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Oda a los nÚmeros - Poemas de Pablo Neruda



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Oda a los nÚmeros
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

Qué sed
de saber cuánto!
Qué hambre
de saber        
cuántas
estrellas tiene el cielo!

Nos pasamos
la infancia        
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,
la juventud contando        
pétalos, cabelleras.
Contamos
los colores, los años,
las vidas y los besos,        
en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.        
Los números parían.
Las ciudades
eran miles, millones,
el trigo centenares        
de unidades que adentro
tenian otros números pequeños,
más pequeños que un grano.        
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
y por más que corrió con el sonido        
fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,        
de noche, fatigados,
llegaba un 800,
por debajo,
hasta entrar con nosottros en la cama,       
y en el sueño
los 4000 y los 77
picándonos la frente
con sus martillos o sus alicates.        
Los 5
agregándose
hasta entrar en el mar o en el delirio,
hasta que el sol saluda con su cero        
y nos vamos corriendo
a la oficina,
al taller,
a la fábrica,        
a comenzar de nuevo el infinito
número 1 de cada día.

Tuvimos, hombre, tiempo        
para que nuestra sed
fuera saciándose,
el ancestral deseo
de enumerar las cosas        
y sumarlas,
de reducirlas hasta
hacerlas polvo,
arenales de números.        
Fuimos
empapelando el mundo
con números y nombres,
pero
las cosas existian,       
se fugaban
del número,
enloquecían en sus cantidades,
se evaporaban        
dejando
su olor o su recuerdo
y se quedaban los números vacíos.        

Por eso,
para ti
quiero las cosas.
Los números
que se váyan a la cárcel,       
que se muevan
en columnas cerradas
procreando
hasta darnos la suma        
de la totalidad de infinito.
Para ti sólo quiero
que aquellos        
números del camino
te defiendan
y que tu los defiendas.
La cifra semanal de tu salario        
se desarrolle hasta cubrir tu pecho.
Y del número 2 en que se enlazan        
tu cuerpo y el de la mujer amada
salgan los ojos pares de tus hijos        
a contar otra vez
las antiguas estrellas
y las innnumerables
espigas        
que llenarán la tierra transformada.




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