Mi último poema
Poema publicado el 12 de Julio de 2011
MI ÚLTIMA ORACIÓN POR VOS
Dios mío, me he vuelto mendigo de justicia
Y solo recibí oprobio, burla y desdén,
Emprendí cruzada para luchar y defender
La razón, nuestra razón,
Y solo recibí golpe tras golpe
Hasta sangrarme el valor.
Ya no puedo más Señor
Me han vencido,
Nos han vencido
Y lo peor, es que callan,
Cierran los ojos
Cruzan los brazos
Y entregan su alma
Sin luchar.
¿Dios, acaso ya su fe no tiene valor?
Acaso su dignidad tiene precio
Acaso su valor no tiene ideal
Acaso el omitir les hace libres
Y permiten pisotear su patria
Su bandera, sus ideales
Su orgullo y su honor.
Ya no más Señor,
Dejo en tus manos
El silencio de los sacerdotes custodios
Dejo en tus manos la lenidad de las autoridades
Dejo en tus manos la traición de los dirigentes
Dejo en tus manos la complicidad silenciosa
De los comunicadores, un pueblo que calla
Y una grey de danzarines sometida.
Dejo en tus manos mi alma
Lo mismo que dejo mi fe,
El amor a mi tierra,
El respeto a mis semejantes
Y el desprecio a mis enemigos,
Dejo en tus manos Señor,
Para junto a ellos también ser juzgado.
Perdóname por abandonar el cometido,
Pero sin tu ayuda, sin la ayuda de la Virgen,
Y ante un pueblo que no le importa nada,
Nada, nada se puede.
Perdón por intentar ser diferente,
Perdón Señor por haber creído y tenido fe
También en la gente.
AMEN.
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Poema publicado el 12 de Julio de 2011
MI ÚLTIMA ORACIÓN POR VOS
Dios mío, me he vuelto mendigo de justicia
Y solo recibí oprobio, burla y desdén,
Emprendí cruzada para luchar y defender
La razón, nuestra razón,
Y solo recibí golpe tras golpe
Hasta sangrarme el valor.
Ya no puedo más Señor
Me han vencido,
Nos han vencido
Y lo peor, es que callan,
Cierran los ojos
Cruzan los brazos
Y entregan su alma
Sin luchar.
¿Dios, acaso ya su fe no tiene valor?
Acaso su dignidad tiene precio
Acaso su valor no tiene ideal
Acaso el omitir les hace libres
Y permiten pisotear su patria
Su bandera, sus ideales
Su orgullo y su honor.
Ya no más Señor,
Dejo en tus manos
El silencio de los sacerdotes custodios
Dejo en tus manos la lenidad de las autoridades
Dejo en tus manos la traición de los dirigentes
Dejo en tus manos la complicidad silenciosa
De los comunicadores, un pueblo que calla
Y una grey de danzarines sometida.
Dejo en tus manos mi alma
Lo mismo que dejo mi fe,
El amor a mi tierra,
El respeto a mis semejantes
Y el desprecio a mis enemigos,
Dejo en tus manos Señor,
Para junto a ellos también ser juzgado.
Perdóname por abandonar el cometido,
Pero sin tu ayuda, sin la ayuda de la Virgen,
Y ante un pueblo que no le importa nada,
Nada, nada se puede.
Perdón por intentar ser diferente,
Perdón Señor por haber creído y tenido fe
También en la gente.
AMEN.
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