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El país de nunca jamás - Poemas de Ignífera Incandescente



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Categoría: Poemas de Amor
El país de nunca jamás
Poema publicado el 31 de Octubre de 2020

Otra vez, vuelves a doler.
Me fui pensando que sería la última
y como las 50 veces anteriores,
me equivoqué.
Aún estaba para ti, si llamabas a mi puerta.

Mi peor enemiga soy yo.
Mi mente y mi corazón se mantienen en un eterno combate de egos.
Una lucha para ejercer la fuerza y decidir quién toma el control de las palabra sobre mi.

Mi mente,
está cansada
de mostrarme en forma de pesadillas todas las veces que me dejaste llorando.
Harta,
de nublarse con la inseguridad
y el miedo que me has inyectado.
A veces, se confunde
y hasta quiere rendirse.
Lleva acumuladas demasiadas derrotas en las batallas jugadas.
Se levanta herida,
cada día más débil
pero su tesón le impulsa a no abandonar.
Dice que no todo está perdido,
que algún día ganará la guerra,
pero corazón es un rival difícil.

Si es que siempre he sido más visceral
y juega con ventaja.
Es un tramposo.

Corazón,
casi siempre tiene el "as" de ganar,
pero el karma no perdona
y hace de las suyas.
En esta vida todo se paga,
no es justo jugar con ventaja,
apuesta al rojo combinado con el blanco
y acaba perdiendo el doble.
Cada vez está más sordo, ciego
incluso podría decir que ya no escucho su voz.
Se ha quedado mudo
de gritar tanto tu nombre.
Seco, de llorarte hasta la madrugada.
Roto, de ofrecerte su confianza e ilusión y ver que juegas con ellas a tus anchas.
Es como un niño pequeño,
fuiste su héroe tantos años,
te admiraba,
pensar en ti le sacaba una sonrisa,
le tranquilizabas,
le ayudabas a dormir
y le dabas fuerzas para afrontar cada mañana.
Estaba loquito por tus huesos,
delgadito,
pero el día que te fuiste se quedó tan desolado que dijo que sería como Peter Pan.
No quiso aceptar tu perdida
y el mundo de los mayores, donde hay que aprender a aceptarla,
no estaba hecho para él.

Preferí,
y digo "preferí" porque corazón, otra vez, había ganado la guerra y yo era su portavoz,
guardar en una cajita tu recuerdo,
lo feliz que nos habías hecho en el país de nunca jamás.
Nunca crecería y nunca te irías de nosotros.

Pero el tiempo no pasa en vano,
crecer, madurar,
es inevitable.
Te aferré tan dentro de mi
que distorsioné la realidad.
Escueces
y esta herida no deja de supurar.

Como dice Jorge Ruiz
en una de sus canciones
"Cuando todas las historias se acaban, solo quedas tú",
y aquí estoy,
sin ti
ya no estás,
desde hace mucho,
pero no quería darme cuenta.
Inconscientemente lo sabía.
Ahora lo recuerdo,
lo supe desde el momento en que me derrumbé frente a ti
y no temblaste,
ni te inmutaste.
Dolor, decepción,
no supe que hacer con ellas
y guardé tus recuerdos,
nuestros recuerdos
por no querer aceptarlas
en el país de Nunca Jamás.
Y ya lo decían,
lo que nos guardamos para dentro
nos envenena tarde o temprano.
Tenía que enfrentarlo,
tenía que enfrentarte.
Era insostenible seguir en ese lugar,
por fin entendí su significado.
El país de Nunca Jamás
volveríamos a ser los que éramos,
Nunca Jamás,
aunque volviéramos 100 veces,
nos mirasemos
y nos tuviésemos al lado
nos volveríamos a encontrar.


Quitarse la venda,
duele
¡y cómo duele!. 




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