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Todos como uno - Poemas de Ignacio Álvarez Fernández



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Todos como uno
Poema publicado el 17 de Marzo de 2010

Como todos los inocentes,
Que no vieron la tempestad,
Como todos los valientes,
Que se perdieron en la amistad.

Como todos aquellos locos,
Que arreglaron el mundo con su locura,
Como todos los cuerdos,
Que no supieron controlar su mesura.

Como aquel pobre ciego,
Que mata con su bastón las voces,
Que sus oídos le guardan,
Acumulando visibles roces.

Como el mundo dando traspiés,
Girando sin poder ver,
Como el cielo con tanto poder,
Tiene el infierno cruzado a través.

Como las nubes del fumador,
Como el soldado de honor,
Matándose poco a poco,
¿Aquí quien está más loco?

Como las miradas del sordo al mudo,
Pidiéndole tranquilidad,
Como los versos de aquel forzudo,
Rezando que no le vean llorar.

Como todas aquellas gentes,
Que en sus casas pueden verse,
Como todas otras gentes,
Que solo les queda el quererse.

Como el niño que ha enfermado,
Que su interior llenó con banquetes,
Como la madre a su lado,
“Criada, diviértele con sus juguetes”.

Como el niño fronterizo,
Que nunca tuvo comida ni alegrías,
Como la madre que quiso,
Que por la boca no se le fuera la vida.

Todos son todos,
Todos son muchos,
Todos son pocos,
Todos son uno.

Como aquel que defiende su hacienda,
A fuerza de usar la fuerza,
Como el que le vende la fuerza,
Y en domingo sus pecados enmienda.

Como el jefe de la naturaleza,
Aquel que todo el mundo reza,
No me deja ver entre la maleza,
Que la sociedad defiende con fiereza.

Como aquel obsoleto vagabundo,
Que solo ve la vida pasar,
Como al que le parece nauseabundo,
Pero tiene miedo a mirar.

Como el nómada,
Que se detiene en cada sociedad,
Como el sedentario,
Que corre para olvidar.

Como el auténtico mercenario,
Que decide cuando irse,
Como el militar con horarios,
Al que le ordenan como vestirse.

Todos son grandes,
Todos son pequeños,
Todos son fuertes,
Todos son uno.

Como el que mira tras su ventana,
Casi tocando el cielo,
Como el que mira desde el suelo,
Sin hacer nunca diana.

Como el joven solitario,
Que hace amigos a balazos,
Como el compañero siempre fiel,
Que le da almuerzos, nunca abrazos.

Como el insolente marido,
Que comete pecados,
Como la mujer llorando,
Que su corazón ha partido.

Como el otro marido,
Que otros pecados comete,
Como la mujer gritando,
Que contra ella arremete.

Como el indiferente viandante,
Que observa la escena,
Como los ojos de la mujer,
Pidiendo ayuda con su condena.

Como la S.M.I.,
Muy querida en todo lugar,
Como los que sufren de verdad,
Con vanas esperanzas para quitar el pesar.

Como el discípulo sacristán,
Que en vez de soluciones reales,
Como el pedazo de pan,
Que parece magia para sus males.

Como el gran mago,
Que intenta ilusionar,
Sonriendo aquel niño,
Al que solo pudo engañar.

Como el viajero viajante,
Que admira desde el tren,
Las paradas de la vida,
Sin tocar jamás un andén.

Como los reyes con maletines,
Allá en sus altas torres,
Como el peón de ese ajedrez,
Que vive temiendo que lo borren.

Como las familias que no tienen nada,
Más que sus numerosos bienes,
Como aquel que no posee morada,
Y en su corazón todo lo tiene.

Todos vivos,
Todos muertos,
Todos juntos,
Todos uno.

Como el A.A.,
Que ve su barco naufragar,
Como la copa que le acompaña,
Que le engaña para volver a navegar.

Como el solitario abuelo,
Perdido entre todos esos diarios,
Como los diarios hechos personas,
Abandonados por los más solitarios.

Como todos los reos,
Que ansían amistad,
Como el guardia amigo,
Que alivia su pesar.

Como el norteño,
Que mira con superioridad,
Como el sureño,
Que extraña libertad.

Como los poemas del observador,
Que describen lo que yo he escrito,
Como las armas del adolescente,
Que no esperan un grito.

Como los asesinos sin pudor,
Derramando sangre roja,
Como las mujeres dando dolor,
Pisando dignidad como hojas.

Como el causante del daño,
Que no teme repercusiones,
Como la que lo ha sufrido,
Que ha perdido las ilusiones.

Como el hombre asustado,
Por la mujer amada,
Como los que buscan ducado,
Para tejer su morada.

Todos atemorizantes,
Todos temerosos,
Todos galantes,
Todos separados,
Todos unidos,
Todos contratados,
Todos ungidos,
Todos con pecados,
Todos como todos,
Todos como uno.


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