Origenes
Poema publicado el 06 de Abril de 2010
Orígenes
Dicen que nacimos de la luz y de la nada
De un obrero de tiempos y de mares
De un terco señor de reglas duras y cánones de acero
De un señor que quema ciudades y aprisiona
En un infierno de azufre y dolores eternos
Al pequeño ser que somos en el interminable
Incesante universo sin fin y sin principio.
Dicen que somos edificios de células y códigos
Marcados por la muerte en sentencias biológicas
Escritas en la sangre y en las médulas.
Dicen que somos menos que las flores de los campos
Y los peces de las oscuridades profundas de los mares.
Dicen que fuimos semidioses en las auroras de los tiempos
De la tierra nueva y las gélidas eras de un tiempo
Verde y una atroz geología.
Dicen que Él nos parió con la palabra.
*****************************************
¿por qué la quiero?
y entonces la quise porque era más fácil quererla
que odiarla u olvidarla
porque me acostumbré al olor de neblina de
sus enaguas
y el sabor salvaje de sus inesperados besos matutinos.
la quise porque quería a otras inalcanzables,
otras que llevaban sus perfumes de cedros frescos
y leve inciensos hindúes quemándose en camas eróticas
en abrazos de mujeres que sabían del Kama Sutra
y antojos de prostitutas parisienses.
la quise y la quiero porque es más fácil alcanzarla en los días
de lluvia y camas frías. Y la quiero porque cuesta encontrar
al amor y el amor entre la multitud que anda
oliendo a hollín y esquinas viejas de quilombos secretos.
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Poema publicado el 06 de Abril de 2010
Orígenes
Dicen que nacimos de la luz y de la nada
De un obrero de tiempos y de mares
De un terco señor de reglas duras y cánones de acero
De un señor que quema ciudades y aprisiona
En un infierno de azufre y dolores eternos
Al pequeño ser que somos en el interminable
Incesante universo sin fin y sin principio.
Dicen que somos edificios de células y códigos
Marcados por la muerte en sentencias biológicas
Escritas en la sangre y en las médulas.
Dicen que somos menos que las flores de los campos
Y los peces de las oscuridades profundas de los mares.
Dicen que fuimos semidioses en las auroras de los tiempos
De la tierra nueva y las gélidas eras de un tiempo
Verde y una atroz geología.
Dicen que Él nos parió con la palabra.
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¿por qué la quiero?
y entonces la quise porque era más fácil quererla
que odiarla u olvidarla
porque me acostumbré al olor de neblina de
sus enaguas
y el sabor salvaje de sus inesperados besos matutinos.
la quise porque quería a otras inalcanzables,
otras que llevaban sus perfumes de cedros frescos
y leve inciensos hindúes quemándose en camas eróticas
en abrazos de mujeres que sabían del Kama Sutra
y antojos de prostitutas parisienses.
la quise y la quiero porque es más fácil alcanzarla en los días
de lluvia y camas frías. Y la quiero porque cuesta encontrar
al amor y el amor entre la multitud que anda
oliendo a hollín y esquinas viejas de quilombos secretos.
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