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Mester de trovadora - Poemas de Lourdes Dina Rensoli Laliga



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Mester de trovadora
Poema publicado el 12 de Noviembre de 2008


              A todos aquellos que tienen
              la inmensa fortuna de amar,
              sea cual sea su destino,
              a Gaspara Stampa, que aún lo sabe.



























        "Io benedico, Amor, tutti gli afani,
        tutte l'ingurie e tutte le fatiche,
        tutte le noie novelle ed antiche,
        che m'hai fatto provar tante e tanti anni."
                        Gasparina

        "Huye del triste amor, amor pacato
          sin peligro, sin venda ni aventura
          que espera del amor prenda segura
          porque en amor, locura es lo sensato."
                            Antonio Machado



















Esa memoria
      A los amantes de Teruel

La iglesia, los sepulcros y un anhelo
donde se esfuman todas las distancias,
el drama del ensueño y la inconstancia,
la traición, el honor, la guerra, el duelo.

Lágrimas que han interrogado al Cielo
por el fruto imposible de sus ansias.
De Isabel aún flota una fragancia,
de Marsilla, la angustia de sus celos.

Confundidos en el postrer gemido
de muerte por amor, lúgubre gloria
triunfante sobre el tedio y el olvido,

yacen alimentando esa memoria
que renueva el dolor del elegido
porque el amor feliz no tiene historia.

               






























            DONDE SUEÑO
                  "Vayse meu coraçon de mi,
                  ¡Ya Rab!, ¿si me tornará?"
                          Anónimo

















Pórtico
      "O mio misero stato.
      d'altra donna non mai visto o provato..."
                  Gasparina

¿Quién soy yo, me preguntas?
Soy como me has creado,
seré cuanto concibas, cuanto sueñes,
una imagen surgida en tu memoria,
a tu solo deseo.
Quizás también he sido una remota
ansiedad de los días,
una fuerza enviada por los númenes
para darte valor, un desafío
para asirte a la tierra
y no ser absorbido por la engañosa y dulce
dimensión del misterio.

Soy víctima y princesa, soy prisionera y hada,
la maga fugitiva
que siglos venideros persiguieron
para arrancarle el sello del pasado.

Me esfumo ante tus ojos porque nunca
intentas retenerme,
no imaginas cuán fácil hubiese resultado
pero aún eres hombre mortal. Por eso temes
leer tu propia historia en mis pupilas.

Retorno a mi morada,
a las grutas del bosque,
al castillo olvidado que otrora presenciara
nuestros últimos besos.
Sé que vendrás un día. Dios permita
que no sea muy tarde.


    "Beato insogno e caro..."
          Gasparina

Los copos blancos cubren la calle y la ventana,
el alma se desliza hacia la sombra,
la irrealidad envuelve la luz de la mañana
y absorbe una inquietud que no se nombra.

Vidas pasadas llaman a la puerta
de la reminiscencia y el olvido,
un rostro idolatrado retorna de la muerta
jornada de los siglos transcurridos.

No hay espera posible, ni derrota, ni llanto,
sólo un roce, una pálida caricia
en un sueño que tejen las ilusiones idas,

pero flota en la estancia un raro encanto
anticipando encuentros fugaces, las primicias
de una presencia hasta hoy adormecida.


                   












Al amado inmortal
    "An die unsterbliche Geliebte"
          L. van Beethoven

He buscado tu espectro en los parajes
donde nunca habitó, mas dejó huellas
a su paso fugaz: truncos ramajes,
mudas abejas, hijas de una estrella.

No quisiste engañarme, fue el Maestro
que este juego infinito traza y guía
para forjar dos jugadores diestros
en luchar y perder, hasta algún día.

Tu halo vive en mí, flor y rocío
de la esperanza y la verdad, más puras
que la ilusión, hermana del hastío.

El me hace presentir, bajo esta espera
que vuelve a mí, sin miedo a las alturas
el salvaje anhelar de la carrera.















De Lucinda a Félix
    "Ya no quiero más bien que sólo amaros,
      ni más vida, Lucinda, que ofreceros
      la que me dáis cuando merezco veros,
      ni ver más luz que vuestros ojos claros."
                Félix Lope de Vega

Señor, no tengo afán sino adoraros
ni más solaz que haberos conocido
no otro fuego que aqueste que ha encendido
el esplendor de vuestros ojos claros.

Bien sé que amar a vos es cosa dura
pues pocas veces consoláis mi pena
y alivíais el rigor de la cadena
de esta pasión, mi dicha y mi tortura.

Me acerca a vuestros brazos fantasía
cuando a mí no acudís gallardo, amante,
bien sabéis que seréis siempre mi dueño

y por eso jugáis con mi anhelante
delirio derramado en poesía.
No pido más, Señor, pues sóis un sueño.




                     








Volver sobre una historia
        A Abelardo y Heloísa

I
Responde hoy, Heloísa:
¿volverías a hacerlo,
a sepultar gozosa tus veinte años
por amor de dos nombres?
Sé que no fue tan arduo ni tan triste
soñar una cruzada,
imaginar un diálogo humanista, tornado alegoría
entre carne y espíritu
y cerrar tras el claustro los recuerdos,
aunque hubiese cercenar los orígenes
poco antes del salto,
antes de la explosión de los amores,
sin tocar ese cuerpo transmutado en vigilia
que condenó tu rara voluntad al ensueño.

II
No fuiste una excepción: caíste, y por tu culpa
pagó ella. Pediste un sacrificio
idéntico al que todos exigen sin ser buenos
ni sabios, ni inmortales.
Qué te queda, Abelardo, sino el turbio y tedioso
sendero de la gloria,
la sobrina bastarda de Fulberto,
y la extraña plegaria que aflora en tus tratados:
Presérvame, Señor, de tus errores,
de tus tantos olvidos,
apiádate de mí, que lo merezco
más que muchos, dichosos o impasibles.
Permíteme creer
que el valor es la fuerza
de añadir a un sujeto múltiples predicados
existentes en él desde el origen.
Descalzas reales
    "...perché una morte sola
      non occide, consola."
            Gasparina

Apenas cinco siglos han pasado
y escucho en la clausura tu guitarra.
También entonces me escribías versos,
los cantabas, y yo desde mi alcoba
me consumía de ansia...

Hubo rosas y duelos, hubo noches,
el honor maldecía, clamando por venganza.
Todos se conjuraron: mi padre, tu familia,
la corte entretenía sus ocios con nosotros,
vivíamos con miedo, con angustia,
vivíamos como locos.

No podía durar, nos vigilaban.
Te tendieron celadas. Mi doncella
nos traicionó. Un domingo
amaneciste cerca de mi puerta
pálido, desangrado, con mis cartas
prendidas al jubón.
Aún tu mano rígida oprimía
la espada toledana, símbolo de tu estirpe.
A pocos pasos, rota, yacía la guitarra...



                         





Cantigas de amigo
  "...in questo mar, che non ha fondo o fine,
  le largue vele innanzi a me spiegate,
  e gli onori e le grazie ad un cantate,
  del mio signor si rare e si divine"
                  Gasparina   

I
Mi amigo habita lejos,
más allá de las líneas
azules que reducen
el orbe en que vivimos.

Mi amigo ha de venir
cuando estén destruídos los hechizos,
cuando por fin su barca con el dorado cisne
regrese de aventuras sin límite ni número.

No es el mejor de todos, ya que queréis saberlo:
mi amigo es sólo él, porque sueña y existe
por sobre el amor mismo.

II
Hubo una vez un mirto,
bajo sus frescas ramas
tejía la doncella guirnaldas y coronas
que al pasar el cortejo, de retorno
de la caza y las justas,
ofrecía al señor de la floresta.
Así su caballero
creía percibir una canción distante,
de hadas o de silfos
y la paz invadía su corazón de héroe
sin saber de los mágicos conjuros
de la cauta doncella que enjugaba sus ojos
al pronunciar su nombre.

III
Con cada nuevo triunfo se me abre una herida,
manan de ellas mis rizos cercenados
en los días de infancia,
cuando los caballeros ajustaban sus yelmos
y con lanza y adarga partían al combate
portando la divisa
de su rey, de su dama y su linaje.
Entonces sólo ellos podían batallar contra el demonio
encerrado en dragones o en guerreros sin honra.
Hoy también Dulcinea, Oriana, Rosafresca
marchan a la contienda
y sollozan la rueca y el bastidor y el clave abandonados
y yo me precipito en la agonía
por mi vida de antaño.

IV
Te espero lejos,
más allá de estos muros, de estos campos.
Te espero donde, libre de este rostro,
pueda encontrar el hálito perdido
tras la larga agonía de estos siglos,
en medio de dos vidas,
en un futuro eterno.



                     








Gesta del navegante

-- Vuelvo tras largo viaje
  a tus dominios,
  concédeme la entrada
  en tu castillo.

-- Cuénteme el caballero
  de otros parajes,
  qué entuertos ha deshecho
  pasando mares.

-- Hallé seres extraños,
  tierras salvajes,
  me enseñaron su lengua
  los animales
 
  y escuché ciertos cánticos
  que infunden pánico,
  no sé por qué ventura
  los he olvidado.

-- Dígame el caballero
  qué prenda trae.
  Si no la ha conseguido,
  que Dios le guarde.

-- Traigo, la mi señora,
  oro escogido
  de la misma madeja
  del Vellocino

  y traigo remembranzas
  de los lugares
  donde todo recuerdo
  se nos deshace.

-- Me engaña el caballero
  con sus historias:
  ¿cómo casa el olvido
  con la memoria?

-- Créelo, mi señora,
  de la epopeya
  un sabor esfumado
  sólo me queda

  pero juro que es cierto:
  con mi memoria
  juegan los mis sentidos
  y la trastornan.

-- Ordeno al caballero
  que a nuevos mares
  se haga y no alimente
  más soledades.

-- ¿Cómo cumplir, señora,
  tales designios?
  Sólo encuentro remedio
  si vas conmigo.

-- No es empresa de damas
  hacerse al viaje,
  pero, bien le vendría
  a un joven paje...

-- Pues vista mi señora
  jubón y calzas,
  oculte sus cabellos
  y sus miradas

  y a la desconocida
  tierra encantada
  llegaremos volando
  sobre las aguas.















          DONDE ESPERO

              "Amores del Conde Airuelo
              no me dejan reposar"
                      Anónimo




                 







Buscándote
  "por las calles y por las plazas
  buscaré al que ama mi alma..."
          Cantares, 3, 2.
¿Qué hacer con tu mirada,
si el amor no tolera más misterios?
¿qué hacer en estas calles,
cómo seguir tus huellas,
si nadie quiere recordar tu nombre?
Dime, amor, dónde moras,
en qué ventana aguardas
un soplo de la brisa,
tal vez algún destello de la carne
que nos haga soñar.

Cómo sabré buscarte, si nunca te he perdido,
si tu rostro está impreso
en la memoria celular que guía
mis actos inconscientes.
Dime si has conservado
un poco de la arena que formó nuestros nombres,
si evocarás de nuevo esa promesa
apenas comprensible
para quienes persiguen un mundo programado,
donde cada susurro tenga un nombre
incluído en un código.

¿Dónde iremos, amor, que no nos miren
con callada ironía
y saquen conclusiones sobre nuestro delirio?
¿Tendré que adivinarte, si estoy sola
y me faltan las fuerzas?
¿Me dejarás errar por el desierto
de las grandes ciudades
sin vislumbrar tus ojos entre las multitudes?
¿me dejarás, amor?
Humanismo
  "Musa mia, che sì pronta e sì cortese
    a pianger fosti meco ed a cantare
    le mie gioie d'amor tutte, e l'offese..."
                Gasparina
                           
Me gusta ser mujer, porque he nacido
con pétalos de rosa en la garganta,
porque soy la mitad del ser humano                     
y vuelo al infinito cuando quiero
y reposo en el seno de la tierra y la noche.
Me gusta ser mujer, sin elección posible
--mentira de los débiles y necios,
refugio de los bárbaros--:
sé cómo asir las olas en un golpe,
ahogarme en los cráteres del cielo y la neblina,
renacer cada vez con algún rostro
revelador del tiempo violentado.

Me alegra ser mujer, sin espejismos,
sin refugios ficticios y humillantes
ni frenesí de gloria,
de poderes grotescos,
con un llanto real, por los dolores
de todo el universo. Con temor
a cualquier fuerza ciega, con mis brazos
tendidos hacia un hombre
que comparta sin miedo
la corona y el cetro de este cosmos
del que somos la cúspide.


               





Cantar de mayo


No tardes, caballero,
que llega mayo,
toma por el sendero
que tu amor verdadero
te aguarda en desespero:
parte a caballo.

La más fina doncella
de la comarca
se deshace en anhelos
cual alta estrella,
las ojeras enmarcan
aun tras el velo
su faz tan bella.

No tardes, caballero,
que llega mayo,
toma por el sendero
que tu amor verdadero
te aguarda en desespero:
parte a caballo.

Claman al cielo
sus labios nacarados
por tu llegada,
sufre de celos
al creerte prendado
de otra mirada.

No tardes, caballero,
que llega mayo,
toma por el sendero
que tu amor verdadero
te aguarda en desespero:
parte a caballo.

Dale tus esperanzas
y tus cantares,
vete de prisa.
Atarás en tu lanza
cintas y azahares
por su sonrisa.

No tardes, caballero,
que llega mayo,
toma por el sendero
que tu amor verdadero
te aguarda en desespero:
parte a caballo.

Un tapiz primoroso
para ti labra,
disipa su tristeza
con ojos amorosos,
tierna nobleza
y la dulce palabra
de tu promesa.

No tardes, caballero,
que llega mayo,
toma por el sendero
que tu amor verdadero
te aguarda en desespero:
parte a caballo.






Promesa
  "...un verno eterno senza primavera,
    un non dar giamai cibo a la speranza
    m'han fatto divenir una Chimera."
              Gasparina

Yo comprendo tus ojos cuando callas,
lanzan un desafío a las tormentas,
me reprochan obviar el nuevo día
con sus musgos y pájaros. No temas,
yo volveré.
He de llegar temprano,
segura,
con las espaldas rotas
y los zapatos llenos de siluetas
brillantes de agua oscura.
He de llegar un siglo inesperado
a fundirme en tus huesos,
a beberme tu médula
como el único antídoto posible
para tanta agonía.

Te lo juro,
regresaré
para ahogarme en todos tus sudores
y grabar en mi frente
ese nombre que nunca he murmurado,
ese ocaso tan tuyo, pintado en las cortinas
que resguardan tu lecho
de Cronos y la luna.






La cita
  "Poi che tu mandi a far tanta dimora,
    empia Fortuna, in sì lontan paese..."
              Gasparina

El bosque se ha vestido con sus mejores galas
sólo para esperarte.
Conservan tu presencia
la tupida floresta, los árboles frondosos,
las abejas, los pájaros.

Llegarás a caballo, con el yelmo
cerrado aún; la cruz de la victoria sobre el pecho,
quedará tu escudero junto al río
pues debes entrar solo.

Contemplarás la ermita centenaria
donde antaño algún hada te armara caballero,
entenderás entonces
que todo fue verdad, que el mundo vivo
se incuba entre los sueños.

La buscarás con viejas inquietudes,
con la emoción extraña de quien rompe un hechizo,
ella te aguardará desde el remoto
letargo de los siglos.

Mas no podrá acudir a conducirte
a su mágica torre.
Deberás encontrar por ti el camino
impreso en la memoria
y desafiar las burlas de magos insolentes.

Hallarás el conjuro,
formarás con el agua de la fuente
la cruz sobre las ruinas
y dejarás tus armas en el umbral oscuro.

Temerás acercarte, despertarla,
caerás de rodillas junto al túmulo
donde el amor la guarda,
donde la obra del tiempo se detuvo.

Escucharás el canto
que restituirá vida y perfume
a las mustiadas flores
una vez esparcidas a su paso,
y al abrirse sus ojos, sabrás cuánto ha costado
defender el paraje, cuántas veces
habrás de retornar.

Y no tendrás palabras para hablarle,
para alabar su encanto,
porque el sabor de la reminiscencia
te sellará los labios.






























            DONDE MUERO

                "la niña que amores ha,
                sola, ¿cómo dormirá?"
                        Marqués de Santillana


















La senda peligrosa
    "la vita fugge, ed io pur sospirando..."
                Gasparina

Tengo las noches largas y los días borrados
por una luz secreta.
Pocos la han vislumbrado, mas si ocurre,
el temor los aparta.
Ha de tener valor el caballero
que pretenda acercarse,
ha de desafiar sus propias elecciones,
ir a ciegas, guiado
por el curioso instinto del destino,
soportar la sorpresa, los embates
del turbión en mis pechos y en mis párpados,
no temblar en mi lecho,
no traicionar el ritmo de mi vientre
y arriesgarse.
Ha de tener valor el caballero,
ha de tener valor.


               













Enemigo
    "Dura è la stelle mia, magior durezza
    è quella chel mio conte: egli mi fugge..."
                Gasparina

Otra vez, enemigo,
otra vez tu silueta en la penumbra,
el canto de la carne que exhala sus perfumes,
piel y labios mezclados con la tierra
fecunda, susurrante,
promesa del insomnio
y el cantar de los pájaros al alba,
reencuentro con aquel que nunca olvida,
con el verbo perdido
exhalado del pecho del andrógino,
transmitido en la sangre a nuestra raza,
ese que no permite desdeñar los frescores
de la fuente de vida,
del infinito preso
en el cuerpo que arde.
















Carta
  "...i' segno lui; altri per mi si strugge..."
                  Gasparina

Presencia inagotable, luz, encanto
que succiona mis versos y mis lágrimas,
rayo de miel, arácnido, suspiro:
gracias a Dios que te ha otorgado el canto,
gracias a Dios que te ha traído al mundo.



























Mater Venus
    "...i' non posso mirar altra bellezza."
                      Gasparina

Todo se me deshace en cosas tiernas,
pequeñitas y dóciles:
el amor de las piedras y los pueblos dormidos,
el amor del impulso que hace nacer dos veces,
del viento reservado
para aquel que lo beba sin medida,
del mar dulce y el tálamo del cielo,
de las manos unidas
y el saludo vital de un día único,
el hechizo deshecho
y el canto que resurge, entonado por dioses
eternos como el juego,
de la igualdad suprema
que sumerge mis dedos en el todo
donde cada año luz es un momento
y cada hoguera un punto en lo inefable,
en la sustancia informe donde no hay fin ni tiempo,
ni dirección ni calma.














Nocturnal
  "Bien querría tener a mi caballero
    una noche desnudo entre mis brazos
    y que se conformase
    con que yo le sirviese de almohada"
        Condesa Beatriz de Dia

Duermes al fin desnudo entre mis brazos,
reflejan tus mejillas el derroche
de los sentidos, hijos de la noche
que encierra nuestros cuerpos en sus pasos.

Mis labios y mi piel te ven hermoso,
creen en ti mis muslos y mis pechos,
lirios y rosas nacen en mi lecho,
dones, tributos al altar del gozo.

Inunda pertinaz la madrugada
la habitación de sombras y sonidos,
mi cintura te sirve de almohada

sin más tiempo que el pulso y el latido.
No habrá otra vida, porque a la alborada
moriremos de nuevo, entre gemidos.


                   









Aletheia
    "O notte, a me più chiara e più beata
    che i più beati giorni ed i più chiari..."
            Gasparina

¿En cuántos te he amado? Y a mí, ¿cuántos
me han amado en tu rostro? La violenta
transformación del hombre no resiste
tanto anhelo presente, golpeando
en un acto total, único, intenso.
Por eso migra rauda
entre los soplos de razón y carne,
por eso vida y muerte se confunden
en inconsciencia y despertar alternos,
sin final, con dolor, con alegría sin límites,
hacia el reencuentro siempre, en la penumbra.




















Recordarás la dicha...
      "...notte degna da' primi e da' più rari
        ingegni esser, non pur da me, lodata,
        tu de le gioie mie sola sei stata
              fida ministra..."
                Gasparina     

Recordarás la dicha de estos días,
cuando fuimos un sueño
y no existieron leyes ni reclamos
de un ámbito lejano, incomprensible
para nuestra inconsciencia, lenta y dulce,
para el dolor del tiempo que jugaba
con nuestras decisiones.
Mas ya no volverán, nosotros mismos
moriremos con ellos...




















Hoy sueño
        "...tu tutti gli amari
        de la mia vita hai fatto dolci e cari,
        resomi in braccio lui che m'ha legata."
                    Gasparina

Hoy sueño todavía con tu paso y mi paso
por las desiertas calles:
huir una vez más hacia la sombra
protegidos por máscaras
y danzar y danzar, entre leyenda y vértigo
hasta un alba imposible,
con sus nieves,
espectrales encantos de acaso y de latido
como un himno a la fuerza, que se impone
sobre el mito del orden y la fama,
hacia Dyonisos fiero y sonriente,
amigo al que se teme y al que abrazo
sin el falso pudor de los cobardes
émulos del jamás, la muerte inútil,
su furiosa alegría...


                       












Con qué voz...
    "Sol mi mancò che non divenni allora
    la fortunata Alcmena, a cui stè tanto
    più de l'usato a ritornar l'aurora." 
                    Gasparina
                                                                                                                     
Con qué voz, con qué versos cantarte hoy, amigo,
hoy, cuando están cerrados mis balcones,
retirada la escala del balaustre,
echadas las cortinas
en torno a celosías y ventanas?
¿Por qué toda tu música me ha sido prohibida,
por qué no detuviste mi mano aquella tarde,
por qué no me impediste refugiarme en la torre?






















Maya
    "Pur cosi bene io non potrò mai tanto
    dir di te, notte candida, ch'ancora
    da la materia non sia vinto il canto."
          Gasparina

Soy un siempre oscilar de miel y acíbar,
yo he hecho del dolor mi compañero,
es el único amor que no abandona,
su halo firme y constante
da un raro resplandor a los rescoldos
del corazón cerrado
al viento rumoroso en su secreto,
al jamás conocido,
ese que nadie puede confesarse
por servidumbre humana
que aspira a perpetuar en lo finito
la ilusión de lo Eterno.


















Yo he amado...
    "Qual fuggitiva cerva e miserella,
      ch'avendo la saetta nel costato,
      seguita da due veltri in selva e'n prato,
      fugge la morte che va pur con ella..."
              Gasparina

Yo he amado tus pasos más lejanos,
tus huellas, tu locura, tus temores,
los vestigios impresos en las flores
una vez recibidas de tu mano.

Amé tu timidez y tu arrogancia,
me alimenté de sueños y miradas
y tuve entre las cosas adoradas
tu presunción por insignificancias.

Al cabo, ¿qué me queda, qué detalles
llamamos nuestros? ¿qué canción, qué abrazo
grabaron nuestra historia en estas calles?

¿por qué huiste de mí? ¿fue cobardía,
fue indefensión ante indelebles lazos
lo que apartó tu boca de la mía?


                     









Permaneces
    "...tal io, ferita da l'empie quadrella
    del fiero cacciator crudo ed alato,
    gelosia e disio avendo a lato,
    fuggo, e schivar non posso la mia stella."
              Gasparina

Sí, permaneces, ¿qué haría con negarlo?
me traías almendras con rocío,
escarchas de la mar
y me llevabas luego a tus secretas
galerías doradas, al castillo
de la Bella Durmiente
y pretendías dormirme con un beso
para que no advirtiese que temblabas
y soñase una historia, o la soñásemos
al unísono.

Nos marchamos al fin, y aquella tarde
de dulce dicha el corazón cantaba,

Era un hermoso juego, hasta que el miedo
me tentó a mí también, con su secuela
de angustia y sinsentidos.
La inocencia
se trocó en esperpento,
en grito a duras penas sofocado.
La fábula
ocupó su lugar, pero el desgarro,
pero los comentarios,
pero nuestra miseria más recóndita...

persistía el destino y acechaba
con su flama mortal, que oculta arde

y nos quedamos solos con el miedo
a cometer peores desatinos
y dar aún más que hablar a los intrusos
o a cuantos pretendían tener algún derecho
a moldear al otro según ciertas metáforas
a veces muy estéticas.
¿De qué derrumbe hablabas? No hubo culpa
salvo la de vivir, de haber nacido.
No hay cuerpo sin violencia, ni memoria
sin reflejos de formas aberradas.
Accidente, accidencia son palabras
que nada solucionan.
                    Todo estriba
en observar los ritos oportunos
que tú y yo rechazábamos.

Musitaban las hojas un secreto
que devolvía al bosque su frescura

pero nada pasó,
es lo usual cuando se impone el orden
que a casi todos deja satisfechos.
Dejamos de ser puros cuando hay planes,
fines, estratagemas, y los actos
tienen explicaciones razonables.
Es preciso
que la mentira ponga su mano salvadora
y nos haga dormir con la conciencia
tiernamente abrigada, porque el resto
se olvida en unos meses.

y mostraban los lirios su blancura
y el cielo un esplendor raro y discreto.

Descansa en el castillo
que alguien, cuyo nombre he olvidado,
construyó para ti.
Has de emprender un largo recorrido
para encontrar el lecho
donde se superponen las imágenes
de todas las doncellas que tomaste en tus brazos
y se volvieron música.

Se alzó en torno al castillo un negro muro,
nos dejamos vencer por espejismos,
olvidamos el mágico conjuro.

quedó el vergel hundido en el abismo
que custodian engendros de lo oscuro.
Pero predice el canto de la alondra

que un hada acudirá calladamente
a rescatar un día nuestra sombra
cautiva en el misterio de la fuente.



















Vendrás
  "...La qual mi mena a miserabil morte,
    se non ritorna a noi da gente strana
    il sol degli occhi mei, che la conforte,"
                  Gasparina

Vendrás cuando pretenda seguir otro camino,
vendrás cuando consiga la paz por un instante,
vendrás como enemigo, como dardo punzante,
vendrás como emisario de un absurdo destino.

Vendrás con tu silencio cargado de sentido,
vendrás con tus pupilas tristes y suplicantes,
vendrás desde el pasado de todos los amantes,
vendrás envuelto en ecos de nostalgia y olvido.

Vendrás con el hechizo de los antiguos días,
vendrás a alimentarte con sus hondas raíces,
vendrás a lacerarme con nuevas agonías,

vendrás a redimirte desafiando la suerte,
vendrás por fresca sangre de nuestras cicatrices,
vendrás para tornarme testigo de tu muerte.


                         










Ciudad
    "Recuerde el alma dormida,
    avive el seso y despierte..."
          Jorge Manrique

Nunca fueron tan turbios los remansos,
ni tan abierto el día,
ni tan crudos los signos en el cosmos
amenazado a sorbos por el caos,
el que nutre y protege su sentido.
Ciudad desvanecida,
de ojos como carbunclos,
perfiles expectantes,
tenue batir de plumas se derrama
en las manos del viento
arrebatado, torpe, que ignora cuanto ha sido,
cuándo puede volver sin elegías
a su reino de entonces
(tiempos de la premura),
choque contra sí mismo y contra el otro
escondido en los poros de la noche,
disfrazado de presa, que en la ciudad sitiada se debate,
cubierto su destino por un velo
de impenetrable tentación al cambio
al aguardar un poco una belleza
que ostenta la esmeralda
nacida de la Luz sin distinciones
--crepúsculo imposible que combate con ella
y acecha su dolor para quemarlo.

Bosque espectral, y el lago con las voces
de Loreley y el cisne y su secreto.
Y de pronto la ruina,
la bacanal, y el tropezar con sombras
ahitas de venganza contra un mundo
que ha pisoteado el canto y la ambrosía,
que no encuentra respuesta
para la vieja tentación del llanto
escondido en los ojos de los niños.

¿Qué hacer? ¿qué es perdurar? ¿qué es encontrarse
en el fondo del otro?  Y es risible
la agonía de hallar una paloma
vacía de esperanza,
que ha caído
vencida por los hielos
y ahora aguarda
por el nido postrero, en el depósito
de todos los desechos. 
                      Y la ciudad, tranquila,
avanzando sin prisa por el tiempo,
satisfecha de sí, de sus paredes,
de sus calles, sus casas, sus museos
y de sus lupanares.  Una herida
--mil capullos de rosa, coralinos,
extraños, fascinantes, hacia los rostros secos,
maquillados, de viejas cortesanas,
de jóvenes rameras que estrenan en el cine
su eterna mercancía--,
herida que se esconde como un crimen,
el crimen del amor, imperdonable,
porque ofende a los amos de la ciudad crisálida
en la que siempre es tarde para ser uno mismo
sin perder la esperanza y la inocencia.

Han caído los iconos
y Moloch se pasea, único dueño
del tiempo traspasado.
Sabiduría ha roto con su amor de otra era,
exhibe su impudicia sobre las avenidas,
los cafés donde aguardan los poetas
el vino y la nostalgia,
nihilistas comprados y vendidos
a veces sin saberlo,
con la boca en penumbra, en la marmórea
majestad de la carne.  Nada basta
para salvar un corazón tan sólo,
la total negación nada provoca,
la entrega de la vida nada vale,
angélica semilla, aun cuando muere
se deshace sin fruto,
con un pasado eterno, sin fronteras,
aterrado o bien ebrio, sin memoria
de sus próximas vidas, tan estériles
como la que hoy se expande.

Amor de majestad y sutileza,
el reino de las rosas y los cantos
como un tañido tenue, se escapa de una aurora
ahogada, perdida entre los astros
con su girar perpetuo, entre dolores
y risas de los sabios, mansas, dulces,
consuelo para el odio, que es neblina,
apariencia, espejismo, en el olvido
de su antigua fusión con la belleza
reflejada en las rúbricas mortales
cuando al unirse a ellas, la anámnesis retorna
sobre el alma dormida.

                  Leipzig, 1984



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