Tiempo
Poema publicado el 17 de Junio de 2011
El tiempo se nos fue de las manos
Viejos recuerdos encontrados,
Y hoy, frente a frente, nos miramos,
Y un gran error encontramos.
La felicidad nos fue grata,
Nos llenó de sonrisas,
Más, satisfechos, no estábamos,
Como en aquellos días.
Esos días en los que reíamos,
Nos mirábamos con constancia,
Nuestras manos se enlazaban,
Y no conocíamos distancias,
Habíamos aprendido tanto,
A querer, a valorar,
Aprendimos a superar los llantos,
Aprendimos a amar.
Nos tuvimos siempre cerca,
Pero sólo como amigos,
Queríamos dar lágrimas secas,
Para llenar aquellos vacíos.
Más el llanto tomó lugar,
No cabían aquellos días,
Pensábamos en encontrar,
Soluciones que no existían.
Nuevas palabras entre nosotros,
Distancia, miedo y rencor,
Ambos queríamos olvidarlo todo,
De eso se encargaría el licor.
Absurdas actitudes sin razón,
Estupideces provenientes de nuestra boca,
Y llantos desesperados del corazón,
Estaba a punto de volverme loca.
Más, una luz, a lo lejos, estaba,
Que perdía mi ser, yo creía,
Una fuerza divina se acercaba,
Una ventisca iluminada me devolvió a la vida.
Tantos sollozos y suspiros,
Tantas cicatrices que permanecían abiertas,
Habían servido para darme cuenta,
Que este existir no era sólo mío.
Tiempo, fue nada más que el tiempo,
El que lo había empeorado todo,
Creyendo que nos traería el olvido,
Nos brindó pasajes al retorno.
Quise estar cerca de ti, muy cerca,
Para ayudarte a comprender,
Quería quitarte la venda para que vieras,
Que se puede volver a nacer.
Más, terco como siempre eras,
Creías que el tiempo sanaría lo que no sintieras,
No querías ver lo que yo quería que veas,
Querías ver todo aquello que no existiera.
La distancia nubló tu mente,
Y no dudo que se haya nublado el corazón,
Más, siempre permaneceré aquí, ¡detente!
Trata de sentirme para que sepas que aquí estoy.
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Poema publicado el 17 de Junio de 2011
El tiempo se nos fue de las manos
Viejos recuerdos encontrados,
Y hoy, frente a frente, nos miramos,
Y un gran error encontramos.
La felicidad nos fue grata,
Nos llenó de sonrisas,
Más, satisfechos, no estábamos,
Como en aquellos días.
Esos días en los que reíamos,
Nos mirábamos con constancia,
Nuestras manos se enlazaban,
Y no conocíamos distancias,
Habíamos aprendido tanto,
A querer, a valorar,
Aprendimos a superar los llantos,
Aprendimos a amar.
Nos tuvimos siempre cerca,
Pero sólo como amigos,
Queríamos dar lágrimas secas,
Para llenar aquellos vacíos.
Más el llanto tomó lugar,
No cabían aquellos días,
Pensábamos en encontrar,
Soluciones que no existían.
Nuevas palabras entre nosotros,
Distancia, miedo y rencor,
Ambos queríamos olvidarlo todo,
De eso se encargaría el licor.
Absurdas actitudes sin razón,
Estupideces provenientes de nuestra boca,
Y llantos desesperados del corazón,
Estaba a punto de volverme loca.
Más, una luz, a lo lejos, estaba,
Que perdía mi ser, yo creía,
Una fuerza divina se acercaba,
Una ventisca iluminada me devolvió a la vida.
Tantos sollozos y suspiros,
Tantas cicatrices que permanecían abiertas,
Habían servido para darme cuenta,
Que este existir no era sólo mío.
Tiempo, fue nada más que el tiempo,
El que lo había empeorado todo,
Creyendo que nos traería el olvido,
Nos brindó pasajes al retorno.
Quise estar cerca de ti, muy cerca,
Para ayudarte a comprender,
Quería quitarte la venda para que vieras,
Que se puede volver a nacer.
Más, terco como siempre eras,
Creías que el tiempo sanaría lo que no sintieras,
No querías ver lo que yo quería que veas,
Querías ver todo aquello que no existiera.
La distancia nubló tu mente,
Y no dudo que se haya nublado el corazón,
Más, siempre permaneceré aquí, ¡detente!
Trata de sentirme para que sepas que aquí estoy.
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