Necesidad de ausencia y presencia
Poema publicado el 23 de Febrero de 2015
Necesidad de su ausencia, necesidad nunca antes experimentada-por lo menos no de tal magnitud-. A la vez amaría su presencia, no en estas condiciones, en las que un beso me hace pensar que ella aún lo siente, pero que en el fondo grita con desesperación que todo ha terminado. Las ansias de alejarse sobran-quizá escasean- pero su sonrisa agridulce, su rostro angelical, su piel de terciopelo exquisita al tacto, sus labios inexplicablemente compatibles, que en conjunto combinan perfectamente con cada palabra, cada mirada, cada caricia, cada beso... y no me dejan huir. En la alborada me ilusiona su mirada... en las noches se apaga mi luz y se enciende intermitente la de él. El viento sopla sin cesar queriendo decirle que por favor se detenga, que el mundo no se creó para curar sus heridas desgarrando la piel del prójimo, que el tiempo se encargará de ello.
Es inútil continuar alimentado la hoguera que un día resplandecía imponente, ya hace mucho que se esfumaron las brasas que mantenían su amor encendido, amor que quemó, y cuyas cicatrices perdurarán.
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Poema publicado el 23 de Febrero de 2015
Necesidad de su ausencia, necesidad nunca antes experimentada-por lo menos no de tal magnitud-. A la vez amaría su presencia, no en estas condiciones, en las que un beso me hace pensar que ella aún lo siente, pero que en el fondo grita con desesperación que todo ha terminado. Las ansias de alejarse sobran-quizá escasean- pero su sonrisa agridulce, su rostro angelical, su piel de terciopelo exquisita al tacto, sus labios inexplicablemente compatibles, que en conjunto combinan perfectamente con cada palabra, cada mirada, cada caricia, cada beso... y no me dejan huir. En la alborada me ilusiona su mirada... en las noches se apaga mi luz y se enciende intermitente la de él. El viento sopla sin cesar queriendo decirle que por favor se detenga, que el mundo no se creó para curar sus heridas desgarrando la piel del prójimo, que el tiempo se encargará de ello.
Es inútil continuar alimentado la hoguera que un día resplandecía imponente, ya hace mucho que se esfumaron las brasas que mantenían su amor encendido, amor que quemó, y cuyas cicatrices perdurarán.
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