Ya no te sirvo
Poema publicado el 21 de Enero de 2013
YA NO TE SIRVO
Ya no te sirvo, eso me has dicho, sin inmutarte
Es que te da mucha soberbia quizás por tu belleza
Si yo te hubiese buscado aún en la realeza
No habría encontrado mejor mujer para amarte
Complací tus apetencias dándote un buen cobijo
Esculpí tu nombre para repetirlo constantemente
Me abracé a tu cintura para sentir el alijo
De tu aliciente y ternura amándonos tiernamente
Te prendí un sol de oro en mi mente entusiasmada
Para sentir tu calor dentro de mi alma toda
De tus ojos desprendí arroyuelos en cascada
Para probar a qué sabe una penita dorada
Te vestí de joyas para adornar más tu hermosura
Dejando sobre tu piel prendidas mis ansiedades
Me arrobé de tus encantos con frenesí y locura
Sin pretexto se quedaron los años y las edades
Con ímpetu impenetrable siempre te amé y te adoraba
Los sentidos de tu cuerpo todos quedaban contentos
Los orgasmos que tuviste a ti te reverenciaban
Eran la casta respuesta de una entrega sin lamentos
Te santifiqué, te endulcé, te di pasión y clemencia
Nunca hubo una disculpa ni avatares que entorpezcan
Tú fuiste la primera en saber que mi demencia
Dependía de tu belleza y nada más que se parezca
GONZALO MERINO PEREZ
Doctor en leyes, poeta, novelista
De mis poemario “Cuesta Arriba”
Con un saludo.
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Poema publicado el 21 de Enero de 2013
YA NO TE SIRVO
Ya no te sirvo, eso me has dicho, sin inmutarte
Es que te da mucha soberbia quizás por tu belleza
Si yo te hubiese buscado aún en la realeza
No habría encontrado mejor mujer para amarte
Complací tus apetencias dándote un buen cobijo
Esculpí tu nombre para repetirlo constantemente
Me abracé a tu cintura para sentir el alijo
De tu aliciente y ternura amándonos tiernamente
Te prendí un sol de oro en mi mente entusiasmada
Para sentir tu calor dentro de mi alma toda
De tus ojos desprendí arroyuelos en cascada
Para probar a qué sabe una penita dorada
Te vestí de joyas para adornar más tu hermosura
Dejando sobre tu piel prendidas mis ansiedades
Me arrobé de tus encantos con frenesí y locura
Sin pretexto se quedaron los años y las edades
Con ímpetu impenetrable siempre te amé y te adoraba
Los sentidos de tu cuerpo todos quedaban contentos
Los orgasmos que tuviste a ti te reverenciaban
Eran la casta respuesta de una entrega sin lamentos
Te santifiqué, te endulcé, te di pasión y clemencia
Nunca hubo una disculpa ni avatares que entorpezcan
Tú fuiste la primera en saber que mi demencia
Dependía de tu belleza y nada más que se parezca
GONZALO MERINO PEREZ
Doctor en leyes, poeta, novelista
De mis poemario “Cuesta Arriba”
Con un saludo.
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