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Descubre un hermoso lugar - Poemas de Nicolas Fernando Montoya Posada



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Descubre un hermoso lugar
Poema publicado el 29 de Enero de 2011

Manizales 30 de agosto de 2010
POEMA
“DESCUBRE UN HERMOSO LUGAR”

CANTO I
Hay cosas que me inquietan de mi país y del mundo,
a Colombia la conocen mucho más por las cosas malas que por las buenas.
Yo soy un colombiano, y me siento orgulloso de serlo,
estudio y me estoy formando para sacar este país adelante,
para que en los días futuros se diga que hay un colombiano que se ha esforzado por cultivar su mente.
Colombia es un país hermoso,
Colombia es mi patria natal.
En las blancas cumbres de los nevados de mi país,
puedo contemplar una riqueza sin igual,
Pero es una riqueza que no hemos sabido explotar.
Somos como aquellos pobres idiotas que no se han dado cuenta que están sentados sobre lingotes de oro.
Desde la Guajira hasta el Amazonas hay lugares hermosos para visitar,
hay recursos naturales que hay que explotar;
pero las multinacionales siempre se llevan la mejor parte.
Pagan la mano de obra muy barata,
venden sus mercancías a altos precios en el exterior.
CANTO II
Mi vida es como mi país,
mi vida tiene muchos tesoros,
pero no sé cómo explotarlos.
Mi país tiene muchos tesoros,
pero desafortunadamente nosotros los colombianos no sabemos explotarlos.
Yo pienso que la mayor riqueza de un país es su gente,
la mayor riqueza de una persona son sus talentos,
por lo tanto, la riqueza de un país, se encuentra en los talentos de su gente.
Llevamos doscientos años de independencia,
pero aún vivimos sumidos en la guerra;
en una guerra sin sentido,
en una guerra de narcos y corruptos,
en una guerra que nos afecta en todos los sentidos.
Nuestros campesinos han sido desplazados de sus tierras por el conflicto,
hay muchas personas desaparecidas,
muchos familiares de víctimas lloran la partida de sus seres queridos.

Eso es Colombia para el mundo,
porque lo que más llama la atención es lo malo;
Pero el poeta autor de este poema,
considera que Colombia es un lugar mejor.
Tenemos una gran biodiversidad,
el cóndor de los Andes surca nuestros cielos,
el barranquillo hace su nido en los barrancos,
el armadillo vive en sus madrigueras,
las aves surcan los cielos en las mañanas y en las tardes en los campos,
los halcones y los gavilanes pasan por nuestras ciudades cuando hacen su migración anual.
En todas estas cosas yo veo un propósito,
el propósito de embellecer la obra de arte que es Colombia con unas pinceladas de color.
Los mares de Colombia se parecen a litros y litros de pintura azul que el creador derramó para que los peces vivieran y para que los hombres se divirtieran;
las playas de Colombia son lugares en los que el amor nace y donde el viajero encuentra alivio a su cansancio,
son paradisiacos sitios que invitan a hacer interesantes recorridos,
allí el mar besa la playa muchas veces en el día, y los enamorados se besan para confirmar su cariño.
Las montañas nevadas de Colombia son lugares que dan alojamiento a los escaladores quienes van a sus cumbres para entrenarse con el fin de alcanzar la cumbre de montañas más altas.
CANTO III
Colombia es un país con una tradición cultural muy grande,
desde la Guajira hasta el Amazonas hay diferentes tipos de grupos sociales con costumbres y tradiciones distintas.
Están los costeños, descomplicados y rumberos,
Hay en los diferentes lugares y regiones cosas para sentirnos orgullosos.
Por ejemplo en la isla de San Andrés y Providencia encontramos la cueva de Morgan y el singular hoyo soplador.
En la Guajira podemos apreciar las salinas de Manaure, el carbón del Cerrejón, las playas y el desierto.
En el departamento del Cesar encontramos a los indígenas arwakos y el río Guatapurí en donde los compositores de vallenatos se han inspirado.
En santa Marta encontramos la quinta de San Pedro Alejandrino en donde la muerte alcanzó al libertador y también allí están las playas del rodadero.
En Barranquilla los artesanos trabajan con esmero para hacer el famoso sombreo vueltiao.
Cerca de Cartagena encontramos la paradisíaca isla de Barú y las islas del Rosario en las que los turistas se deleitan pasando unas agradables tardes caribeñas.
El 20 de enero es famoso en Colombia, porque en esta fecha se hace la fiesta de Sincelejo, la capital de Sucre.
En esta fiesta se hacen las famosas corralejas.
La capital de Córdoba es también conocida como la perla del Sinú, porque Montería es bañada por este río hermoso.
y en sus tierras podemos encontrar bellezas naturales que no tienen igual.
Antioquia es uno de los departamentos más influyentes de nuestro país.
De allí salieron los hombres que fundaron Manizales y le dieron origen a una estirpe que ha hecho un hermoso bordado en los campos colombianos, usando las semillas como hilo y el azadón como aguja.
En Cúcuta se encuentra la casa donde vivió los 13 primeros años de vida Francisco de Paula Santander, uno de los próceres de nuestra independencia.
En Bucaramanga, capital de Santander, encontramos unos hombres valerosos que se enfrentan sin temor a la vida.
Boyacá es la tierra en la que encontramos el majestuoso Páramo de Pisba,
en el que los frailejones crecen año por año,
con constancia y esmero un centímetro solamente y así hacen como un convento natural que preserva el agua del país, pues estos frailes naturales en su qietud parecen orar por los sitios en los que se encuentran..
En el Chocó podemos hacer un espectacular recorrido por un sitio llamado playa blanca, además, la cantidad de flora y fauna que encontramos en este departamento, brinda muchas oportunidades para los investigadores que quieren saber el potencial de la riqueza natural colombiana.
En el departamento de Cundinamarca encontramos los hermosos humedales,
hogar de numerosas aves que hacen sus nidos allí.
En el Tolima encontramos la montaña nevada, llamada Dulima por los indígenas, que con su manto blanco nos invita a escalar hasta su cumbre.
En Caldas encontramos la hermosa reserva natural de Río Blanco en la que podemos contemplar como nace el agua en las montañas y podemos conocer la belleza sin par de las aves y los mamíferos de la zona.
Allí el helecho arbóreo junto con el cuzumbo dan al paisaje una belleza paradisíaca.
El Cumanday es el nevado que se encuentra en la parte más alta del departamento.
Allí se encuentra un paisaje con hermosos frailes naturales que oran por sus habitantes.
Son los frailejones que junto a los venados y cóndores hermosean el sitio.
En Risaralda encontramos unos hermosos parques naturales como el parque Del Tatamá,
y en el zoológico de Pereira podemos contemplar la belleza de la fauna de nuestro planeta.
Las planicies del Valle del Cauca se prolongan hasta que se pierde la vista en el infinito.
Allí los campesinos cultivan la caña de azúcar para endulzar su vida diaria.
En Buga, uno de los municipios del Valle encontramos la Basílica del Señor de los Milagros la cual es visitada por muchas personas cada año.
En el Quindío encontramos a Armenia, la hermosa ciudad milagro.
Allí las palmas de cera nos muestran su majestuosidad y dan abrigo a los loros orejiamarillos.
En Huila, encontramos un hermoso contraste dado por el desierto de la Tatacoa y el imponente nevado que en sus cumbres blancas da cobijo a increíbles animales.
La capital del Cauca es Popayán y es una tierra en que la religiosidad, hace que la hermosura de los templos construidos, inviten a hacer una visita cultural a esta bella ciudad colombiana.
En el departamento de Nariño encontramos el Volcán Galeras quien con su fuerza ha asustado muchas veces a los pastusos,
pero ellos siguen en esas tierras,
trabajando y cultivando para ganarse el sustento diario.
Ellos son unos hombres y unas mujeres muy valientes y no se dejan perturbar por los rugidos de la tierra.
En Arauca podemos ver las famosas mangas de coleo,
allí un hombre y un caballo corren tras una res que toman por la cola y entonces la hacen caer.
Villavicencio, la capital del Meta es conocida como la puerta al llano,
allí los vaqueros desde pequeños se acostumbran a montar a caballo y a correr por las planicies detrás de las reses.
En Guainía podemos dar un paseo por los imponentes cerros de Mavicure,
allí la naturaleza nos invita a contemplar su hermosura,
allí las pinceladas de color que tienen los atardeceres
invitan al poeta a componer hermosos versos.
En Vichada podemos dar un paseo por el río Orinoco y podemos pescar en sus aguas para saciar nuestra hambre con un plato típico de la región.
En Amazonas encontramos una abundante riqueza natural,
los animales y las plantas se extienden por las selvas,
el gran río permite que las criaturas de Dios pululen en este sitio.
Allí los indígenas conservan tradiciones ancestrales de vida que nos invitan a dar una mirada al pasado.
Las selvas de San José del Guaviare invitan a los biólogos a hacer sus investigaciones allí.
Plantas, animales, insectos, este sitio es un paraíso para los amantes del mundo natural.
Los monos aulladores entonan su canción a diario,
y los loros ponen un manto verde a las tardes.
En Vaupés encontramos una gran variedad de petroglifos que nos hablan de la historia del pasado.
Allí apreciamos como el hombre ha tallado la piedra para darle diversas formas.
En Caquetá hay grandes extensiones de selva llenas de belleza natural, pero que desafortunadamente son escenario del conflicto violento del país.
En Mocoa, la capital de Putumayo hay muchos ríos en los que se puede ir a nadar y disfrutar de las aguas.

CANTO IV

Colombia ha sido cuna de grandes hombres,
hombres que con su esfuerzo y su inteligencia han ayudado a que nuestro país sea como es.
Obviamente no es un país perfecto,
pero es un hermoso lugar.
Así como las lombrices hacen abono consumiendo el estiércol, así yo quiero hacer con el estiércol de mi vida, que son mis problemas, un poco de abono y fecundar el suelo de mi existencia para las semillas de mis proyectos.
Colombia es el lugar de origen de mis planes y mi vida.
Colombia es la tierra querida en donde he crecido.
Colombia es la hermosa tierra que represento.
Ahora les voy a hablar de mi ciudad natal,
es la ciudad de las puertas abiertas,
una ciudad llena de montañas y de laderas,
una ciudad fundada el 12 de octubre de 1849 por unos hombres que venían a lomo de mula desde Antioquia.
Estas eran unas tierras inhóspitas,
aquí la mano del hombre no había hecho presencia.
Para llegar acá los hombres de la vieja Antioquia tuvieron que abrir trocha a punta de pico y pala para poder avanzar en medio de la agreste selva.
Eran tan difíciles los caminos que a veces ni siquiera los caballos eran capaces de transitar,
entonces los hombres se valían de unos gigantes corpulentos llamados cargueros,
quienes con una silla especial que se montaban a la espalda llevaban a hombres y mujeres al sitio que necesitaran.
Aquí en estas tierras el agua es abundante y por eso los colonos antioqueños decidieron hacer caseríos.
Fermín López, hombre procedente de Salamina fue el que primero llegó a estas tierras.
La fertilidad del suelo llamó grandemente la atención de las personas,
Manizales se fue poblando poco a poco,
y aunque sufrió por causa de varios incendios y temblores,
volvía a levantarse orgullosa y valiente como sus habitantes.
Desde las veredas del Sur como lo son la Violeta, La Siria y el Tablazo,
hasta los caseríos que hay hacia el Norte por Maltería,
Manizales está llena de gente amable y orgullosa de vivir en una patria como Colombia.
CANTO V
Yo repito en esta tarde con Rafael Godoy en su canción:
¡Ay que orgulloso me siento de ser un buen colombiano¡.
ES motivo de orgullo haber nacido en una patria tan hermosa,
una patria que me lo ha dado todo,
Una patria en la que aprendí a leer, escribir,
una patria en la que me estoy formando para ser un gran profesional,
una patria en la que he afrontado los problemas de mi vida,
una patria luchadora,
una patria que no se ha rendido ante el ataque de sus enemigos.
Una patria que ha visto nacer agrandes humoristas como Jaime Garzón,
una tierra que ha visto morir a grandes hombres como Bolívar y el sabio Caldas,
una tierra que escuchó los discursos de Camilo Torres.
una tierra que ha inspirado las esculturas de Fernando Botero,
una tierra que ha sido cuna del negro, del blanco, del indígena, del mestizo,
tierra que baila al son de un mapalé, una cumbia, una balada,
un joropo, un pasillo, un porro, una tonada,
un bambuco.
Al son de estos ritmos los enamorados colombianos han podido iniciar sus relaciones.
Nuestros abuelos les cantaban serenatas a las abuelas para enamorarlas;
al son de la guitarra el abuelo cantaba y la abuela escuchaba desde el balcón,
un día el abuelo le decía a la abuela que si se iban a casar y ella le daba el sí.
Así comenzaba una nueva familia,
así continuaba extendiéndose la estirpe,
llegaban los hijos y el abuelo trabajaba más duro.
Hasta que un día los hijos crecían y le ayudaban al abuelo en las faenas del campo,
así, como guía, jefe, maestro y consejero desempeñaba su trabajo el abuelo.
Cuando pienso en el contenido semántico de la palabra Colombia,
me quedo meditabundo y me digo:
qué hermoso lugar es.
CANTO VI
Recuerdo todas las luchas y batallas de nuestro pueblo,
recuerdo mis ancestros,
recuerdo la historia,
recuerdo el día en que nací,
recuerdo aquel 30 de abril de 1985,
recuerdo la finca de mis abuelos,
allá en la vereda La Siria.
Recuerdo como mi abuela preparaba las arepas en el fogón de leña,
recuerdo mis faenas, yendo por los caballos y recogiendo los huevos de las gallinas,
recuerdo el sabor de las guayabas, las naranjas, las mandarinas, las guanábanas, los mangos.
Recuerdo las reuniones familiares en diciembre,
recuerdo como chillaba el cerdo en diciembre cuando lo mataban,
recuerdo la natilla y los buñuelos.
Recuerdo la gran cuesta que había que subir para salir de la finca,
recuerdo los cafetales en los que cuando pequeño trabajé,
con un tarro de manteca amarrado a la cintura y cogiendo las pepas rojas.
Recuerdo el trabajo en la peladora de café,
en las heldas donde este se seca ,
en las mesas en las que por las noches escogíamos el fruto con el que se hace el tinto.
Recuerdo el sabor del cacao que preparaba mi abuela,
recuerdo como montaba en los caballos de la finca por los senderos y por las planicies,
recuerdo las expediciones que hacía en los montes en busca de frutos como congolos y chochos,
recuerdo mis amores platónicos y muchas aventuras.
Y cuando veo un río,
inmediatamente me acuerdo de aquellas tardes, mañanas y noches que pasamos en la finca de mi padre,
recuerdo cuantas veces con el machete al cinto estuve desherbando,
recuerdo como sembraba mi papá el frijol y el maíz,
recuerdo como mi madre y mi abuela venteaban el fogón con una china hecha de iraca,
recuerdo como asábamos los plátanos en la lumbre del fogón.
Una finca llamada Roma tiene muchos recuerdos de mi vida,
recuerdos que no van a morir;
para mí esa finca que está en Colombia tiene grandes tesoros de reminiscencias,
allí en esos paisajes pude construir mis sueños.
Los columpios que hacían mis tíos y mis abuelos en los corredores de la casa de la finca me hacen recordar tardes de alegría junto a los primos y los tíos.
Noches en las que jugábamos a la lleva, al escondite....
cuantos buenos recuerdos.
Todavía se conservan frescas en mi memoria aquellas tardes lluviosas en las que subíamos de la finca que estaba junto al río.
Llegábamos a la casa de Roma empapados y dichosos,
cansados y hambrientos.
En el pastal que estaba junto al río corríamos y gritábamos de felicidad,
nos bañábamos en las cascadas y jugábamos a encontrar tesoros y guacas.
En las noches escuchábamos historias que nos hacían temblar de miedo,
y en los tiempos de la abuela rezábamos el rosario.
Roma ha cambiado,
no es la misma.
Ahora la veo más pequeña y más vieja,
pero sigue siendo igual de hermosa.
Me da risa pensar en la manera como el abuelo la consiguió.
Entre sus correrías tomando en una cantina,
se encontró con un hombre y,
decidieron cambiar las tierras que poseían sin conocerlas.
Mi abuelo y mi abuela vivían en una pequeña finca con una sola casa y el dueño antiguo de Roma y mi abuelo decidieron cambiar mano a mano y sin pensarlo,
eran hombres de palabra, hombres que no se echaban para atrás en sus decisiones.
Así fue como mi abuelo adquirió Roma.
Plátano, yuca, café, banano, aguacate, zapotes, mangos, manzanas, ochubas y muchos otros frutos cultivamos en Roma.
Recuerdo el sabor de las moras silvestres con azúcar,
recuerdo como huíamos al ver una culebra.
Roma es una selva en la que incluso podemos hallar osos perezosos.
Roma es como Colombia, una tierra grande y hermosa.
El viejo naranjo que estaba en la loma,
no sucumbió al paso de los años y el viento;
a él lo mataron las termitas,
lo secaron de raíz.
Aún recuerdo el sabor de sus naranjas y digo con nostalgia que eran únicas.
Recuerdo como íbamos con estopas a la loma para tirarnos deslizados por sus laderas,
recuerdo las arañas de colores con las que jugábamos en las tardes,
recuerdo los murciélagos que había en la parte baja de la casa,
recuerdo los papayos y los hormigueros,
Roma está toda entera en mi memoria.
Ni siquiera el tiempo podrá borrar tantas cosas que viví en ese pedazo de tierra,
las vacas bramaban cuando las cogíamos para ordeñarlas,
algunas eran muy jodidas e incluso pateaban;
pero la leche deliciosa salía de las ubres y luego era hervida para consumirla o venderla.
En Roma siempre había cosas por hacer;
uno se levantaba, iba por los caballos, se iba para los cafetales a desherbar;
en Roma no había momento para el descanso,
es una tierra que clama el sudor del hombre.
CANTO VII
Cuando murió el abuelo Roma fue repartida;
ya no era una sola propiedad, sino muchos pedazos de una gran tierra;
pero Roma no volvió a ser la misma desde que el abuelo murió.
El abuelo dejó una profunda soledad en Roma,
ya las tardes no eran iguales sin su presencia en la gran casa.
Los caballos lo extrañaban,
las vacas sentían su ausencia,
los perros aullaban de tristeza;
nosotros llorábamos en silencio;
mi abuela estaba triste, cabizbaja.
Ya no estaba a su lado ese gran hombre que le había dado 14 hijos,
Roma se quedaba sin su guía y patrón.
Mi abuelo fue un colombiano valeroso,
un hombre trabajador.
Él madrugaba antes que rayara el alba y salía con el machete y el sombrero.
Mi abuela se levantaba,
le daba los tragos y ella se ponía a despachar el desayuno;
Él, se iba al campo, desherbaba,
ordeñaba las vacas,
herraba los caballos,
recolectaba café, sembraba yuca, plátano, maíz, banano.
Era el jefe del hogar,
era quien dirigía todo en Roma y en la familia,
mi abuelo era como uno de los héroes de la patria, porque gracias a él nosotros pudimos salir adelante.
Con sus esfuerzos, sus consejos y su ejemplo nos educó;
conocía las faenas del campo de una manera casi perfecta.
Cuando llovía no se quedaba en la casa esperando a que escampara,
no, él salía a trabajar bajo la lluvia.
Mi abuelo era un hombre sin igual,
un hombre para imitar.
Fue de origen antioqueño,
nació en Marinilla.
En sus años mozos fue arriero y con las recuas de mulas recorría las tierras antioqueñas,
llevaba y traía lo que le encomendaban.
Cuidaba sus jamelgos,
fumaba su tabaco,
medía las distancias basándose en el tiempo que demoraba fumarse un puro.
Sus manos callosas nos hablaban de los esfuerzos diarios que pasaba en las faenas del campo.
El abuelo aprendió de su padre la forma de ganarse la vida,
trabajando honradamente,
labrando la tierra,
recorriendo el mundo.
El campo era el lugar donde mejor se sentía;
el aire fresco llenaba sus pulmones,
el jazmín de noche le regalaba su fragancia en las vísperas,
la luna, compañera fiel lo guiaba en las noches de trabajo.
El abuelo era un gran hombre, por su talla y su corazón.
Fue un hombre que amontonó su riqueza poco a poco,
a punta de sudores compró casas y fincas,
el abuelo era un hombre de imitar.
Fue un hombre que supo surcar las dificultades de la vida,
un hombre que se enfrentó con grandes retos,
y todos los pudo superar,
un hombre con una fortaleza de imitar.
Dios adornó la cabeza del abuelo con una blancura nívea,
las arrugas surcaban su rostro,
sus manos curtidas por el sol nos hablaban del trabajo,
sus dulces ojos nos hablaban del amor.
Nosotros, sus hijos y nietos somos frutos de ese amor,
del amor del abuelo y la abuela.
La abuela,
oh, que gran mujer.
Ella era como la parte débil del abuelo,
era su complemento,
era su compañera,
su amiga y confidente.
22 embarazos soportó
y catorce hijos crió.
En su regazo estuvieron mi padre y mis tíos,
su dulce voz les enseñó a hablar,
su mano suave enseñó a escribir a sus hijos e hijas.
Sus oídos estaban pendientes del llanto de los bebés,
de la llamada del abuelo,
del ladrido de los perros,
de los frutos de la huerta,
del almuerzo, del desayuno, de la cena, de la merienda,
de preparar los alimentos para que los niños fueran a llevárselos a los trabajadores.
Ella remendaba la ropa,
tomaba la iraca y hacía con ella escobas,
revolvía el café en la helda,
cultivaba su jardín,
bañaba los bebés,
les daba comida,
bajaba al gallinero y les echaba maíz a las gallinas,
recogía los huevos,
mataba el pollo para el sancocho,
salaba la carne,
molía el maíz,
asaba las arepas,
juntaba la candela para el fogón;
ella a todas horas estaba trabajando.
Era una mujer incansable.
Sólo por la noche,
cuando todos estaban ya acostados, reposaba un poco;
pero entonces llegaba el abuelo a reclamar las mieles de su amor,
entonces la abuela se entregaba al abuelo sin pensar.
En ese entonces no había condones,
ni pastas para planificar,
no había televisor con el cual se entretuviera el abuelo viendo películas,
ella era la diversión.
Entonces la abuela, con manos de joven acariciaba al abuelo,
le quitaba el sombrero,
y en una semidesnudez empezaba la faena amorosa.
En la oscuridad, después de compartir su amor,
los abuelos se tomaban de la mano y hablaban de varias cosas;
hablaban de los planes, de los hijos, del mercado,
finalmente se dormían,
al día siguiente se levantaban temprano y comenzaba de nuevo la tarea diaria.
El abuelo iba a la ciudad a mercar y a traer las cosas que necesitaba para la finca,
el abuelo salía a menudo de la finca.
Iba a la feria, compraba animales,
vendía otros,
cobraba viejas deudas.
La abuela eventualmente visitaba a su familia,
la tarea de la abuela era cuidar de esa gran casa, ordenar todo y cuidar de los hijos.
Es totalmente cierta la frase que dice que cuando un hombre y una mujer tienen un hijo,
si son buenos padres,
dejan de vivir para sí y comienzan a vivir para sus hijos;
eso hicieron los abuelos.
Lo hicieron porque se entregaron con todo el corazón para levantar a la familia.
Ser padre es una tarea para la cual la mayoría de las veces las personas no se preparan,
todo es al ensayo y el error.
Lo primero que se experimenta es ser un padre duro y exigente,
luego con los hijos menores el corazón se va ablandando,
después llegan los nietos y uno se vuelve un terrón de azúcar.
Abuelo, qué habrás sentido cuando me viste a mí,
¿qué sentiste cuando viste al hijo mayor de tu hijo menor?
Lastimosamente el tiempo no dejó que te lo preguntara,
partiste demasiado pronto.
El abuelo, el héroe de los nietos,
el guía de los hijos,
partió un día de agosto,
un 19 de agosto del año 1986.
Abuelo te fuiste y nos dejaste con una profunda soledad,
tus hijos y tus nietos lloramos tu partida,
toda tu prole estuvo en vela junto a tu cuerpo ya sin vida.
CANTO VIII
Un gran hombre partía para el cielo,
un gran colombiano, de cepa y de verraquera se iba;
dejaba su legado,
dejaba su ejemplo,
dejaba a su mujer viuda,
dejaba sus hijos huérfanos;
su misión estaba cumplida.
Dios se lo llevó a rendir cuentas,
Dios nos lo dio, Dios nos lo quitó,
bendito sea Dios.
Tus anécdotas abuelo, eran historias de tiempos remotos,
tiempos que muchos no conocimos.
Tus historias a veces eran para no creerlas,
historias de un mundo sin electricidad y sin televisión,
historias de un mundo difícil, pero tranquilo;
historias sin carros,
historias de viajes en tren.
Historias en las que se hacían largos viajes caminando.
Ay, abuelo, no te conocí lo suficiente, pero te amo,
te amo con un amor de nieto,
un amor que traspasa las barreras del tiempo y el espacio.
Colombia perdió a uno de sus grandes hombres,
al hombre que trajo al mundo una prole trabajadora y esforzada,
una prole que ha labrado la tierra con el mismo esfuerzo y dedicación que tú lo hiciste,
una prole que ha vivido entre animales y plantas,
una prole que huele a humo y jazmín,
una prole que come papaya, mango y guanábana,
una prole que aprendió de ti muchas cosas;
aprendió de ti la manera de ganarse la vida,
aprendió de ti la fe y la inquebrantable voluntad;
por eso me siento orgulloso de ser descendiente tuyo,
de llevar tu apellido, de haber heredado tus genes.
CANTO IX
Pero no quiero olvidar a mi otro abuelo y a mi otra abuela,
porque son necesarias dos personas,
dos estirpes, para que una persona nazca,
por eso también quiero hablar de mi familia materna.
Abuelo materno,
tú fuiste el último de los hijos de doña María y don Juan;
tu fuiste el Benjamín de tu casa,
por eso no pudiste disfrutar a tus padres,
pero saliste adelante.
Conociste a mi abuela en el Tablazo y después de seis meses de noviazgo se casaron.
Para ustedes tampoco fue fácil la vida,
trabajaron igualmente el campo;
mi abuelo es un hombre que tenía una gran fortaleza.
Abuelo, cómo hacías,
llevaste la madera necesaria para hacer una casa desde el borde del río.
Así como una hormiga que hace muchos viajes para llevar la comida al hormiguero,
así tú con paciencia fuiste llevando la madera para levantar un techo para tus hijos y tu esposa.
Abuelo, te ganaste la vida trabajando mucho,
el sudor corría por tu rostro en las faenas de sembrar,
recoger, desherbar y hacer mil cosas en la finca.
La vida fue traicionera y te arrebató el primer fruto de tu virilidad;
abuelo del alma, tu primer hijo murió en la flor de su juventud,
tú y mi abuela lloraron mucho su partida,
pero no se rindieron, continuaron luchando por sus otros hijos.
Fue dura la labor del abuelo, pues tuvo 8 hijas y 2 hijos,
fue dura la vida de las tías, porque les tocó hacer fatigosos trabajos.
Que dura, pero que sabrosa fue esa vida en la finca;
levantarse temprano para ir a estudiar,
llegar de estudiar y trabajar en la finca;
por la noche escoger el café, dar de comer a las gallinas,
ay, la vida del campo,
difícil, pero sabrosa.
tranquila y peligrosa.
Mi abuela materna educó a sus hijas con esmero,
su hijo menor fue el niño consentido,
el primogénito murió sin remedio,
oh vida, por qué eres tan cruel,
por qué nos das los hijos si nos los vas a quitar.
La muerte no debería existir,
nos corta la comunicación con nuestros seres queridos,
tan sólo los podemos ver en nuestros recuerdos.
Como dice Darío Gómez en su canción: Nadie es eterno en el mundo,
Pero por qué tantas personas mueren jóvenes,
es un misterio total.
Así murió mi tío y dejó a mi familia materna sumida en el dolor,
pero como buenos colombianos, se levantaron de ese golpe y continuaron,
mis tías se casaron,
mi madre se casó;
todos abandonaron la casa,
En ella sólo quedaron el abuelo y la abuela.
Íbamos a visitarlos los domingos en la finca,
pero un día el abuelo se enfermó,
no pudo seguir trabajando en la finca;
entonces, oh abuela, vendieron la finca,
compraron una casa en la ciudad,
se marcharon del sitio en el que vivieron toda la vida.
El abuelo se encerró,
no pudo salir más,
el alzheimer le llegó,
sa sólo no lo podíamos dejar.
Sentado en una silla, caminando por la casa,
así pasa sus días el abuelo;
espera la visita de sus hijos y sus nietos,
le gusta conversar,
le gusta decir chistes pasados de moda,
le gusta mofarse de las cosas pequeñas.
El abuelo ahora es como un niño que la abuela cuida,
el abuelo es como un frágil niño que la abuela debe proteger.
Fue un hombre vigoroso,
trabajó hasta el cansancio;
ahora ya descansa en su casa,
esperando algún día la visita fatal.
Esta es mi familia, esta es Colombia;
doscientos años de historia,
doscientos años en los que han sucedido muchas cosas;
Colombia es un poema que el creador ha compuesto
con la ayuda de nosotros los colombianos.
CANTO X
Colombia no es tan sólo la violencia, las FARC, el ELN, los secuestradores y ladrones;
Colombia somos también todos los colombianos que nos levantamos cada día a trabajar y estudiar para construir un país mejor,
Colombia es mi familia, Colombia es este suelo,
Colombia son las palabras del Himno Nacional,
Colombia es un conjunto de hermosos ríos y montañas que nos brindan lo que necesitamos para vivir,
Colombia es amor, amor que está en las madres, en los hijos, en los padres,
Colombia soy yo,
Colombia es un poema en el que cada día se escriben muchos versos,
Colombia, querido lector, es un lugar en el que encontrarás grandes tesoros que disfrutarás.
Ven a Colombia y conocerás la historia que hemos construido en 200 años.
Colombia es cordillera, es río, es mar,
Colombia es oro, agua y sangre,
Colombia es el cóndor y la libertad.
Ven aventurero a Colombia y aquí encontrarás
muchas oportunidades para reír y gozar;
ven a Colombia, conoce nuestra historia,
conoce nuestra cultura;
No te alcanzarían doscientos años para poder descubrir lo que es Colombia,
porque Colombia ocupa un pequeño lugar en el mundo, pero ha escrito muchísimas páginas de la historia de la humanidad.
Ven y descansa en las hamacas,
ven y nada en las playas hermosas del Pacífico y el Atlántico,
ven escala las montañas,
ven y disfruta de nuestros deliciosos platos,
ven siente el calor de los colombianos,
ven disfruta nuestra diversidad,
ven a Colombia, no te arrepentirás.
Ven sacia tu curiosidad en los misterios de nuestra literatura y nuestros pueblos;
navega por los mares, nada en las playas, disfruta de los ríos;
ven tómate un aguardiente de las cañas de los valles y el anís de las montañas;
ven tómate un café y disfruta el sabor del grano que los campesinos cultivan con esmero.
Colombia es un paraíso,
ven a conocerlo,
no te dejes engañar por la mala fama que han querido darle a nuestra patria;
es cierto, hay violentos, pero también hay conmigo gente de paz.
Nuestros policías y soldados día a día luchan por nuestra seguridad,
aquí el verde de las montañas te invita a conservar la esperanza,
el azul del cielo te invita a pensar en la paz;
el bien está germinando ya,
la horrible noche ha pasado,
Independencia gritaron nuestros próceres,
la sangre de los héroes se derramó en la tierra;
esa tierra fue la semilla del pueblo colombiano,
un pueblo luchador,
un pueblo que no se rinde.
Han sido muchos los conflictos y problemas que hemos tenido que padecer,
pero de ellos nos hemos levantado;
nosotros somos el fruto de una raza luchadora, una raza incansable,
esa raza de nuestros abuelos y padres.
Colombianos, unamos nuestras manos,
trabajemos por un país mejor,
olvidemos las guerras y las diferencias que nos separan.
Gritemos al mundo: Viva Colombia,
viva la paz,
no más secuestrados, no más maldad,
nuestros hijos piden ya la libertad.
Dejemos la esclavitud en la que la violencia nos tiene sumidos,
dejemos a nuestros captores,
obtengamos la libertad.
Luchemos todos juntos, en paz y en hermandad,
luchemos todos juntos por la felicidad.
Hagamos una fiesta en paz y en unidad,
hagamos un sancocho, comamos en paz,
saciemos ya el hambre de nuestros compatriotas,
no permitamos que en nuestros pueblos se aguante más hambre ya.
Cultivemos los campos,
trabajemos la tierra,
ella nos dará el pan para saciar nuestra hambre y la de nuestros hijos.
De los llanos llega el ganado,
el ganado del cual sacamos la carne para alimentarnos;
de la costa llega el coco para hacer un delicioso dulce,
del altiplano llega la papa para el sancocho,
de todas las regiones llegan productos para el gran almuerzo colombiano.
Ven extranjero, disfruta de Colombia, no te arrepentirás,
ven y contempla nuestras artesanías,
mira los sombreros hechos con caña,
las hamacas, las mochilas,
Ven a Colombia y disfruta de un bello país,
un país que me vio nacer,
un país que ha visto mis dolores y mis alegrías.
¡Ven a Colombia y deléitate!.


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