Conversaciones
Poema publicado el 24 de Abril de 2014
Hoy platiqué con mi soledad,
hablamos de muchas cosas y claro, la musa del mar fue el tema principal;
hoy dialogué con mi soledad,
se me hizo un nudo en la garganta cuando la nombró y la empecé a recordar;
hoy conversé con mi soledad,
como un niño sin mamila comencé a llorar.
Hoy me grité con mi soledad,
le reclamé las vivencias que me he perdido por haberme impedido amar;
hoy discutí con mi soledad,
le dije que se largara porque me ahoga con lágrimas de sal;
hoy repudié a mi soledad,
le hice ver que siempre me hace sentir menos, que siempre me hace pensar mal.
Hoy odie a mi soledad,
en un arranque de ira le dije que con los pecados la iría a traicionar;
y no pude, no pude abrir la puerta que da a la calle,
con el paso del tiempo paralítica ha quedado mi carne;
y me quedé en silencio con mi soledad,
amarga compañia que a veces me trae paz.
Hoy comprendí a mi soledad,
su presencia no es su culpa, es mi responsabilidad;
hoy entendí a mi soledad,
caí en la cuenta que su estadía en mí, es por la influencia que existe en mí, del mal;
hoy acepté mi soledad,
es la única manera con la cual puedo comenzar a mejorar mi vida y ganar mi libertad.
Hoy me desahogué con mi soledad,
me aconsejó que si quería dejar de sentirme solo;
yo tendría que quererme mucho más,
y comenzar a orar.
Tambien hablé con mi conciencia;
conciencia que detiene impuros actos imperfectos,
conciencia que aparece cuando necesito un consejo;
consejos que se hacen fuerte con oraciones,
oraciones que alejan de mí, mis temores;
temores que han paralizado mi vida,
vida que debo redimir para sanar profundas heridas,
heridas de ella, de todos y las mías.
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Poema publicado el 24 de Abril de 2014
Hoy platiqué con mi soledad,
hablamos de muchas cosas y claro, la musa del mar fue el tema principal;
hoy dialogué con mi soledad,
se me hizo un nudo en la garganta cuando la nombró y la empecé a recordar;
hoy conversé con mi soledad,
como un niño sin mamila comencé a llorar.
Hoy me grité con mi soledad,
le reclamé las vivencias que me he perdido por haberme impedido amar;
hoy discutí con mi soledad,
le dije que se largara porque me ahoga con lágrimas de sal;
hoy repudié a mi soledad,
le hice ver que siempre me hace sentir menos, que siempre me hace pensar mal.
Hoy odie a mi soledad,
en un arranque de ira le dije que con los pecados la iría a traicionar;
y no pude, no pude abrir la puerta que da a la calle,
con el paso del tiempo paralítica ha quedado mi carne;
y me quedé en silencio con mi soledad,
amarga compañia que a veces me trae paz.
Hoy comprendí a mi soledad,
su presencia no es su culpa, es mi responsabilidad;
hoy entendí a mi soledad,
caí en la cuenta que su estadía en mí, es por la influencia que existe en mí, del mal;
hoy acepté mi soledad,
es la única manera con la cual puedo comenzar a mejorar mi vida y ganar mi libertad.
Hoy me desahogué con mi soledad,
me aconsejó que si quería dejar de sentirme solo;
yo tendría que quererme mucho más,
y comenzar a orar.
Tambien hablé con mi conciencia;
conciencia que detiene impuros actos imperfectos,
conciencia que aparece cuando necesito un consejo;
consejos que se hacen fuerte con oraciones,
oraciones que alejan de mí, mis temores;
temores que han paralizado mi vida,
vida que debo redimir para sanar profundas heridas,
heridas de ella, de todos y las mías.
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