Perincrator
Poema publicado el 09 de Agosto de 2015
Te ruego, perincrator, des tu bendición
a mi logro tan apreciado por mí,
pero que andará bajo la luz de los relámpagos
por las calles del pueblo
como amenazado de irrealidad
mientras no se la des,
¿de dónde provienes, perincrator?
Que tú veas mi logro
desde atrás de la cortina de la lluvia
o lo percibas con cualquiera de los demás sentidos
me llena de felicidad, perincrator,
como si mi madre volviera a aprisionar mi mano
con las suyas temblorosas.
Se que lo estás percibiendo
pues el follaje que oculta tu rostro
a veces es apartado por el viento;
¿con quién conversas en tu horrenda soledad?
eres la fragua donde se templan los logros,
donde adquieren definición;
y la prueba de que tal eres
es que me pone feliz que observes el mío.
Se que estás tras los follajes batidos por la lluvia,
se que eres la sombra que de pronto se insinúa
en los barquinazos;
¿qué eres, qué haces escondido entre el follaje?
Cumple tu misión,
jamás preguntes por qué debes cumplirla,
confórmate con mirar los techos de las casas,
las reverberaciones, al hombre
que desde lo lejos saluda con la mano.
Porque ese hombre eres tú, perincrator.
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Poema publicado el 09 de Agosto de 2015
Te ruego, perincrator, des tu bendición
a mi logro tan apreciado por mí,
pero que andará bajo la luz de los relámpagos
por las calles del pueblo
como amenazado de irrealidad
mientras no se la des,
¿de dónde provienes, perincrator?
Que tú veas mi logro
desde atrás de la cortina de la lluvia
o lo percibas con cualquiera de los demás sentidos
me llena de felicidad, perincrator,
como si mi madre volviera a aprisionar mi mano
con las suyas temblorosas.
Se que lo estás percibiendo
pues el follaje que oculta tu rostro
a veces es apartado por el viento;
¿con quién conversas en tu horrenda soledad?
eres la fragua donde se templan los logros,
donde adquieren definición;
y la prueba de que tal eres
es que me pone feliz que observes el mío.
Se que estás tras los follajes batidos por la lluvia,
se que eres la sombra que de pronto se insinúa
en los barquinazos;
¿qué eres, qué haces escondido entre el follaje?
Cumple tu misión,
jamás preguntes por qué debes cumplirla,
confórmate con mirar los techos de las casas,
las reverberaciones, al hombre
que desde lo lejos saluda con la mano.
Porque ese hombre eres tú, perincrator.
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