El fantasma del puente de madera
Poema publicado el 19 de Febrero de 2010
Descanso mis pasos sin descanso
sobre el endeble puente de madera
que se encuentra agitado por las enredaderas,
como la enredadera de nuestra vida.
La cañada se percibe gárrula y cantarina,
las flores esparcen sus aromáticos efluvios
y por doquier su manto bulle en infinitas espirales
que aterciopelan las pieles ancestrales
de los invisibles allí presentes.
En el extremo mas alejado del puente
como un ectoplasma, apareces, quimérica y utópica
fantasmal y aureolada.
En tanto, y sorpresiva, como cernida por un cedazo celestial,
la lluvia cae y se mezcla con el viento
y golpea tu áurea faz,
solo para que de cada gota que se desintegre
brote, fugaz y efervescente un arco iris de colores.
Llevas en las manos una flor de tristeza
que se abre cuando el llanto del cielo empieza,
luego me miras y sonríes como nunca antes;
los diamantes de tu boca
destellan cual luciérnagas noctámbulas
que derrochan luz entre los árboles.
A tu paso el puente de madera se estremece
Y vibra de pasión...
Todo es una poesía tan natural como el aire que circula
y que no está hecha solo de palabras,
también de sentimientos almibarados
por la dulzura de tu mística piel.
El puente de madera sabe de tus cosas y las mías,
por eso erupciona en sus entrañas
y se mece al vaivén de tus sedosos y vaporosos pasos.
Te acercas,
miro tus ojos soñadores y de fuego
que me miran desafiantes
y un éxtasis me llena
como el murmullo lisonjero del agua al pasar,
luego como la obra de un maestro prestidigitador desapareces
y entonces el endeble puente de madera
queda silenciado por las enredaderas,
como la enredadera de nuestra vida.
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Poema publicado el 19 de Febrero de 2010
Descanso mis pasos sin descanso
sobre el endeble puente de madera
que se encuentra agitado por las enredaderas,
como la enredadera de nuestra vida.
La cañada se percibe gárrula y cantarina,
las flores esparcen sus aromáticos efluvios
y por doquier su manto bulle en infinitas espirales
que aterciopelan las pieles ancestrales
de los invisibles allí presentes.
En el extremo mas alejado del puente
como un ectoplasma, apareces, quimérica y utópica
fantasmal y aureolada.
En tanto, y sorpresiva, como cernida por un cedazo celestial,
la lluvia cae y se mezcla con el viento
y golpea tu áurea faz,
solo para que de cada gota que se desintegre
brote, fugaz y efervescente un arco iris de colores.
Llevas en las manos una flor de tristeza
que se abre cuando el llanto del cielo empieza,
luego me miras y sonríes como nunca antes;
los diamantes de tu boca
destellan cual luciérnagas noctámbulas
que derrochan luz entre los árboles.
A tu paso el puente de madera se estremece
Y vibra de pasión...
Todo es una poesía tan natural como el aire que circula
y que no está hecha solo de palabras,
también de sentimientos almibarados
por la dulzura de tu mística piel.
El puente de madera sabe de tus cosas y las mías,
por eso erupciona en sus entrañas
y se mece al vaivén de tus sedosos y vaporosos pasos.
Te acercas,
miro tus ojos soñadores y de fuego
que me miran desafiantes
y un éxtasis me llena
como el murmullo lisonjero del agua al pasar,
luego como la obra de un maestro prestidigitador desapareces
y entonces el endeble puente de madera
queda silenciado por las enredaderas,
como la enredadera de nuestra vida.
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