Poemas de Mónica Ledesma Villegas



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Mónica Ledesma Villegas

Mi nombre es Mónica Ledesma Villegas, tengo la edad de 33 años, nací un día 10 de noviembre de 1985, en Tingambato Michoacán, México. Soy Hija de José Luis Ledesma Ruiz, Chef, de profesión y corazón, y de Cecilia Villegas Orozco, ama de casa y comerciante, la persona mas fiel a sus principios que conozco. Soy la sexta de siete hermanos, quienes me han acompañado a lo largo de la vida.
Existe un recuerdo que siempre llevo presente; una niñez vivida en la aventura acompañada de mi perro Capitán, mi gato Becker, a quien siempre le jalaba la cola y lo abrazaba, fueron días grandiosos de convivencia con mi padre en sus días de descanso y largos caminos tomada de la mano con sustanciosas charlas en compañía de mi madre casi siempre en dirección a la casa de mi abuelo materno.
He cursado por diferentes instituciones educativas, desde el preescolar, hasta la preparatoria, difícil época para una adolescente, nunca logré obtener el cuadro de honor debido a mi falta de interés y mi constante rebeldía.
Al año de los últimos acontecimientos narrados, contraje matrimonio justo a mis 18 años. Soy madre de tres pequeños de 15, 13, y 12 años a quienes me he dedicado en cuerpo y alma; educándolos dentro de un ambiente de valores, con un sentido crítico propio de su ser.
Hoy por hoy soy ama de casa, trabajadora independiente en un ciber, dentro de la misma población que habito. Uno de mis pasatiempos preferidos es salir a caminar por las tardes, tomar un café, leer, aunque en este punto voy comenzando hace apenas un par de años después de tanto tiempo sin haber estudiado, sobre todo, escribir lo que muchas veces no puede ser expresado en palabras, y generar en las personas un toque de fantasía en sus memorias con la elaboración de muñecas en foami, mejor conocidas como fofuchas. Etc.
Actualmente soy estudiante, curso la Licenciatura de Ciencias de la Educación, en la Universidad Vizcaya de las Américas Campus Uruapan.
Me encuentro a pocos meses de graduarme, agradecida ante Dios, ante la vida misma, por una nueva oportunidad, y a un profesor en especial, capaz de cambiarle la vida a cualquiera como lo hizo conmigo desde el inicio en curso por medio de sus palabras, mismas que a pesar de la adversidad están llenas de sensibilidad y romanticismo, una persona única diría yo, su nombre es: José Carlos Minchaca Ochoa, y gracias a él, nació en mi el deseo de crear historias escritas en papel con tinta carmesí, alojadas bajo la penumbra con la posibilidad de gritar al mundo entero absolutamente todo lo que se lleva dentro, convirtiéndolo en una hermosa melodía sobre la vida misma.

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