Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
¿Aún rÃe tu cuerpo con la intensa caricia
de la mano o del aire y en ocasiones reencuentra
en el aire otros cuerpos? Muchos de ellos retornan
con un temblor de la sangre, con una nada. También
el cuerpo
que se tendió a tu flanco te busca en esta nada.
Era un juego liviano pensar que un dÃa
la caricia del alba emergerÃa de nuevo
cual inesperado recuerdo en la nada. Tu cuerpo
despertarÃa una mañana, enamorado
de su propia tibieza, bajo el alba desierta.
Un intenso recuerdo te atravesarÃa
y una intensa sonrisa. ¿No regresa aquel alba?
Aquella fresca caricia se habrÃa apretado a tu cuerpo
en el aire, en la Ãntima sangre,
y habrÃas sabido que el tibio instante
respondÃa en el alba a un temblor distinto,
un temblor de la nada. Lo habrÃas sabido
igual que, un dÃa lejano, supiste que un cuerpo
se tendÃa a tu lado.
DormÃas con ligereza
bajo un aire risueño de efÃmeros cuerpos,
enamorada de una nada. Y la intensa sonrisa
te atravesó abriéndote los ojos asombrados.
¿Nunca más regresó, de la nada, aquel alba?
Versión de Carles José i Solsora
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