El infierno celoso
Poema publicado el 05 de Diciembre de 2024
El infierno celoso
Pensé que lo más difícil sería encontrarte
entre el matiz de las puertas de la escuela
y los pasillos que susurran lo peor.
Difícil, porque tu mirar está perdido
en el nublar del enojo.
Esos ojos rasgados, tan preciosos,
miran con desprecio mis palabras,
rompiéndome en cada intento de acercarme.
El propio infierno se pone celoso
del sufrimiento que ejerces día con día en mí,
con tu sonrisa revolotera
en las palmas de mis amigas,
pero nunca en las de mi mano.
Esa sonrisa es tan falsa,
y aun así trato de revestirla de credibilidad.
"Ya no te quiero ver", me digo,
pero temo abrir los ojos
y no encontrarte
en el escenario del teatro,
desaparecido entre la oscuridad del reflector
o en escena, con la claridad nula a tus espaldas,
mientras yo, temerosa,
espero una palabra,
un acercamiento
que dote de alegría mi alma con tu compañía.
Solo me quedan las lágrimas
que alguna vez sacaste
con un beso tierno en la mejilla,
en la frente,
en mi ser.
Como la lluvia a la tierra,
espero encontrar un tallo,
un único tallo,
débil, recién cortado,
con aroma a tierra mojada
en la noche de faros oscuros.
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Poema publicado el 05 de Diciembre de 2024
El infierno celoso
Pensé que lo más difícil sería encontrarte
entre el matiz de las puertas de la escuela
y los pasillos que susurran lo peor.
Difícil, porque tu mirar está perdido
en el nublar del enojo.
Esos ojos rasgados, tan preciosos,
miran con desprecio mis palabras,
rompiéndome en cada intento de acercarme.
El propio infierno se pone celoso
del sufrimiento que ejerces día con día en mí,
con tu sonrisa revolotera
en las palmas de mis amigas,
pero nunca en las de mi mano.
Esa sonrisa es tan falsa,
y aun así trato de revestirla de credibilidad.
"Ya no te quiero ver", me digo,
pero temo abrir los ojos
y no encontrarte
en el escenario del teatro,
desaparecido entre la oscuridad del reflector
o en escena, con la claridad nula a tus espaldas,
mientras yo, temerosa,
espero una palabra,
un acercamiento
que dote de alegría mi alma con tu compañía.
Solo me quedan las lágrimas
que alguna vez sacaste
con un beso tierno en la mejilla,
en la frente,
en mi ser.
Como la lluvia a la tierra,
espero encontrar un tallo,
un único tallo,
débil, recién cortado,
con aroma a tierra mojada
en la noche de faros oscuros.
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