Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Dónde estarás ahora? Eras tan dulce, niño
de los cabellos rubios y los ojos de acero...
Niño que a pesar mÃo fuiste mi prisionero,
¡Oh, mi pálido niño!
Tan humilde era el beso que besaba mis plantas,
con tan honda delicia, con tan lÃmpida queja,
que a medida que el tiempo va pasando y se aleja
lo desean mis plantas.
Te quedabas callado en las tardes de oro
cuando un libro en las manos nos ponÃa tristeza,
y luego en mis rodillas caÃa tu cabeza
como un copo de oro.
Entonces de tu alma ascendÃan perfumes
hasta el alma cansada que agobiaba mi pecho...
¡Oh, tu alma... tan fresca como rama de helecho!
AscendÃa en perfumes.
Niño que yo adoraba... Oh tus lágrimas blancas
que regaban copiosas la palabra imposible,
fui tu hermana discreta, niño triste y sensible
de las lágrimas blancas.
Como a ti no amé a nadie, niño dulce y sombrÃo
que lloraste en mis brazos mi desvÃo prudente.
Te amará mi recuerdo inacabablemente,
niño dulce y sombrÃo.
Vamos hacia los árboles... El sueño
se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma
adormecida de perfume agreste,
pero calla, no hables, sé piadoso;
no despiertes los pájaros que duermen.
Amor
Amistad
Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
Otra CategorÃa