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Carta corta a los psiquiatras - Poemas de Jorge Enrique Meneses Corona



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Categoría: Poemas de Amor
Carta corta a los psiquiatras
Poema publicado el 06 de Mayo de 2011

CARTA CORTA A LOS PSIQUIATRAS

Por Jorge Enrique Meneses Corona

(Bajo el título “Carta corta a los psiquiatras”, esta poesía ganó el tercer lugar en el concurso literario anual patrocinado por MontBlanc en la página www.concursocartasdeamor2011.com, pero es sólo un extracto de la “Carta larga a los psiquiatras” publicada en Internet).

Señores.
Asociación Mundial de Psiquiatría
Asunto: Conflicto matrimonial
Sírvanse opinar sobre el siguiente caso que les resumo en rima:
Él era muy achantado, sin ganas de trabajar,
le gustaba mucho el juego, de ése que llaman de azar,
pues soñaba que algún día la suerte le iba a llegar.
Por las noticias que tengo puedo afirmar con certeza
que a este mozo oriental le gustaba la cerveza
y el juego del dominó estaba  entre sus destrezas.
El hombre que les comento era adeco empedernido,
con carnet de militancia y compromiso fingido
por  Juan Bimba, el personaje símbolo de su partido.
El Juan Bimba aquí citado era un tipo muy sencillo,
con sombrero de cogollo y pantalón  al tobillo,
con franela, alpargatas y bollo de pan al bolsillo.
Este afiche lo mostraba en campaña electoral
cuando todos aspiraban las elecciones ganar,
porque el pueblo por pendejo siempre se deja engañar.
Ella era medio sifrina en su estado natural,
por influencia de familia y de su clase social,
por la forma de vestirse y su manera de hablar.
Gustaba de ropa fina como dama de salón,
vestidos de Tienda Zara, zarcillos de Cristian Dior,
carteras marca Cartier, zapatos de Louis Vuitton.
Solía vivir en el Este e ir al Centro Comercial
para pintarse las uñas, echarse lápiz labial
y para hacerse mechitas cual fulanita de tal.
Trabajaba en una empresa de ésas del gran capital
y de noche estudiaba en la Universidad Central
para cursar su carrera en el área comercial.
Por convicción  ideológica y pensamiento plural,
decidió que en lo político se declaraba neutral,
porque con verdes o blancos las cosas seguían igual.
La relación de pareja marchaba en forma normal,
ciegos de amor al principio, aquietados al final
y  vivían muy felices en un hogar ejemplar.
Iban juntos a la misa, al cine, al restaurante,
visitaban la familia en una forma constante
y subían al Cerro del Ávila con los hijos adelante.
Pero, al pasar algún tiempo, llegó la revolución
con proyectos y principios sembrados con emoción
y al mozo que les comento se le enfermó la razón.
El caso es que este ciudadano se transformó de repente
con el mensaje encendido del flamante Presidente
sobre la lucha de clases y el socialismo emergente.
Se puso camisa roja y se inscribió en la misiones,
con orgullo cantaba de Alí Primera  canciones
y por luchar contra oligarcas decretaba expropiaciones.
Al Juan Bimba lo cambió por personas con laurel
como Bolívar, Maisanta, el Che Guevara y  Fidel, 
el caudillo Ezequiel Zamora y  el pana Hugo Rafael.
Al regresar de La Habana de un curso filosofal,
se sintió antiimperialista y  airado anticlerical
y descubrió que la cerveza era veneno mortal.
En materia religiosa le decía al soberano
ser convencido evangélico, católico o luterano
y como prueba mostraba un crucifijo en la mano.
En la mente del cristiano la cosa estaba tan mal
que a su mujer un buen día se le ocurrió aconsejar
que renunciara a la empresa, que él le conseguía en Mercal.
Para colmo en esos días se supo en televisión
que en la red alimentaria estaba la pudrición,
causada por mal manejo y también por corrupción.
Las diferencias políticas generaron divisiones
entre parientes, amigos y también entre naciones
y en el amor de pareja se durmieron las pasiones.
La dama le reclamaba en tono sentimental
por haber originado el conflicto matrimonial:
Nada de flores, regalos y nada en la intimidad.
La situación se hizo crítica pues en aquel  escenario,
con su formación de escuálida, con talante autoritario,
ella le pidió un BlackBerry  y él le ofreció un Vergatario.
En un momento de trance al psiquiatra lo mandaron,
por querer freír en aceite a adecos y copeyanos
y por no subir al Ávila, sino al Waraira Repano.
El galeno lo auscultó dentro del procedimiento
y en menos que canta un gallo lo sometió a tratamiento
y a la pareja le dijo en su debido momento:
Por ahora cada idea les prescribo respetar,
no hay verdades absolutas, todo es relatividad,
los dos tienen la razón pero sólo por mitad.
En el informe anotó con gran profesionalismo
que la causa de estos males era por el fanatismo
y para no recaer se requiere pluralismo.
Les ruego tomar en cuenta en la respuesta que fuera
que, a pesar de precauciones y aunque nadie lo quisiera,
el conflicto se ha extendido hasta la nación entera.
Atentamente


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