En el imperio de las sombras
Poema publicado el 15 de Agosto de 2021
Detonaciones lejanas rasgan el silencio de la profunda noche
en horas en que ya nadie anda por las calles;
¿serán de petardos iniciando los festejos del venerado santo
o los del onomástico del carismático caudillo?
A las primeras detonaciones siguen cortas pausas de silencio
tras las cuales suena otra tanda de estampidos,
que ahora no parecen de petardos sino de armas de fuego;
¿peligrosos reos fugitivos fueron vistos tal vez
andando agazapados por las calles tenebrosas
tímidamente iluminadas por raleados focos del alumbrado?
Las abuelas con miedo miran por las ventanas luego de santiguarse
y ver que todos los nietos están adentro;
las conversaciones son en apagados susurros.
Alguien encendió la radio, que emitía las voces de un oyente
diciendo que siniestras figuras con forma de grandes perros
de ojos centelleantes recorrían las calles del alejado barrio.
Un viejo se golpeaba el pecho mientras tosía.
De pronto un alarido espantoso desgarró la noche,
que fue repetido por ecos que se fueron extinguiendo.
Al despuntar la aurora comenzaron las aves a cantar.
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Poema publicado el 15 de Agosto de 2021
Detonaciones lejanas rasgan el silencio de la profunda noche
en horas en que ya nadie anda por las calles;
¿serán de petardos iniciando los festejos del venerado santo
o los del onomástico del carismático caudillo?
A las primeras detonaciones siguen cortas pausas de silencio
tras las cuales suena otra tanda de estampidos,
que ahora no parecen de petardos sino de armas de fuego;
¿peligrosos reos fugitivos fueron vistos tal vez
andando agazapados por las calles tenebrosas
tímidamente iluminadas por raleados focos del alumbrado?
Las abuelas con miedo miran por las ventanas luego de santiguarse
y ver que todos los nietos están adentro;
las conversaciones son en apagados susurros.
Alguien encendió la radio, que emitía las voces de un oyente
diciendo que siniestras figuras con forma de grandes perros
de ojos centelleantes recorrían las calles del alejado barrio.
Un viejo se golpeaba el pecho mientras tosía.
De pronto un alarido espantoso desgarró la noche,
que fue repetido por ecos que se fueron extinguiendo.
Al despuntar la aurora comenzaron las aves a cantar.
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