Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Sin embargo,
sin embargo,
sin embargo... No me
fÃo de mÃ. Nada es
permanente. Menos
lo es la palabra. Esto
tampoco,
esto tampoco,
esto tampoco. No me fÃo,
no te fÃes de quien
dice, de quien
habla, de lo que se
dice, de lo que dices,
de lo que digo,
no me fÃes,
no te fÃo.
La lucidez es una chispa, un
estado de conciencia
en las multiplicadas estancias
de la conciencia o que hacen
conciencia, las estancias
que se alargan, se prolongan, se
continúan, y asÃ
se le llama conciencia
a aquella continuidad.
No me fÃo, no te
fÃes de las estancias,
se estrechan,
se acortan,
se invaden,
desaparecen,
la lucidez es un instante
entre estancias,
ventanas en la mónada que
si permanece bajo
la luz del foco se hace estancia,
también ella, y sufre
las mismas convulsiones.
Sin embargo,
sin embargo,
sin embargo... lo
que intuyo ahora
se borrará mañana,
luego,
ahora,
apenas se haga pensamiento,
conciencia: estancia. Atrapamos
la sensación que invade las entrañas,
muy abajo,
muy adentro,
muy homogénea, la atrapamos
y la hacemos eso: "sensación",
la nombramos,
la describimos... la perdemos. Ya
no es ella, ya no es eso, ya no es.
Aún está allà pero
no es lo que digo,
lo es apenas,
no es lo que oÃs,
no es eso, no
os fiéis,
no me fÃes,
no te fÃo.
De nuevo cae la tarde,
mengua la luz.
Los colores del otoño vienen del oeste,
decÃa aquel poeta chino.
El mundo está en mÃ.
No me apartaré.
Acojo todos los colores, el
estÃo dentro de mi otoño,
porque sé que no
hay fin, que no habrá término.
Todo comienza y termina en mÃ.
Yo soy el infinito proyecto de mà misma
por encima de mÃ
me sobrevuelo.
De "Lógica borrosa" 2002
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