Ausencias
Poema publicado el 10 de Diciembre de 2010
Algunas noches la siento
incorporarse en silencio junto a mí.
Pero yo no abro los ojos ni digo nada,
sólo escucho.
Sé que a veces no duerme, que mira lejos
buscando en la oscuridad.
No sabe
que percibo su respiración profunda
cuando camina en lo íntimo de la noche
y no imagina que ya sé frente a qué pared
detendrá el sigilo de sus pasos.
Durante un rato,
mi almohada será un recurso más, un cobijo fácil
para no pensar en nada.
Después, la oiré volver y beber
un poco de agua; sentiré sus manos
sobre la mesilla de noche,
y luego se acostará, al fin, en paz.
Al día siguiente le daré los buenos días preguntado
si ha descansado bien; y ella, como siempre,
me dirá que sí.
Cariño mío,
cuando tú te hayas ido,
cuando me quede a solas
ordenando las cosas de nuestra habitación,
yo haré de nuevo todo aquello
que nunca me ves hacer: me llevaré
el vaso de agua donde tú bebiste anoche,
pondré derecho el retrato de tu madre
en el rincón de la pared,
y recogeré de tu mesilla de noche
un pañuelo blanco, usado,
de papel.
Cuando ella regrese a casa
sólo quedarán
restos de ausencia en su corazón.
--oOo--
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Poema publicado el 10 de Diciembre de 2010
Algunas noches la siento
incorporarse en silencio junto a mí.
Pero yo no abro los ojos ni digo nada,
sólo escucho.
Sé que a veces no duerme, que mira lejos
buscando en la oscuridad.
No sabe
que percibo su respiración profunda
cuando camina en lo íntimo de la noche
y no imagina que ya sé frente a qué pared
detendrá el sigilo de sus pasos.
Durante un rato,
mi almohada será un recurso más, un cobijo fácil
para no pensar en nada.
Después, la oiré volver y beber
un poco de agua; sentiré sus manos
sobre la mesilla de noche,
y luego se acostará, al fin, en paz.
Al día siguiente le daré los buenos días preguntado
si ha descansado bien; y ella, como siempre,
me dirá que sí.
Cariño mío,
cuando tú te hayas ido,
cuando me quede a solas
ordenando las cosas de nuestra habitación,
yo haré de nuevo todo aquello
que nunca me ves hacer: me llevaré
el vaso de agua donde tú bebiste anoche,
pondré derecho el retrato de tu madre
en el rincón de la pared,
y recogeré de tu mesilla de noche
un pañuelo blanco, usado,
de papel.
Cuando ella regrese a casa
sólo quedarán
restos de ausencia en su corazón.
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