Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
A mi esposa
Ahora que empieza a caer, del cielo
de nuestra vida, que sólo nosotros podemos ver,
profundo, estrellado, carne y alma nuestra,
ese polvillo sagaz en tu nocturno pelo,
ahora que el lápiz finísimo, grabando
una medida sagrada, una cantidad misteriosa
del vino que sube en la jarra de la ofrenda,
empieza a trazar, junto a tus ojos, vivos
como ciervos bebiendo en el agua extasiada,
junto a tus labios que han dicho todas las palabras que adoro,
las huellas del tránsito de nuestra juventud,
ahora, lleno de un fuego y de un peso de amor que desconocía
porque estábamos engendrándolo secretamente en nuestro corazón
y es algo mucho más terrible y precioso que el amor
que diariamente conocíamos,
ahora, mujer, ahora, destinada mía,
es cuando quiero hacerte un canto de amor, un homenaje,
que dice únicamente así:
Te amo, lo mismo
en el día de hoy que en la eternidad,
en el cuerpo que en el alma,
y en el alma del cuerpo
y en el cuerpo del alma,
lo mismo en el dolor
que en la bienaventuranza,
para siempre.
Amor
Amistad
Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San Valentín o
Día de los Enamorados
Poemas del Día de la Mujer
Poemas del Día de las Madres
Poemas del Día de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
Otra Categoría