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Carta a una colegiala - Poemas de César Dávila Andrade



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Categoría: Poemas de Amor
Carta a una colegiala
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

       

Para leer esta carta
baja hasta nuestro río.
Escucharás, de pronto, una cosecha de aire               
pasar sollozando en la corriente.
Escucharás la desnudez unánime               
del agua y el sonido.
Y el rumor del minuto más antiguo
formado con el átomo de un día.
Mas, de repente, escucharás, oh bella música femenina,              
la catarata inmóvil del silencio.

              

Entonces, te hablaré desde las letras:               
Era enero. Salimos del colegio.

              

Veo tu blusa de naranja ilesa.
Tus principiantes senos de azucena,               
y siento que me duele la memoria.

              

Bella aprendiz de cartas y de      melancolía,
con los ojos cerrados y las bocas unidas,
tomamos esa tarde una lección de idiomas               
sobre el musgo que hablaba de la cartografía.

              

¿Cómo has pasado estas vacaciones?               
¿Sientes alguna vez entre los labios
ese azúcar azul de la distancia?               

              

Mañana son dos años, siete meses.               
Te conocí con toda mi alma ausente;
sufría entonces, por la primavera,               
un bellísimo mal que ya no tengo.

              

Recuerdo: producías con los labios               
un delgado chasquido de violeta.
Pienso en la estatua de aire de tu olvido               
mirándome de todas las esquinas,
mi colegiala mía, música femenina.

              

Tú, en el divino campo. Yo, en la ciudad      terrestre.
La calle pasa con su algarabía.
Un fraile. Unas mujeres de la vida...               
Un niño con un cesto de hortalizas...
Un carro lento dividido en siglos...

              

Mañana entramos ya en el mes de junio.               
Flotarán en su cielo de anchos aires
objetos de uso azul como las aguas;
y una lejana inquietud de rosas               
habrá en el horizonte de la tarde.
En este claro mes de agua plateada               
te conocí. Entonces yo sufría
una enfermedad de primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo ...               

              


              

                                          






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