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Angélica - Poemas de Bren Da



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Angélica
Poema publicado el 06 de Mayo de 2021

—¿Por qué estas enojada?—
—¿Por qué no puedo yo, de todas las personas sentirme enojada?—
Me trague las lágrimas que empujaban eufóricas para salir escapando de su eterno encierro.
Estaba tan agotada de siempre ser cuestionada, de ser puesta en dudas ante aquello tan obvio. A veces quisiera que sintieras un poco de preocupación de la que siento a diario, no por querer hacerte sentir el mal que recae en mí, sino, para que entiendas al menos una porción de lo que te amo. Para que, de una vez y por todas puedas ser capaz de ver el amor del que estas rodeada y del cual eres tan ingrata. No sabes lo que yo daría por un mínimo de cuidado con el que te tratan. Las palabras que te dicen te tocan como si se tratara de una muñeca de porcelana antigua, con cuidado de no pasar a llevar ninguna de las fragilidades, con cuidado de no dar pie a que puedas correr hacia ningún lado lejos de nosotros. Todos te amamos Angélica, te amamos con tal intensidad que hemos cuidado cada forma, cada palabra, cada momento. Te hemos dado tanto Angélica, y no sé si es que a mí me ha faltado tanto y por eso puedo verlo o es que no quieres simplemente ver para no corresponder. No entiendo además, porque de todas las personas, yo. ¿Por qué no confías? Entiendo que los demás te han herido o dañado o incluso criticado, pero yo, Angélica, yo que te he apoyado hasta en lo más mentiroso e infame, yo que te he acompañado a revolcarte en el barro, yo que jamás he tirado palabra de juicio alguna sobre ti, yo que he mentido para cubrirte a ti, yo que he arriesgado las migajas de cariño que me dan por ayudarte a correr.
Me he preguntado si es que acaso tu amor tiene otras formas, y las he buscado. Pero en ninguna que conozco encaja. Yo entiendo que eres libre, pero nadie quiere encerrarte o cortarte las alas mucho menos. ¿Por qué corres? ¿De qué corres?
—Siempre se trata de ti— dijiste, como siempre segura de que tus palabras se las va a llevar el viento y no se van a arraigar aquí en mi pecho. Como tantas veces ha sucedido.
Tengo una capacidad de otro mundo cuando se trata de perdonarte a ti.
A veces dices ligero “te amo”. Yo siempre pienso que si no te bastase el “te amo más”, sé que te amé primero.
—A veces me gustaría que acudieras a mí sin dudas ni miedos, estoy cansada de tener que arrancarte las palabras— pienso que no es necesario tanto misterio, pienso que no haces nada malo, pienso que te juzgas a ti misma seguido y quizás no hablas por vergüenza a fallar a tu propia palabra muy a menudo.
El otro día me cuestioné que tipo de vida llevas, alejada siempre de todos y cerca tan cerca, de otros. Pensé por primera vez en mi vida, que quizás si haces cosas malas. Pero como siempre ganas en mí, aun creo que solo tienes vergüenza. ¿De qué? es el tema. Creo que jamás lo voy a saber.
—Perdóname, es que siempre ando en otra— te excusas una vez más en eso.
—Está bien— siempre está bien cuando se trata de ti, estoy tan agotada de haber agotado todas mis formas y herramientas; así que siempre está bien. Espero que nada de esto dure hasta tus treinta, o peor; hasta siempre.
No lo merezco y lo sabes, a veces te das cuenta de la brutalidad innecesaria de tus palabras contra mí. También a veces creo que es mi eterno karma ante mi brutalidad en tu infancia. Aún no me perdonas, ¿cierto?
Un abrazo siempre cierra los minúsculos diálogos que intentamos tener. Siempre nos es más fácil hablar de banalidades como recuerdos y momentos divertidos. Un Abrazo y fin.
—Te amo—
—Yo también te amo— camuflo otra vez mi amor, y te dejo creer nuevamente que estamos a la par.


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