Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Todo en ella encantaba, todo en ella atraÃa:
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluÃa.
Era "llena de gracia", como el AvemarÃa;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
Ingenua como el agua, diáfana como el dÃa,
rubia y nevada como Margarita sin par,
al influjo de su alma celeste amanecÃa...
Era llena de gracia, como el AvemarÃa;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
Cierta dulce y amable dignidad la investÃa
de no sé qué prestigio lejano y singular.
Más que muchas princesas, princesa parecÃa:
era llena de gracia, como el AvemarÃa;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vÃa
dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar,
y cadencias arcanas halló mi poesÃa.
Era llena de gracia, como el AvemarÃa;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
!Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diez años fue mÃa;
pero flores tan bellas nunca pueden durar!
¡Era llena de gracia, como el AvemarÃa,
y a la Fuente de gracia, de donde procedÃa,
se volvió... como gota que se vuelve a la mar!
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