Ayacucho
Poema publicado el 28 de Octubre de 2009
Bajo el azular del cielo,
rodeado de tunales,
entre molles y retamas;
nace en verdes valles.
Ayacucho.
Ciudad sucursal del cielo,
que haz vuelto a renacer,
marcando en todo el mundo
un brillante amanecer.
Eres cuna de ilusiones,
fuente de toda alegría;
en el alma tuya llevas,
de tus hijos, la agonía.
Ya el invierno ha pasado,
y en los capullos dejó sembrado
la semilla de esperanza;
y hoy la paz ha brillado,
En los viejos tiempos
el alba estaba serena;
y en la desolada sombra
lloraba el tiempo.
Ya el invierno frío
de aquellas madrugadas,
dejó naciendo en las flores.
la esperada primavera,
la rosa roja,
el amor sincero.
La primavera llegó
en Ayacucho sembró
la paz en los corazones,
y el amor en sus canciones.
Las retamas hoy sonríen
en el nuevo amanecer,
el sol naciente luce
rayos de fiesta y placer;
paciente espera la luna
los rayos del astro rey
para darle a Ayacucho
un hermoso atardecer.
Gracias te doy Ayacucho,
porque en tu seno sembré
de las flores la más bella
que siempre anhelé.
Hoy de lejos te recuerdo
y sé que volveré,
Ayacucho eres tu
para mi alma
un dulce hogar.
LAR
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Poema publicado el 28 de Octubre de 2009
Bajo el azular del cielo,
rodeado de tunales,
entre molles y retamas;
nace en verdes valles.
Ayacucho.
Ciudad sucursal del cielo,
que haz vuelto a renacer,
marcando en todo el mundo
un brillante amanecer.
Eres cuna de ilusiones,
fuente de toda alegría;
en el alma tuya llevas,
de tus hijos, la agonía.
Ya el invierno ha pasado,
y en los capullos dejó sembrado
la semilla de esperanza;
y hoy la paz ha brillado,
En los viejos tiempos
el alba estaba serena;
y en la desolada sombra
lloraba el tiempo.
Ya el invierno frío
de aquellas madrugadas,
dejó naciendo en las flores.
la esperada primavera,
la rosa roja,
el amor sincero.
La primavera llegó
en Ayacucho sembró
la paz en los corazones,
y el amor en sus canciones.
Las retamas hoy sonríen
en el nuevo amanecer,
el sol naciente luce
rayos de fiesta y placer;
paciente espera la luna
los rayos del astro rey
para darle a Ayacucho
un hermoso atardecer.
Gracias te doy Ayacucho,
porque en tu seno sembré
de las flores la más bella
que siempre anhelé.
Hoy de lejos te recuerdo
y sé que volveré,
Ayacucho eres tu
para mi alma
un dulce hogar.
LAR
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