Niños de guerra
Poema publicado el 17 de Junio de 2009
Tristeza y opresión,
Llanto, bajo un techo de cartón,
hambre y ansiedad,
hoy los juguetes de los niños,
son las armas de metralla,
son los trozos de metal.
Canteras elevadas,
sin colores de esperanza,
encerradas,
totalmente sin nada.
¿Cuanto das?
por la sonrisa dibujada en un papel,
del que tiene y que le sobra,
y a otros, los sueños les roba.
Hoy los Juglares ya no narran,
solo lloran,
en sonidos de lamento acompasados,
en un silencio por la guerra,
destrozado.
Son los niños,
en la guerra, desolados.
Vientres vacíos, ojos secos de llorar.
cuando entenderán que no se nace,
ni se vive, de matar.
Solo se alimenta de carroña,
el más fuerte.
El que nunca sintió a la vida,
el que rinde homenaje a la muerte,
El que saborea las heridas,
y se ensancha a la victoria,
el que sueña en tener Reinados,
y así conservar su gloria.
Ese, que se amamanto de sobras
de ternura y de cariño,
que siempre se piensa adulto,
que nunca se sintió niño.
¿Cuanto tienes, cuanto das?
por mirarte entre tus hijos,
sin las armas de metralla,
sin juguetes, de metal.
Autor:
Beda L. Dominguez
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Poema publicado el 17 de Junio de 2009
Tristeza y opresión,
Llanto, bajo un techo de cartón,
hambre y ansiedad,
hoy los juguetes de los niños,
son las armas de metralla,
son los trozos de metal.
Canteras elevadas,
sin colores de esperanza,
encerradas,
totalmente sin nada.
¿Cuanto das?
por la sonrisa dibujada en un papel,
del que tiene y que le sobra,
y a otros, los sueños les roba.
Hoy los Juglares ya no narran,
solo lloran,
en sonidos de lamento acompasados,
en un silencio por la guerra,
destrozado.
Son los niños,
en la guerra, desolados.
Vientres vacíos, ojos secos de llorar.
cuando entenderán que no se nace,
ni se vive, de matar.
Solo se alimenta de carroña,
el más fuerte.
El que nunca sintió a la vida,
el que rinde homenaje a la muerte,
El que saborea las heridas,
y se ensancha a la victoria,
el que sueña en tener Reinados,
y así conservar su gloria.
Ese, que se amamanto de sobras
de ternura y de cariño,
que siempre se piensa adulto,
que nunca se sintió niño.
¿Cuanto tienes, cuanto das?
por mirarte entre tus hijos,
sin las armas de metralla,
sin juguetes, de metal.
Autor:
Beda L. Dominguez
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