Fiel jardinero
Poema publicado el 27 de Agosto de 2015
FIEL JARDINERO
Corta y poda jardinero,
ese árbol que creció
en el huerto de mi vida,
muy cerca del corazón.
Sus ramas altas, esbeltas,
y precioso su color,
me embelesa su grandeza,
su belleza y su esplendor.
Pero en su raíz encierra
la mentira y la maldad,
lo que aparta de la senda,
de la pureza y verdad.
Prisionera está mi vida;
amarrado el corazón,
de ese árbol mentiroso
que me aleja de mi Dios.
Me atrapa día tras día
de su fruta, el buen olor,
y gustosa me recreo
en su aroma y su sabor.
Mi dueño, mi jardinero,
arráncalo de raíz,
porque envenena mi vida
apartándome de ti.
Tú, que pusiste los ojos
en mi huerto, en mi jardín;
yo, ausente y distraída,
lejos estaba de ti.
Riega con tu agua viva
las flores de mi jardín,
esas que son de tu agrado
y que me llevan a ti.
Fortalece con tu gracia
y engalana de color,
los árboles que un día plantaste
en mi alma y corazón.
Perdóname, dueño mío,
mi bueno y fiel jardinero,
dame de nuevo tu mano
y cuidaremos mi huerto.
Con tu gracia y con mi esmero
cuidaremos mi jardín,
no quiero que la cizaña
vuelva a crecer y vivir.
P.L.
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Poema publicado el 27 de Agosto de 2015
FIEL JARDINERO
Corta y poda jardinero,
ese árbol que creció
en el huerto de mi vida,
muy cerca del corazón.
Sus ramas altas, esbeltas,
y precioso su color,
me embelesa su grandeza,
su belleza y su esplendor.
Pero en su raíz encierra
la mentira y la maldad,
lo que aparta de la senda,
de la pureza y verdad.
Prisionera está mi vida;
amarrado el corazón,
de ese árbol mentiroso
que me aleja de mi Dios.
Me atrapa día tras día
de su fruta, el buen olor,
y gustosa me recreo
en su aroma y su sabor.
Mi dueño, mi jardinero,
arráncalo de raíz,
porque envenena mi vida
apartándome de ti.
Tú, que pusiste los ojos
en mi huerto, en mi jardín;
yo, ausente y distraída,
lejos estaba de ti.
Riega con tu agua viva
las flores de mi jardín,
esas que son de tu agrado
y que me llevan a ti.
Fortalece con tu gracia
y engalana de color,
los árboles que un día plantaste
en mi alma y corazón.
Perdóname, dueño mío,
mi bueno y fiel jardinero,
dame de nuevo tu mano
y cuidaremos mi huerto.
Con tu gracia y con mi esmero
cuidaremos mi jardín,
no quiero que la cizaña
vuelva a crecer y vivir.
P.L.
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