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Una octava real y ocho sonetos. - Poemas de Rafael Mérida Cruz-lascano



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Categoría: Poemas de Amor
Una octava real y ocho sonetos.
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

Una Octava real y
ocho sonetos
-endecasílabos-


CONSTELACION DE LAS HORAS
(A: Amparito Mérida)

Amparito, enciendes presuntuosa

mi llama del amor, que escondido,

parece, la estrella , caprichosa,

alzando al sol en su propio nido;

riendo, beso tus labios de Diosa,

ingenua caricia de un sentido,

toco suave la cintura leve ...

oigo así, el amor ¡Que siempre tuve!


Endecasílabos

I DULCE ILUCION

Amparito, enciendes presuntuosa,

la dulce ilusión de mi juventud,

divino hechizo, que en la plenitud,

dentro de mi corazón, reposa.

En el abrazo de un sentimiento,

que arrulla la dicha anticipada,

un suspiro tierno, en la escapada,

quiere eclipsar, mi albo pensamiento.


Eras mi resumen de universo

donde mi personalidad oía,

cantar a orfeo, con un solo verso.

son secretos mios ¡yo la sabía!

mucho antes que Hesiodo lo dijera.

pues se que desde antes te quería.



II "Tú, ya eras mi destino"

Mi llama del amor, que escondido

en el pabilo de mis suspiros,

que junta a seres predestinados,

hasta que nacemos , de un latido.

Grande fué mi dicha al conocerte,

mi pecho feliz acobijaba

al cupido loco que esperaba,

flechar sagaz al sol , solo al verte.

Con dulce amor, enzarcé un rosario,

Amparito, eres tú melodía

que con tu nombre forma un santuario.

Feliz realidad o fantasía,

solo una mujer me lo asegura,

¡antes de mirarla ... la quería!


III "Soñando despierto"

Parece la estrella caprichosa

que a paso breve -quedo- se acerca,

y con su mano, el sendero marca

puntos cardinales sigilosa.

Dije despierto que la soñaba,

ausculté su estatua, sus sentidos,

el cielo desborda sus latidos,

mientras castamente se insinuaba.

Invisible, el amor nos retrata

en la iglesia de Santa Lucía,

Testigo ciego ella, yo profeta.

¡la besé con fé! -nada decía-

al mirar sus ojos ... supe que ella

antes de responder ...¡Me quería!

IV

Eres una estrella

ALZANDO AL SOL, EN SU PROPIO NIDO

El astro rey, juega, con las estrellas,

Corro, audaz tomo, cada una de ellas…

Otras, en el mar se han perdido.

Tu puber rostro inspira al soneto,

Cual cuerpo, que inspira la pasión,

Tu nombre, música de una canción,

Tu caminar, es para el río un reto.

Verte reír es como oír la misa;

La transpariencia de mediodía;

Misterio, que tu mirada oficia.

Reloj de su corazón oía,

La pensativa joya que avisa,

Cariñosa. QUE YA ME QUERIA


V Divina Peticion

Riendo, beso tus labios de Diosa,

con néctar a Dios pido tu mano,

linfa cristalina, en galo trono,

castidad visible, olor de rosa.

En tí la primavera nació,

se llenó de luz la noche obscura,

de doncellas la más casta y pura,

cielo y mar, al rey estremeció.

Dos en uno, la amada me arrastra,

y así nació, lo que ya existía

quién es, de filosofía, mi maestra.

Hambre de encarnación padecía,

desnudo el pensamiento, demuestra,

que con amor ciego la quería.


VI Nuestra Ilusión

Ingenua caricia de un sentido

fruto, de compartida ilusíon,

cielo que se baña de canción,

pues viene vestida de cupido.

Nuestro amor, llenó la seguidilla,

y cada hijo es uno de sus versos,

esencia bendita con sus besos,

penetrando la noche sombrilla.

Fiel amante, amiga, casta esposa:

tu vientre preciosa trilogía;

sin egoísmo, sin celo, virtuosa.

Aldeanita hecha reina en un día,

cantando, me dijiste, "te quiero"

-yo no expresé nada- ¡Te quería!

VII "Yo te amo"

Toco suave, la cintura leve,

me conforta presionar tu talle,

como claro río que cruza el valle,

o un chopo que de su arroyo bebe.


Te amo, por sencilla, por sencible,

amo tu sonrisa franca y errante,

amo tu constancia, tu horizonte,

tu gentil mano casta, invencible.

Te amo, porque tú nunca desmayas,

aunque sientas todo cuesta arriba,

¡porque induces fé por donde vallas!

infinito amor, que nos unía,

cubierto en cónclaves amarillas,

realidad: "Desde antes te quería"

VIII "Realidad"

Oigo así, el amor, ¡que siempre tuve"

cual pájaro audaz en raudo vuelo,

que osa llegar, sin alas al cielo

y siente, tu amor, en una nube.

Tu eres la linfa que apaga mi sed,

mi lira de silbos amorosos,

aroma de los campos nemorosos,

la hoja verde que vuela a su merced.

Hoy te amo más, como nunca amé,

adoro hoyuelos en tu mejilla,

hipsípila, vistes de crepé.

La vida su amor nunca varía,

sin ostentar, vanidad humana;

"ella me quiere" ... ¡Yo la quería!.

Rafael Merida Cruzlascano

Van Nuys CA USA



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