Rumbando el amor
Poema publicado el 30 de Marzo de 2015
Voy rumbando el amor mientras camino
mi corazón se vuelve una guitarra ronca y canta
como con una bronca atragantada
voy pateando las piedras en la plaza
buscando entre el núcleo de las flores, aleluya y esperanza.
Los niños, construyen con baldes y palas de plástico
palacios de arena y piedra, bella inocencia
que bien se les ve imaginando el futuro
a contra mano
los ancianos quieren ser los reyes del mundo
mientras mueven las tropas del ajedrez
y yo voy rumbando, cantando el amor, cantando
mientras los artistas se llenan cuando nos llenan de arte
y yo voy con las hipótesis en la punta de mi lengua
observando parejas que cruzan los ochenta
y le sumerjo sueños, mientras soplo, a la flor de un panadero
que se va como un globo en el aire
soñando mis sueños
le pido acaso un favor de amigos
ojala me entienda
para que en la tabula rasa de esta vida escriba
para mi dulce amor, la eternidad más grande.
Porque así, junto a ella, el pecho se me infla
y el alma se me agiganta
y los ochenta que me lleguen inclementes encima
se convertirán en lo que acarrean los veinte
porque junto a ti, los años que pesan
se sienten más jóvenes y livianos
con la fuerza suficiente para luchar por lo nuestro,
lo nuestro, bien lo digo, carajo,
que no es otra cosa, que el camino al cielo.
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Poema publicado el 30 de Marzo de 2015
Voy rumbando el amor mientras camino
mi corazón se vuelve una guitarra ronca y canta
como con una bronca atragantada
voy pateando las piedras en la plaza
buscando entre el núcleo de las flores, aleluya y esperanza.
Los niños, construyen con baldes y palas de plástico
palacios de arena y piedra, bella inocencia
que bien se les ve imaginando el futuro
a contra mano
los ancianos quieren ser los reyes del mundo
mientras mueven las tropas del ajedrez
y yo voy rumbando, cantando el amor, cantando
mientras los artistas se llenan cuando nos llenan de arte
y yo voy con las hipótesis en la punta de mi lengua
observando parejas que cruzan los ochenta
y le sumerjo sueños, mientras soplo, a la flor de un panadero
que se va como un globo en el aire
soñando mis sueños
le pido acaso un favor de amigos
ojala me entienda
para que en la tabula rasa de esta vida escriba
para mi dulce amor, la eternidad más grande.
Porque así, junto a ella, el pecho se me infla
y el alma se me agiganta
y los ochenta que me lleguen inclementes encima
se convertirán en lo que acarrean los veinte
porque junto a ti, los años que pesan
se sienten más jóvenes y livianos
con la fuerza suficiente para luchar por lo nuestro,
lo nuestro, bien lo digo, carajo,
que no es otra cosa, que el camino al cielo.
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