan lejana, tan perfecta, tan mística... dejo de ser yo para ser desierto, el desierto deja de ser desierto para volverse mar, porque yo soy mar, soy mar!, y el agua se mece al ritmo de mis caderas, a veces suave y a veces impetuoso... el mar se enamora de la luna, y las olas crecen y su marea sube y sube queriendo alcanzarla; el mar se sabe solitario y la luna inalcanzable, pero no dejan de intentar, la luna me seduce con su luz con su centro de gravedad que me arrastra a la sublime locura. De vez en cuando alguien navega entre mis olas, pero nadie conoce la profundidad de mis abismos; no se puede encerrar al mar porque el mar es libre, va y viene, viene y va, sin dejar de ser mar, y a veces se permite soñar que se encuentra con la luna... pero el mar se sabe solitario y la luna inalcanzable.
EOAM
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 11 de Agosto de 2014
Camino en la inmensidad de la nada, el recuerdo lejano de un sol abrazador y sofocante de horas atrás se ha esfumado, todavía se sienten las huellas en la piel de su calor, pero se disipa en mis pensamientos; encuentro la paz en la soledad relativa, en esa presencia inconsciente de mi mismo, de la arena en mis pies, de las estrellas que se ven lejanas pero se sienten próximas, haciéndote compañía; me recuesto, hundo mi cabeza en la arena, mi mirada deja de ser panorámica y encuentra un foco de atención: la luna... prendo un cigarrillo, me relajo, el humo sale de mis labios y mi mente comienza a imaginar... siempre me ha cautivado el esplendor de la luna, tan lejana, tan perfecta, tan mística... dejo de ser yo para ser desierto, el desierto deja de ser desierto para volverse mar, porque yo soy mar, soy mar!, y el agua se mece al ritmo de mis caderas, a veces suave y a veces impetuoso... el mar se enamora de la luna, y las olas crecen y su marea sube y sube queriendo alcanzarla; el mar se sabe solitario y la luna inalcanzable, pero no dejan de intentar, la luna me seduce con su luz con su centro de gravedad que me arrastra a la sublime locura. De vez en cuando alguien navega entre mis olas, pero nadie conoce la profundidad de mis abismos; no se puede encerrar al mar porque el mar es libre, va y viene, viene y va, sin dejar de ser mar, y a veces se permite soñar que se encuentra con la luna... pero el mar se sabe solitario y la luna inalcanzable.
EOAM
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.
