El amor virtual
Poema publicado el 15 de Noviembre de 2008
El amor virtual
Amo a una mujer genial,
salvo que no la veo.
Sólo espío su sonrisa
en la única imagen que poseo.
Cuando tengo que imaginarla
lucho entre el exceso pueril
y el defecto anticipándome
a la desilusión.
Valoro sus encantos que
provienen de su voz
pero ahora no puedo desearla
porque no conozco su apariencia,
ni su perfume.
Jamás estuve tan cerca de sus ojos
como un cíclope. Sin embargo seré rey
mientras esté bajo la égida de su alma y
sclavo cuando reine su cuerpo.
No espero una crítica
de mi obrar en la vida,
me será suficiente
con que a ella no le guste.
Si es así me pondré triste,
no por haberme equivocado
sino por la jueza que me tocó.
En el camino que inicié para encontrarme
con ella no puede haber timidez.
Necesito del arrojo
si quiero abrevar en su río.
La furia si anhelo la paz.
La lucha si busco el reposo.
La calma si estoy harto del descanso
y el insomnio por tantas horas dormido.
Me intriga pensar
si a lo que alaba en mi ausencia
no lo condenará con ligereza
al estar a mi lado.
No puedo herirla porque no está presente,
tampoco acariciarla.
Si Pedro pudo negar al Cristo tres veces
antes de que cante el gallo, yo puedo
negarla mil veces hasta el amanecer.
Si luego consigo reencontrarla
me perdonaré mi negligencia.
Si no lo consigo, transformaré el destino.
No me perdería el hallarla,
sólo por haberla perdido.
Me he prometido que las verdades duras
de confesar las diré cuando estemos juntos
y pueda ver brillar la piedad en sus ojos.
Una verdad sin piedad no me interesa
y si me encuentro con un exceso de verdad,
estoy dispuesto a resignarla.
He aprendido que lo que aumenta el saber,
aumenta el dolor.
En cuanto a ti, amada mía,
sé sincera pero no me digas toda la verdad
ni me cuentes los detalles, ni te explayes,
ni hables demasiado.
Yo seré prudente en las preguntas, es más,
no haré ninguna.
Igual será muy difícil que el pasado sea
disimulado por largo tiempo.
Sin esperanza ni temor, dirijo la mirada a
la persona ausente.
Sin embargo, espero que el tiempo de espera
pase lo más rápido posible hasta que llegue
lo que ha de ocurrir.
Hugo Finkelstein
Sitio Web: www.hugofinkelstein.com.ar
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Poema publicado el 15 de Noviembre de 2008
El amor virtual
Amo a una mujer genial,
salvo que no la veo.
Sólo espío su sonrisa
en la única imagen que poseo.
Cuando tengo que imaginarla
lucho entre el exceso pueril
y el defecto anticipándome
a la desilusión.
Valoro sus encantos que
provienen de su voz
pero ahora no puedo desearla
porque no conozco su apariencia,
ni su perfume.
Jamás estuve tan cerca de sus ojos
como un cíclope. Sin embargo seré rey
mientras esté bajo la égida de su alma y
sclavo cuando reine su cuerpo.
No espero una crítica
de mi obrar en la vida,
me será suficiente
con que a ella no le guste.
Si es así me pondré triste,
no por haberme equivocado
sino por la jueza que me tocó.
En el camino que inicié para encontrarme
con ella no puede haber timidez.
Necesito del arrojo
si quiero abrevar en su río.
La furia si anhelo la paz.
La lucha si busco el reposo.
La calma si estoy harto del descanso
y el insomnio por tantas horas dormido.
Me intriga pensar
si a lo que alaba en mi ausencia
no lo condenará con ligereza
al estar a mi lado.
No puedo herirla porque no está presente,
tampoco acariciarla.
Si Pedro pudo negar al Cristo tres veces
antes de que cante el gallo, yo puedo
negarla mil veces hasta el amanecer.
Si luego consigo reencontrarla
me perdonaré mi negligencia.
Si no lo consigo, transformaré el destino.
No me perdería el hallarla,
sólo por haberla perdido.
Me he prometido que las verdades duras
de confesar las diré cuando estemos juntos
y pueda ver brillar la piedad en sus ojos.
Una verdad sin piedad no me interesa
y si me encuentro con un exceso de verdad,
estoy dispuesto a resignarla.
He aprendido que lo que aumenta el saber,
aumenta el dolor.
En cuanto a ti, amada mía,
sé sincera pero no me digas toda la verdad
ni me cuentes los detalles, ni te explayes,
ni hables demasiado.
Yo seré prudente en las preguntas, es más,
no haré ninguna.
Igual será muy difícil que el pasado sea
disimulado por largo tiempo.
Sin esperanza ni temor, dirijo la mirada a
la persona ausente.
Sin embargo, espero que el tiempo de espera
pase lo más rápido posible hasta que llegue
lo que ha de ocurrir.
Hugo Finkelstein
Sitio Web: www.hugofinkelstein.com.ar
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