Invéntame un cielo
Poema publicado el 18 de Mayo de 2011
Si acaso tuvieses que dar cuenta de mí.
Si se te cerrasen las opciones al silencio y
se desatasen las interrogantes por mi persona,
no te abrumes con verdades.
Cuenta los cuentos que me contabas:
diles que fui un santo y te adoraba,
que asumí mi rol con devoción
y mi papel con respeto;
que nunca hubo ocasión de disfrazar la verdad,
que mi corazón tenía patente
en el registro de tus besos.
Invéntate un mundo a tus necesidades:
exalta mis virtudes y omite mis iniquidades,
que nunca ha sido derroche de buen juicio
prolongar errores y posponer revoluciones.
Diseña a modo las palabras que te vistan con decoro,
allégate de términos bondadosos
para exaltar tu elección.
Diles a todos que tu nombre habitaba en mi ventrículo izquierdo
y que el mío se había hospedado en tus fantasías,
diles que tus ideas comulgaban con las mías,
que nuestras pupilas al unísono se orientaban,
que el mañana nunca nos espantó y
que el presente nunca fue suficiente para
desorientar nuestros pasos.
Diles que de no ser porque el cielo me tenía una vacante,
mañana despertarías en mis brazos.
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Poema publicado el 18 de Mayo de 2011
Si acaso tuvieses que dar cuenta de mí.
Si se te cerrasen las opciones al silencio y
se desatasen las interrogantes por mi persona,
no te abrumes con verdades.
Cuenta los cuentos que me contabas:
diles que fui un santo y te adoraba,
que asumí mi rol con devoción
y mi papel con respeto;
que nunca hubo ocasión de disfrazar la verdad,
que mi corazón tenía patente
en el registro de tus besos.
Invéntate un mundo a tus necesidades:
exalta mis virtudes y omite mis iniquidades,
que nunca ha sido derroche de buen juicio
prolongar errores y posponer revoluciones.
Diseña a modo las palabras que te vistan con decoro,
allégate de términos bondadosos
para exaltar tu elección.
Diles a todos que tu nombre habitaba en mi ventrículo izquierdo
y que el mío se había hospedado en tus fantasías,
diles que tus ideas comulgaban con las mías,
que nuestras pupilas al unísono se orientaban,
que el mañana nunca nos espantó y
que el presente nunca fue suficiente para
desorientar nuestros pasos.
Diles que de no ser porque el cielo me tenía una vacante,
mañana despertarías en mis brazos.
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