Una noche febril
Poema publicado el 20 de Agosto de 2016
Agua bendita del cielo vino a bendecir
un gran amor, puro y cristalino.
Tus manos se posaron en mi pecho
trayendo a mi corazón consuelos.
Y tus labios como lluvia de febrero
mojaron mis labios entonces resecos.
Todo floreció una noche febril,
primero mi corazón, luego las estrellas,
después la luna y por último la música;
todo fue un cotejo que anuncio
el inevitable nacimiento de este gran amor.
Todo nació una noche febril...
después de tanto tiempo volvimos a reír
y volvimos a creer en el amor
porque la felicidad volvió a nacer
sepultado al vacío que acompaña al dolor.
Todo nació una noche febril,
tu vida la mía, todo en brazos de un amor
que curo muchas heridas.
Agua bendita, del cielo, vino a bendecir
a nuestras almas para regar tu vientre
y darle vida así al niño que ya nació,
fortaleciendo los lazos de este gran amor.
Agua bendita, del cielo, vino a bendecir
una vez más a este amor, y
en tu vientre le dio vida a un nuevo sol
para consolidar aquella vieja promesa
que hubo entre los dos... para no morir
jamás; pues jamás muere el amor.
Todo nació una noche de febrero
mi corazón, tu corazón... y el amor
más puro, más bello y más sincero.
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 20 de Agosto de 2016
Agua bendita del cielo vino a bendecir
un gran amor, puro y cristalino.
Tus manos se posaron en mi pecho
trayendo a mi corazón consuelos.
Y tus labios como lluvia de febrero
mojaron mis labios entonces resecos.
Todo floreció una noche febril,
primero mi corazón, luego las estrellas,
después la luna y por último la música;
todo fue un cotejo que anuncio
el inevitable nacimiento de este gran amor.
Todo nació una noche febril...
después de tanto tiempo volvimos a reír
y volvimos a creer en el amor
porque la felicidad volvió a nacer
sepultado al vacío que acompaña al dolor.
Todo nació una noche febril,
tu vida la mía, todo en brazos de un amor
que curo muchas heridas.
Agua bendita, del cielo, vino a bendecir
a nuestras almas para regar tu vientre
y darle vida así al niño que ya nació,
fortaleciendo los lazos de este gran amor.
Agua bendita, del cielo, vino a bendecir
una vez más a este amor, y
en tu vientre le dio vida a un nuevo sol
para consolidar aquella vieja promesa
que hubo entre los dos... para no morir
jamás; pues jamás muere el amor.
Todo nació una noche de febrero
mi corazón, tu corazón... y el amor
más puro, más bello y más sincero.
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.
