A una gitana
Poema publicado el 01 de Abril de 2010
Mujer de tul oscuro y riza cabellera
que lees en la mano los signos del mañana,
anoche, tras telones te vi por vez primera
con todos los glamures de una bella gitana.
Te vi como a nadie antes, cruzando mil fronteras,
Señora de las sendas que no tienen final;
y vi cómo mis locos ensueños y quimeras
marchaban tras de ti, danzando en tu ritual.
Tú figura cubierta por un frágil vestido
cruzaba por el mundo, sin patria ni cobijo;
y tu alma, cual gaviota siempre ávida de nido,
el tiempo trasponía buscando regocijo.
En un marco de escote brillar vi tus collares
como también el áureo color de vuestra piel
y pude contemplar la gracia en tus lunares
oyendo en tus zarcillos afable un cascabel.
Tú que en mi despertaste el último deseo,
hermana del vaivén del viento y del destino,
ojala un día vuelvas de tu eterno paseo
para que entonces pueda cruzarme en tu camino.
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Poema publicado el 01 de Abril de 2010
Mujer de tul oscuro y riza cabellera
que lees en la mano los signos del mañana,
anoche, tras telones te vi por vez primera
con todos los glamures de una bella gitana.
Te vi como a nadie antes, cruzando mil fronteras,
Señora de las sendas que no tienen final;
y vi cómo mis locos ensueños y quimeras
marchaban tras de ti, danzando en tu ritual.
Tú figura cubierta por un frágil vestido
cruzaba por el mundo, sin patria ni cobijo;
y tu alma, cual gaviota siempre ávida de nido,
el tiempo trasponía buscando regocijo.
En un marco de escote brillar vi tus collares
como también el áureo color de vuestra piel
y pude contemplar la gracia en tus lunares
oyendo en tus zarcillos afable un cascabel.
Tú que en mi despertaste el último deseo,
hermana del vaivén del viento y del destino,
ojala un día vuelvas de tu eterno paseo
para que entonces pueda cruzarme en tu camino.
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