Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Me pregunto si un hombre, ante estas playas,
tiene derecho a que se acuerden
de su amor, de lo que antes pronunciaron
sus labios, de sus pasos por los caminos
con sol, o de sus manos
que en la noche se hundÃan alguna vez, o iban
entrelazadas a las tuyas
como a un presente vivo de cristales.
Y si asà fuera, si tú me esperaras,
he de tender los brazos en este mar del norte
y arribarÃa a ti.
Porque si en este instante tú estás allà con
caracolas,
acercando tu olvido a mis palabras,
y si las sientes como verdaderas,
yo no estoy olvidado.
Diez, doce barcas de los pescadores,
como atadas también a mi esperanza,
están aquà y están tirando
de mà mismo, o quizá
no estén tan cerca y sà en la lejanÃa.
Mi corazón podrÃa recordarlas,
llevarlas a otro tiempo.
Barcas que vi a tu lado una mañana,
en España, a dos pasos
de la felicidad de estar contigo.
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