2 votos
1 visitas/día
5574 dias online

Ella - Poemas de Francisco Alvarez



Poemas » francisco alvarez » ella




Ella
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

Desnúdenme tus manos lentamente
sobrenadando senos y caderas,
y desliza tus dedos diligente
entre botones, lazos, cremalleras.
              
Mira mis ojos y ábreme la blusa,
y descuelga los pechos prisioneros,
que mi deseo nada te rehusa,
y ellos son del deseo mensajeros.
              
Se abren a ti como dos rosas tiernas,
esperando la lengua en los pezones,
y percibo temblores en mis piernas,
y un aire abrasador en los pulmones.
              
No hay en mi ofrecimiento ambigüedades,
va a ti sin desvergüenza o timidez,
y aunque con tinte de frivolidades,               
parece siempre la primera vez.

Besa con humedad mi boca hambrienta,               
y haz que ambas lenguas jueguen en contacto,
no ha de haber nada a lo que no consienta ,
mía es la voluntad, tuyo es el acto.
              
En la espalda hay insólitos caminos
que mi mano jamás ha transitado,
y de tus dedos brotan remolinos
erizando la piel de mi costado.
              
En breve y delicada sacudida
mis hombros de la blusa se desprenden;
semidesnuda estoy, y enardecida,
y alzo los brazos, que hacia ti se extienden.
              
Detente brevemente en la cintura,
rodéame en caricias circulares,
y explora el resto de mi arquitectura,
con paso franco a todos mis lugares.
              
Cae la falda a los pies..., al fin desnuda...
Qué libertad e independencia siento.
No queda en mí vacilación ni duda,
sólo serenidad..., y atrevimiento.
              
Están mis ojos en tus ojos fijos,
y tus manos me arropan insistentes;
suaves contactos causan regocijos,
lentas fricciones llegan más frecuentes.
              
Aproxímate más, cúbreme entera,
encadéname a ti, y abre mi rosa,
dame un beso total, de tal manera
que resulte en fusión voluptuosa.
              
Quédate en pie y recibe el doble abrazo,
y al rodear tu cuerpo con mis piernas,
introduce tu furia de un zarpazo
anegando mis cámaras internas.
              
El ímpetu, el gemido y los sudores
me dirán que soy tuya y eres mío;
seremos mutuamente posesores,
como el cauce y las aguas en el río.
              

              

El
              
Hay en tu rostro un gesto de embeleso
al ajustar tu mano mi corbata;
y me encuentro vestido con exceso
al ver tu desnudez bajo la bata.
              
De repente me asaltan intenciones
que sacuden la fibra del sentido,
y que encajan en las incitaciones
que el brillo de tus ojos me ha tendido.
              
Sin vacilar, toma hoy la iniciativa
y traduce en acciones la sonrisa,
que tu mano sensual y decisiva
me arranque la corbata y la camisa.
              
Deslízame los dedos sobre el pecho,
y extiéndete a la espalda suavemente;
mi instinto levantado está al acecho,
todo mi voluntad te lo consiente.
              
Hoy serás tú quien todo lo decida,
seré el juguete, y tú serás quien juegue,
tendrás autoridad indefinida
y no encontrarás nada que te niegue.
              
Ya el cinturón se siente relajado,
y tu contacto excita mi impaciencia,
siento el impulso desencadenado,
pero a él, no a ti, he de hacerle resistencia.
              
Es tu oportunidad, es tu momento,
será tu desnudez junto a la mía,
tus caricias tendrán el ritmo lento
de inevitable, espléndida agonía.
              
Y aunque te exija que me lo aceleres,
no escuches mi clamor ni mi quejido,
habré de recibir lo que me dieres,               
cuando, como y en donde hayas querido.

Siento tus manos descendiendo lentas
y tú también te inclinas y desciendes,
y a mi virilidad la boca enfrentas,
y una violencia emocional enciendes.
              
Ese beso profundo y penetrante,
me acerca a ti de singular manera;
y aunque no puedo verlo en tu semblante,
percibo toda tu pasión entera.
              
Tus manos en mi piel clavan crispadas
las uñas, que de sangre se revisten;
flota tu pelo en nuevas oleadas,               
los labios y la lengua no desisten.

Qué catarata de placer provocas
volcándose en caída resonante,
tal la furia del mar contra las rocas…               
Qué maravilla poder ser tu amante.

Y al fin las aguas, blancas de la espuma,               
tras la caída, avanzan en el río;
siento en la mente el sueño de la bruma,               
y en el cuerpo el postrer escalofrío.

Levántate y abrázame, cariño,               
yace conmigo en silenciosa calma,
manténme en tu regazo como a un niño,               
y toma posesión de cuerpo y alma.





¿Pudiera decirnos en que categoría ubicaría este poema?

Amor
Amistad
Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San Valentín o
      Día de los Enamorados
Poemas del Día de la Mujer
Poemas del Día de las Madres
Poemas del Día de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
Otra Categoría
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.




 Compartir
Redes sociales
Facebook Twitter Google Bookmark MySpace Fresqui Meneame